03 Febrero 2012
TERROR. Algunos pasajeros del crucero Costa Concordia, que naufragó hace unas semanas, registaron los momentos de mayor tensión.
Hasta ahí el viaje iba muy bien. Hacía 30 años que Susana y Raimundo no salían de vacaciones y el cuerpo ya pedía a gritos un cambio de aire. Ahorro, decisiones y una compra que a ella todavía le taladraba la cabeza -y la billetera- fueron necesarios para pasar unos días en San Clemente, a poco más de 200 km de su casa en Mar del Plata. "Despotriqué contra mi marido por haber comprado algo tan caro, y haberla estrenado así...", analiza Susana de Cuevas en una charla telefónica con LA GACETA. Ella es la mujer que el primer día de 2012 filmó la zigzagueante camioneta blanca que provocó el accidente automovilístico y la muerte de Carlos Díaz en la ruta 11.
El 2 de enero los diarios porteños ya publicaban el accidente que le costó la vida al joven de 29 años. Pero era un choque más, una rutina y parte del folclore del éxodo anual de las vacaciones. Hasta que el 11 de enero y gracias al material que aportaron Susana y su familia, se concluyó que el accidente podría haberse evitado si las cosas hubieran funcionado como debían.
El video que dio vueltas por todo el país y que estremeció a los argentinos fue filmado con la pequeña cámara Sony HD que compró Raimundo Cuevas, marido de Susana, para no olvidar nunca esas postergadas vacaciones. Y las recordarán, por supuesto, pero como uno de los episodios más traumáticos de sus vidas. Pero también con la tranquilidad del deber ciudadano cumplido.
1, 2, 3, grabando
"No pares de filmar", le indicaba su yerno, el policía Daniel Laterza mientras perseguía a la Chevrolet S-10 manejada por Tito Choque. Y ella le hizo caso: sin ninguna práctica previa, la mujer que se dedica a limpiar casas de familia se convirtió en la camarógrafa que destapó una olla a presión y que -confía- logrará que esa muerte no quede impune. "Ese chico dio su último respiro en mis pies, yo no podía quedarme con la filmación y no darla a conocer, mi conciencia nunca lo hubiera soportado", asegura Susana (49 años), con la voz todavía quebrada.
Con el avance tecnológico y la portabilidad de los sistemas de registro, los hechos son cada vez más difíciles de mantener en las sombras. Cualquier persona equipada con una cámara de fotos, un celular o una pequeña filmadora puede convertirse en un celoso observador de la realidad y aportar de manera decisiva en la difusión de hechos o colaborar con investigaciones. Desde que los teléfonos inteligentes equipados con cámaras están al alcance de las mayorías, el impulso de registrar hechos cuando las cosas empiezan a enrarecerse ya es algo que surge casi naturalmente. "Creo que la sociedad está más comprometida, pero estas cosas no se planean. Surgió todo tan de golpe...", reflexiona Susana desde su casa en Mar del Plata. "Mi yerno, con 24 años de servicio en la Policía, se dio cuenta de la gravedad de las cosas y nos hizo filmar, pero en ese momento no lo pensamos demasiado, simplemente sabíamos que lo teníamos que grabar", agregó.
Misión cumplida
Con el material en la mano, Susana y Raimundo salieron a recorrer canales y redacciones para mostrar lo que habían registrado. "Al principio nadie nos quería escuchar, anduvimos rebotando por varios medios, nadie se quería comprometer. Hasta que fuimos a Canal 8 de Mar del Plata, con pocas esperanzas, pero logramos difundirlo. Necesitábamos que se conociera el accidente", cuenta Susana.
Lo que más sorprende y entusiasma a este matrimonio es que tras su acto de responsabilidad ciudadana salieron a la luz más filmaciones de denuncia en las rutas. "Es como que a partir de ese video la gente se animó, fue un empujón para mostrar otras infracciones terribles, como choferes de micro hablando por celular o conductores borrachos en el auto", advirtió.
Misión cumplida para ellos, que estuvieron con su cámara donde no llegaron las cámaras de TV y que siguieron el impulso del esto se tiene que conocer. Apretar el botón REC dejó desnuda la negligencia de los controles viales y la falta de reacción de la Policía. Su aporte es otro granito de arena en la guerra contra el no te metás y entraría en lo que suele llamarse "periodismo ciudadano".
"Misión cumplida hasta ahora -aclara Susana en el acto-, vamos a ver qué pasa en lo sucesivo, porque van a aparecer miles de videos como este si no hacen operativos como corresponde. Alguien tiene que salir a dar explicaciones por lo que pasó, hay una familia destruida, yo misma quedé muerta con la muerte de Carlos Díaz", concluye ella desde "La Feliz". Un poco más cerca, en nuestro querido Tucumán, material para los ciudadanos testigos hay de sobra. Si no, pregúntenle a los muchachos de la Dirección de Tránsito, estrellas de primera línea en la película "Unos pesos para la coca".
El 2 de enero los diarios porteños ya publicaban el accidente que le costó la vida al joven de 29 años. Pero era un choque más, una rutina y parte del folclore del éxodo anual de las vacaciones. Hasta que el 11 de enero y gracias al material que aportaron Susana y su familia, se concluyó que el accidente podría haberse evitado si las cosas hubieran funcionado como debían.
