Con la frente en alto
Corría junio de 1966. Nos preparábamos para la celebrar el Sesquicentenario de la Independencia. Como el patio del colegio era chico, íbamos ensayar el desfile en el parque. "Caminen erguidas y muévanse con garbo...", daba la orden en tono bien castizo la madre Jesús Lasterra (q.e.p.d). "Marchen con la frente en alto, orgullosas, como si el presidente Arturo Illía las estuviera mirando..." Todo era algarabía, aunque duró poco. El 28 de junio la Argentina sufrió otro duro revés institucional con el golpe de Onganía... Aquel 9 de Julio desfilamos, pero al llegar al palco oficial no sé por qué razón me largué a llorar. Eso sí, con la frente en alto.

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