Malvinas, un reclamo sin tribunales

Malvinas, un reclamo sin tribunales

03 Abril 2012

Por Gabriel Profiti - Columnista de NA

BUENOS AIRES.- Una de las preguntas frecuentes sobre la cuestión Malvinas es por qué la Argentina no habilita una vía judicial internacional directamente contra el Reino Unido para dirimir la soberanía de las islas en disputa y sólo presiona a través de la diplomacia o con acciones contra terceros. La respuesta es sencilla: prácticamente no tiene caminos para hacerlo. Pero la explicación requiere de cierto desarrollo.

Durante los últimos años, efectivamente el Gobierno kirchnerista analizó la viabilidad de llevar adelante distintas presentaciones internacionales contra el Reino Unido, junto con la ofensiva diplomática que desplegó en todo el mundo. La más importante era la de recurrir al Tribunal de La Haya por la disputa de soberanía; pero también se habló de denunciar el hundimiento del crucero General Belgrano como "crimen de guerra", o cuestionar la imposibilidad de los argentinos de residir y/o comprar tierras en las islas.

El tribunal de La Haya laudó en el diferendo entre la Argentina y Uruguay por la pastera Botnia, pero ambos países habían habilitado su competencia al firmar el Estatuto del Río Uruguay (1975) y cada uno podía acudir unilateralmente contra el otro en caso de disputas.

Con el Reino Unido no hay ningún acuerdo de ese tipo, por lo que se necesitaría su consentimiento -imposible en el actual estado de cosas- para que el principal órgano judicial de la ONU pueda intervenir en el conflicto. Tampoco es viable una segunda opción que establece el Estatuto de la Corte Internacional referida a que cualquier Estado miembro puede "hacer aceptaciones de Justicia" con otros países. Esto implica que un Estado pueda someterse a un laudo de La Haya con otro de los firmantes de esos acuerdos.

De hecho, Gran Bretaña aceptó la competencia de la Corte con relación a los demás Estados pero con la reserva de que sea efectiva únicamente para toda disputa que haya surgido o que se refiera a hechos posteriores a 1977. La controversia por Malvinas surgió en el siglo XIX. Si bien la Argentina no hizo esa declaración, tampoco podría avanzar unilateralmente por esta reserva británica.

Hay otra posibilidad de recurrir a La Haya. Sería a partir de una resolución de la Asamblea General o el Consejo de Seguridad de la ONU que propicie pedidos de "opiniones consultivas" al tribunal, pero con carácter "no vinculante".

Londres tiene poder de veto en el Consejo de Seguridad, por lo que esa vía está vedada, mientras que la Argentina dejó en 1989 de recurrir a la Asamblea General, que desde 1982 a 1988 había alumbrado resoluciones favorables para el país. El cambio de estrategia dispuesto por Carlos Menem en torno a la Asamblea General fue mantenido por sus sucesores, que temen perder espacio diplomático ganado durante años de trabajo y plantean la cuestión en el Comité Especial de Descolonización del organismo, que desde 1965 llama anualmente a las partes a restablecer las negociaciones.

Este año Cristina Fernández irá a la sesión de ese Comité, que se reunirá el 14 de junio, justo cuando se cumplen 30 años del fin de la Guerra en el Atlántico Sur.

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