El video que dio vueltas por todo el país y que estremeció a los argentinos fue filmado con la pequeña cámara Sony HD que compró Raimundo Cuevas, marido de Susana, para no olvidar nunca esas postergadas vacaciones. Y las recordarán, por supuesto, pero como uno de los episodios más traumáticos de sus vidas. Pero también con la tranquilidad del deber ciudadano cumplido.
1, 2, 3, grabando
"No pares de filmar", le indicaba su yerno, el policía Daniel Laterza mientras perseguía a la Chevrolet S-10 manejada por Tito Choque. Y ella le hizo caso: sin ninguna práctica previa, la mujer que se dedica a limpiar casas de familia se convirtió en la camarógrafa que destapó una olla a presión y que -confía- logrará que esa muerte no quede impune. "Ese chico dio su último respiro en mis pies, yo no podía quedarme con la filmación y no darla a conocer, mi conciencia nunca lo hubiera soportado", asegura Susana (49 años), con la voz todavía quebrada.
Con el avance tecnológico y la portabilidad de los sistemas de registro, los hechos son cada vez más difíciles de mantener en las sombras. Cualquier persona equipada con una cámara de fotos, un celular o una pequeña filmadora puede convertirse en un celoso observador de la realidad y aportar de manera decisiva en la difusión de hechos o colaborar con investigaciones. Desde que los teléfonos inteligentes equipados con cámaras están al alcance de las mayorías, el impulso de registrar hechos cuando las cosas empiezan a enrarecerse ya es algo que surge casi naturalmente. "Creo que la sociedad está más comprometida, pero estas cosas no se planean. Surgió todo tan de golpe...", reflexiona Susana desde su casa en Mar del Plata. "Mi yerno, con 24 años de servicio en la Policía, se dio cuenta de la gravedad de las cosas y nos hizo filmar, pero en ese momento no lo pensamos demasiado, simplemente sabíamos que lo teníamos que grabar", agregó.
Misión cumplida
Con el material en la mano, Susana y Raimundo salieron a recorrer canales y redacciones para mostrar lo que habían registrado. "Al principio nadie nos quería escuchar, anduvimos rebotando por varios medios, nadie se quería comprometer. Hasta que fuimos a Canal 8 de Mar del Plata, con pocas esperanzas, pero logramos difundirlo. Necesitábamos que se conociera el accidente", cuenta Susana.
Lo que más sorprende y entusiasma a este matrimonio es que tras su acto de responsabilidad ciudadana salieron a la luz más filmaciones de denuncia en las rutas. "Es como que a partir de ese video la gente se animó, fue un empujón para mostrar otras infracciones terribles, como choferes de micro hablando por celular o conductores borrachos en el auto", advirtió.
Misión cumplida para ellos, que estuvieron con su cámara donde no llegaron las cámaras de TV y que siguieron el impulso del esto se tiene que conocer. Apretar el botón REC dejó desnuda la negligencia de los controles viales y la falta de reacción de la Policía. Su aporte es otro granito de arena en la guerra contra el no te metás y entraría en lo que suele llamarse "periodismo ciudadano".
"Misión cumplida hasta ahora -aclara Susana en el acto-, vamos a ver qué pasa en lo sucesivo, porque van a aparecer miles de videos como este si no hacen operativos como corresponde. Alguien tiene que salir a dar explicaciones por lo que pasó, hay una familia destruida, yo misma quedé muerta con la muerte de Carlos Díaz", concluye ella desde "La Feliz". Un poco más cerca, en nuestro querido Tucumán, material para los ciudadanos testigos hay de sobra. Si no, pregúntenle a los muchachos de la Dirección de Tránsito, estrellas de primera línea en la película "Unos pesos para la coca".
Los aliados de la información
- CELULAR. Por menos de $300, un celular con cámara se convierte en el gadget que más ayuda al "periodista ciudadano". Hoy en día, hasta los modelos más baratos incluyen la capacidad de filmar y de registrar sonido, además de ser el elemento que más inadvertido pasa a la hora de capturar imágenes en situaciones complicadas. Obviamente, cuanto mejor sea el celular y su cámara, mejor será la calidad del registro. Los smartphones u otros móviles con conexión a Internet, como las tablets, permiten tomar imágenes y enviarlas en el acto a las redes sociales o enviarlas por mail a los medios para hacer conocer la noticia en el instante.
- FILMADORAS DE MANO. Para estas hay que empezar a pensar en los $1.600 para arriba. La ventaja es que filman en altísima calidad y que cuentan con un zoom importante, lo que permite llegar mucho más lejos sin acercarse tanto a lo que se está filmando. Vienen en diferentes formatos y ya están prácticamente en desuso las de casettes magnéticos y mini DVD. Las más prácticas son las que registran en tarjetas de memoria o las que vienen con un disco rígido interno.
- FILMADORAS HD COMPACTAS. Cuestan alrededor de $1.000 y tienen el mismo tamaño y formato que un celular. Permiten tomar fotos y filmar en gran calidad, para capturar imágenes que puedan reproducirse en cualquier medio.
- CÁMARA DE FOTOS DIGITAL. La gran mayoría de las cámaras de fotos digitales que usamos corrientemente cuentan también con la función para filmar. Cada vez aparecen cámaras más pequeñas que permiten llevarlas todo el día encim