02 Abril 2012
BUENOS AIRES.- "Las Malvinas y las islas del Atlántico Sur son, por historia y geografía, argentinas. Así lo sentimos y lo aprendimos desde la infancia. Por ello, el reclamo de soberanía es legítimo y conforme al derecho internacional. El problema para los argentinos (y nuestros gobiernos) es encontrar el cómo y tener una política de Estado que consiga ser eficaz y lograr su recuperación definitiva. Como consecuencia de la guerra quedaron en suspenso las recomendaciones que efectuaba el Comité de Descolonización y la Asamblea General de la ONU que, desde 1965, instaban al diálogo. Hoy el conflicto vive otras complejidades: pesca, petróleo, proyección sobre la Antártida. Es decir, el eje de la discusión ha tomado otras formas y el riesgo mayor es la definición de la soberanía. Existen otras prioridades de las cuales la Argentina puede beneficiarse, dada nuestra situación geográfica en relación a las islas y a las necesidades de sus habitantes. Por lo tanto, no se deben excluir propuestas que incluyan la cooperación y el diálogo. No 'desmalvinizar', pero sí asumir la realidad y u complejidad, iniciando nuevos caminos con solidaridad, participación, transparencia y diálogo, es la política de Estado que debemos desplegar a futuro". (DyN)
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Islas Malvinas