08 Abril 2012
READAPTACIÓN. Diego y su familia tuvieron que empezar de cero. LA GACETA / FOTO DE EZEQUIEL LAZARTE
Las masivas protestas que se veían en las calles de nuestro país hace 10 años ahora se ven en España. Para los argentinos que residen allá, esas imágenes les traen al recuerdo dolor e impotencia. Por eso, muchos no dudan en volverse a Argentina, que por estos días se muestra mucho más estable.
"Parece como una película. Hay mucha desconfianza política y en las instituciones. Todos tienen la sensación de que la situación empeorará. Hay un frenazo en la economía. No se salva nadie", describe Diego Rieznik, que volvió hace dos meses después de haber vivido más de 10 años en Salamanca, España. "Cada vez más argentinos se vuelven; a los españoles les está costando mucho superar la crisis. Creo que en eso nosotros estamos en ventaja, porque crecimos acostumbrados a la crisis", reflexiona el tucumano, de 42 años, que desde hace un tiempo se dedica a la venta de material geriátrico.
Según cuenta, lo que más pesó en él y en su esposa Eliana a la hora de decidir el regreso fue que querían volver a estar cerca de su familia. Pensaron en sus hijos, de 6 y 4 años, y no dudaron en regresar. "Sentíamos que si pasaba algo no íbamos a tener a quién recurrir. Además, es duro estar en un país que no es el tuyo. Te falta la historia en común y se extrañan los amigos, los seres queridos", remarca.
"Parece como una película. Hay mucha desconfianza política y en las instituciones. Todos tienen la sensación de que la situación empeorará. Hay un frenazo en la economía. No se salva nadie", describe Diego Rieznik, que volvió hace dos meses después de haber vivido más de 10 años en Salamanca, España. "Cada vez más argentinos se vuelven; a los españoles les está costando mucho superar la crisis. Creo que en eso nosotros estamos en ventaja, porque crecimos acostumbrados a la crisis", reflexiona el tucumano, de 42 años, que desde hace un tiempo se dedica a la venta de material geriátrico.
Según cuenta, lo que más pesó en él y en su esposa Eliana a la hora de decidir el regreso fue que querían volver a estar cerca de su familia. Pensaron en sus hijos, de 6 y 4 años, y no dudaron en regresar. "Sentíamos que si pasaba algo no íbamos a tener a quién recurrir. Además, es duro estar en un país que no es el tuyo. Te falta la historia en común y se extrañan los amigos, los seres queridos", remarca.
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