El juicio por Marita repercute en España

España fue uno de los destinos señalados por algunas mujeres que dijeron haber visto a Marita Verón en los prostíbulos de La Rioja. Cuando la búsqueda de Susana Trimarco se hizo intensa y recibió el apoyo de varios sectores de la sociedad, se cree que los tratantes se vieron obligadas a sacar a la joven del país.

Hasta la península ibérica llegó Trimarco y se metió en prostíbulos de las ciudades de Burgos y Bilbao. Y aunque no hubo ningún rastro del paradero de su hija, el reconocimiento internacional se afianzó, y así lo destacó en su edición dominical el diario El País, de España, que remarcó la importancia del juicio que desde el 8 de febrero se sigue en San Miguel de Tucumán contra 13 personas por el secuestro y la promoción de la prostitución de Marita.

Una de las chicas que fue rescatada en los allanamientos que se realizaron en los burdeles riojanos, afirmó que escuchó a Irma Lidia Medina (una de las acusadas) decir que Marita había sido vendida a España.

Invitación

Con ese dato que le llegó, Trimarco golpeó numerosas puertas hasta que consiguió, por intermedio de la embajada española en Buenos Aires, que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero la invitara a viajar a Madrid.

"A finales de 2007 o principios de 2008 fui a Burgos y hablé con el fiscal de ese lugar, porque supuestamente a Marita se la habían llevado en 2004. En un prostíbulo de Burgos y en otro de Bilbao habían liberado a unas 17 chicas. La mayoría eran argentinas", relató la presidenta de la fundación María de los Ángeles al diario español.

Según información publicada por El País, a Europa llegan, anualmente, alrededor de 500.000 mujeres víctimas de redes de trata de personas, en su mayoría proveniente de países subdesarrollados. En febrero, la Justicia española condenó a Ioan Clamparu, conocido como 'Cabeza de cerdo', a 30 años de prisión por haber sometido a cinco mujeres a explotación sexual.

Clamparu introdujo en España de forma ilegal a más de 600 mujeres, que llegaban engañadas por una falsa promesa laboral. Muchas de estas chicas eran menores de edad, y cada una generaba entre 300 y 600 euros diarios. Por eso, desde España el juicio por Marita se sigue con atención. Todo forma parte de un negocio que trasciende fronteras.