13 Abril 2012
CONFESION. El ex dictador reconoció los secuestros de miles de personas. AFP
BUENOS AIRES.- Pocas dudas quedan acerca del accionar de la dictadura argentina, con su camino de secuestros, torturas y desapariciones, aunque faltaba la confesión de sus perpetradores.
Ahora, y por primera vez, el máximo responsable de la cúpula militar que dio el golpe en 1976, admitió la muerte y desaparición de "7.000 u 8.000 personas". La confesión de Jorge Rafael Videla se publicará en el último libro de Ceferino Reato, "Disposición Final, la confesión de Videla sobre los desaparecidos ".
A lo largo de más de 20 horas de entrevistas, entre octubre de 2011 y marzo de 2012, en su celda de Campo de Mayo, Videla confiesa que hizo desaparecer los restos de detenidos "para no provocar protestas dentro y fuera del país".
"Nuestro objetivo era disciplinar a una sociedad anarquizada -asegura en el libro-. Cada desaparición puede ser entendida ciertamente como el enmascaramiento, el disimulo, de una muerte".
El precio a pagar
En el extenso reportaje, que incluye testimonios de otros jefes militares, guerrilleros, políticos, funcionarios y sindicalistas, el ex dictador describe en forma detallada el método utilizado para llevar a cabo la represión ilegal, justifica el uso de la tortura y destaca la influencia de la "Doctrina Francesa" en la lucha contra las guerrillas.
"Pongamos que eran 7.000 u 8.000 las personas que debían morir para ganar la guerra contra la subversión", asegura Videla en el libro. "Por su preparación militar e ideológica, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) era más enemigo que Montoneros. Montoneros guardaba algo del nacionalismo, del catolicismo, del peronismo con el que había nacido", le dijo a Reato el ex dictador.
Durante las entrevistas, Videla también confesó que el objetivo de las desapariciones era evitar los reclamos por los muertos y obligar a la sociedad a que abandone los reclamos "populistas" y acepte los planes económicos neoliberales.
"No hay listas con el destino final de los desaparecidos. Podría haber listas parciales, pero desprolijas. Nuestro objetivo era disciplinar a una sociedad anarquizada. Con respecto al peronismo, salir de una visión populista, demagógica; con relación a la economía, ir a una economía de mercado, liberal. Queríamos también disciplinar al sindicalismo y al capitalismo prebendario", reconoció en un fragmento del libro, que reproduce Lanacion.com.
"No había otra solución; (en la cúpula militar) estábamos de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra contra la subversión y necesitábamos que no fuera evidente para que la sociedad no se diera cuenta. Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la justicia ni tampoco fusiladas", señaló.
Cadáveres incómodos y "limpieza"
El militar también admite en el libro que hizo desaparecer cuerpos de personas muertas en tiroteos, como el del jefe del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Mario Santucho. ""Era una persona que generaba expectativas; la aparición de ese cuerpo iba a dar lugar a homenajes, a celebraciones. Era una figura que había que opacar", le confesó a Reato.
"La frase 'Solución Final' nunca se usó. 'Disposición Final' fue una frase más utilizada; son dos palabras muy militares y significan sacar de servicio una cosa por inservible. Cuando, por ejemplo, se habla de una ropa que ya no se usa o no sirve porque está gastada, pasa a Disposición Final", señala Videla en el libro.
Los nombres
De acuerdo con los datos que recogió Reato, el país fue dividido en cinco "zonas" antes del golpe del 24 de marzo de 1976, y el jefe de cada uno de esos territorios ordenó entre enero y febrero de aquel año la confección de las listas de personas que debían ser detenidas inmediatamente después del derrocamiento de la presidenta Isabel Perón.
