13 Febrero 2012
Cerca del 80% de los chicos con cáncer se curan y el rol de la familia durante el tratamiento es fundamental para que el niño cumpla las indicaciones médicas que lo ayudarán a superar la enfermedad. Así lo afirmaron especialistas de la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC). El miércoles se conmemora el Día Internacional del Cáncer Pediátrico, y los profesionales de la salud aprovechan la fecha para ofrecer un panorama de la actualidad del tema y brindan consejos valiosos para los padres.
Guadalupe Pallotta, médica integrante de la AAOC, sostiene que el cáncer es una enfermedad de baja incidencia en la clínica pediátrica. "Los chicos que la padecen son una población muy pequeña", explicó. Pero advirtió que es la más mortal de las enfermedades en la edad pediátrica, especialmente entre los 10 y 20 años.
"La quimioterapia aplicada para los tumores con alta tasa de proliferación es la que logra mayores respuestas completas y de curación del cáncer en niños -informó Pallotta- Hay un índice de entre el 70 y 80% de chicos con cáncer que se curan".
Momentos complicados
Ante la detección del cáncer en un niño, el pediatra emprende el tratamiento pero -fundamentalmente- debe ser claro al hablar con la familia porque son los padres los que deben aceptarlo. En ese sentido, Pallotta explicó que los chicos aceptan lo que los padres deciden. "Ante estos casos no tienen capacidad de discernir y lo hacen sus padres", destacó.
"Es cierto que cuando irrumpe la enfermedad en los hijos suelen salir a la luz problemas internos de las familias -advirtió la especialistas-. Es un movimiento familiar que implica algunos costos, como por ejemplo la separación de los padres ante el diagnóstico o después del tratamiento".
Según Pallotta, los chicos son verdaderamente pacientes con los médicos porque toleran más que los adultos. "Además hay mucha amistad entre los grupos de pacientes: juegan en la sala de espera y comparten festivales de chicos curados y en tratamiento", remarcó.
La AAOC informó que en los más chicos (hasta el año de vida), los más comunes son los tumores de origen embriológico -como en el aparato genital de las nenas-, mientras que en los adolescentes suelen aparecer tumores óseos y leucemias.
Síntomas y actitud
Guadalupe Rey, jefa de la Unidad de Oncología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, destacó que cuando el tumor se inicia y se diagnostica tempranamente es probable que la enfermedad pueda curarse más fácilmente.
"Por eso, es fundamental que los padres consulten al pediatra ante el cambio de conducta de sus hijos", enfatizó. ¿Cuáles son esos síntomas? Decaimiento, fiebre prolongada, pérdida de peso, dolores en los huesos o aparición de bultos en cualquier punto del cuerpo que puedan descubrir cuando bañan al niño. "Muchas veces se confunden con traumatismos tan frecuentes en esta edad", alertó.
"En pediatría la prevención se logra con el examen del pequeño en forma periódica, ya que no existen exámenes de detección precoz como el papanicolau, la mamografía y la colonoscopía, como en los adultos", ejemplificó la especialista.
Rey sostuvo que si bien para el tratamiento en el menor las decisiones dependen de sus padres, siempre se respetará la individualidad de los chicos. "Se le explicará con palabras que puedan entender cuál es su dolencia y qué procedimientos o tratamiento recibirá -indicó-. Porque la sinceridad en la comunicación y la aceptación de la enfermedad son fundamentales para el largo camino del tratamiento".
Guadalupe Pallotta, médica integrante de la AAOC, sostiene que el cáncer es una enfermedad de baja incidencia en la clínica pediátrica. "Los chicos que la padecen son una población muy pequeña", explicó. Pero advirtió que es la más mortal de las enfermedades en la edad pediátrica, especialmente entre los 10 y 20 años.
"La quimioterapia aplicada para los tumores con alta tasa de proliferación es la que logra mayores respuestas completas y de curación del cáncer en niños -informó Pallotta- Hay un índice de entre el 70 y 80% de chicos con cáncer que se curan".
Momentos complicados
Ante la detección del cáncer en un niño, el pediatra emprende el tratamiento pero -fundamentalmente- debe ser claro al hablar con la familia porque son los padres los que deben aceptarlo. En ese sentido, Pallotta explicó que los chicos aceptan lo que los padres deciden. "Ante estos casos no tienen capacidad de discernir y lo hacen sus padres", destacó.
"Es cierto que cuando irrumpe la enfermedad en los hijos suelen salir a la luz problemas internos de las familias -advirtió la especialistas-. Es un movimiento familiar que implica algunos costos, como por ejemplo la separación de los padres ante el diagnóstico o después del tratamiento".
Según Pallotta, los chicos son verdaderamente pacientes con los médicos porque toleran más que los adultos. "Además hay mucha amistad entre los grupos de pacientes: juegan en la sala de espera y comparten festivales de chicos curados y en tratamiento", remarcó.
La AAOC informó que en los más chicos (hasta el año de vida), los más comunes son los tumores de origen embriológico -como en el aparato genital de las nenas-, mientras que en los adolescentes suelen aparecer tumores óseos y leucemias.
Síntomas y actitud
Guadalupe Rey, jefa de la Unidad de Oncología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, destacó que cuando el tumor se inicia y se diagnostica tempranamente es probable que la enfermedad pueda curarse más fácilmente.
"Por eso, es fundamental que los padres consulten al pediatra ante el cambio de conducta de sus hijos", enfatizó. ¿Cuáles son esos síntomas? Decaimiento, fiebre prolongada, pérdida de peso, dolores en los huesos o aparición de bultos en cualquier punto del cuerpo que puedan descubrir cuando bañan al niño. "Muchas veces se confunden con traumatismos tan frecuentes en esta edad", alertó.
"En pediatría la prevención se logra con el examen del pequeño en forma periódica, ya que no existen exámenes de detección precoz como el papanicolau, la mamografía y la colonoscopía, como en los adultos", ejemplificó la especialista.
Rey sostuvo que si bien para el tratamiento en el menor las decisiones dependen de sus padres, siempre se respetará la individualidad de los chicos. "Se le explicará con palabras que puedan entender cuál es su dolencia y qué procedimientos o tratamiento recibirá -indicó-. Porque la sinceridad en la comunicación y la aceptación de la enfermedad son fundamentales para el largo camino del tratamiento".
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