Según militares consultados, esas listas fueron integradas por "líderes sociales" y por "subversivos", cuyos nombres fueron aportados por los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas y de Seguridad pero también por empresarios y ejecutivos, sindicalistas, funcionarios nacionales y provinciales, profesores y dirigentes políticos y estudiantiles. La mayoría de los muertos y desaparecidos proviene de esas listas. (Lanacion.com)
Ahora, y por primera vez, el máximo responsable de la cúpula militar que dio el golpe en 1976, admitió la muerte y desaparición de "7.000 u 8.000 personas". La confesión de Jorge Rafael Videla se publicará en el último libro de Ceferino Reato, "Disposición Final, la confesión de Videla sobre los desaparecidos ".
A lo largo de más de 20 horas de entrevistas, entre octubre de 2011 y marzo de 2012, en su celda de Campo de Mayo, Videla confiesa que hizo desaparecer los restos de detenidos "para no provocar protestas dentro y fuera del país".
"Nuestro objetivo era disciplinar a una sociedad anarquizada -asegura en el libro-. Cada desaparición puede ser entendida ciertamente como el enmascaramiento, el disimulo, de una muerte".
El precio a pagar
En el extenso reportaje, que incluye testimonios de otros jefes militares, guerrilleros, políticos, funcionarios y sindicalistas, el ex dictador describe en forma detallada el método utilizado para llevar a cabo la represión ilegal, justifica el uso de la tortura y destaca la influencia de la "Doctrina Francesa" en la lucha contra las guerrillas.
"Pongamos que eran 7.000 u 8.000 las personas que debían morir para ganar la guerra contra la subversión", asegura Videla en el libro. "Por su preparación militar e ideológica, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) era más enemigo que Montoneros. Montoneros guardaba algo del nacionalismo, del catolicismo, del peronismo con el que había nacido", le dijo a Reato el ex dictador.
Durante las entrevistas, Videla también confesó que el objetivo de las desapariciones era evitar los reclamos por los muertos y obligar a la sociedad a que abandone los reclamos "populistas" y acepte los planes económicos neoliberales.
"No hay listas con el destino final de los desaparecidos. Podría haber listas parciales, pero desprolijas. Nuestro objetivo era disciplinar a una sociedad anarquizada. Con respecto al peronismo, salir de una visión populista, demagógica; con relación a la economía, ir a una economía de mercado, liberal. Queríamos también disciplinar al sindicalismo y al capitalismo prebendario", reconoció en un fragmento del libro, que reproduce Lanacion.com.
"No había otra solución; (en la cúpula militar) estábamos de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra contra la subversión y necesitábamos que no fuera evidente para que la sociedad no se diera cuenta. Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la justicia ni tampoco fusiladas", señaló.
Cadáveres incómodos y "limpieza"
El militar también admite en el libro que hizo desaparecer cuerpos de personas muertas en tiroteos, como el del jefe del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Mario Santucho. ""Era una persona que generaba expectativas; la aparición de ese cuerpo iba a dar lugar a homenajes, a celebraciones. Era una figura que había que opacar", le confesó a Reato.
"La frase 'Solución Final' nunca se usó. 'Disposición Final' fue una frase más utilizada; son dos palabras muy militares y significan sacar de servicio una cosa por inservible. Cuando, por ejemplo, se habla de una ropa que ya no se usa o no sirve porque está gastada, pasa a Disposición Final", señala Videla en el libro.
Los nombres
De acuerdo con los datos que recogió Reato, el país fue dividido en cinco "zonas" antes del golpe del 24 de marzo de 1976, y el jefe de cada uno de esos territorios ordenó entre enero y febrero de aquel año la confección de las listas de personas que debían ser detenidas inmediatamente después del derrocamiento de la presidenta Isabel Perón.
Según militares consultados, esas listas fueron integradas por "líderes sociales" y por "subversivos", cuyos nombres fueron aportados por los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas y de Seguridad pero también por empresarios y ejecutivos, sindicalistas, funcionarios nacionales y provinciales, profesores y dirigentes políticos y estudiantiles. La mayoría de los muertos y desaparecidos proviene de esas listas. (Lanacion.com)