15 Enero 2012
EL CAIRO/BAGDAD.- Al menos 61 peregrinos chiítas murieron ayer y otros 139 resultaron heridos en un atentado suicida en la ciudad iraquí de Basora, en el sur del país, cuando se dirigían a una importante ceremonia religiosa que se celebra en Kerbala.
A pesar de la fuertes medidas de seguridad, el atacante consiguió hacer detonar una letal carga en medio de la multitud que iba camino a una mezquita. Entre las víctimas hay mujeres y niños. Según los testigos, el agresor comenzó a repartir galletas y cuando la Policía se le acercó para interrogarlo, activó los explosivos de su cinturón.
Ayer peregrinaron millones de fieles a Kerbala, para conmemorar hasta hoy el fin del duelo por la muerte, en el año 680, del imán Hussein Bin Ali, el nieto del profeta Mahoma. En los últimos años, durante la festividad del Arbain, se produjeron atentados mortales atribuidos a Al Qaeda o a sectores musulmanes radicalizados insurgentes.
Pese al miedo, los musulmanes no dejan de peregrinar y en la mezquita de destino se esperaban 5.500 grupos de caminantes, hasta completar las 15 millones de personas. "Pese a las amenazas y al agotamiento, vamos a participar en la ceremonia. Nunca dejaremos de hacerlo, hagan lo que hagan los terroristas", dijo Adil Salim. También llegaron delegaciones de China, Pakistán, Bahrein, Irán, Líbano, Arabia Saudita, Kuwait, Tanzania y la India.
Crisis política
Desde la retirada a fines de diciembre de las tropas estadounidenses (fueron trasladadas a la vecina Kuwait), Irak ha sufrido numerosos atentados graves (el 5 de este mes, murieron 70 personas en una ola de ataques), y algunos analistas los relacionan con el recrudecimiento del enfrentamiento político entre chiítas y sunitas, dos ramas del Islam. Varios dirigentes de ambas vertientes ya habían expresado en las últimas semanas la preocupación ante la posibilidad de un resurgimiento de ola de violencia confesional que dejó decenas de miles de muertos entre 2006 y 2007.
El conflicto paraliza al Gobierno iraquí, sumido en una crisis sin solución tras la orden de arresto emitida contra el vicepresidente sunita, Tarek al Hashemi, en diciembre por su supuesta vinculación con actos de terrorismo. El primer ministro es el chiíta Nuri al Maliki.
Los chiítas constituyen cerca de dos tercios de los 30 millones de iraquíes; el resto es sunita.
Por otro lado, tres policías murieron y cuatro civiles resultaron heridos por el estallido de una bomba junto a otro grupo de peregrinos chiítas en Mosul, al norte de Bagdad. (Télam-AFP-DPA)
A pesar de la fuertes medidas de seguridad, el atacante consiguió hacer detonar una letal carga en medio de la multitud que iba camino a una mezquita. Entre las víctimas hay mujeres y niños. Según los testigos, el agresor comenzó a repartir galletas y cuando la Policía se le acercó para interrogarlo, activó los explosivos de su cinturón.
Ayer peregrinaron millones de fieles a Kerbala, para conmemorar hasta hoy el fin del duelo por la muerte, en el año 680, del imán Hussein Bin Ali, el nieto del profeta Mahoma. En los últimos años, durante la festividad del Arbain, se produjeron atentados mortales atribuidos a Al Qaeda o a sectores musulmanes radicalizados insurgentes.
Pese al miedo, los musulmanes no dejan de peregrinar y en la mezquita de destino se esperaban 5.500 grupos de caminantes, hasta completar las 15 millones de personas. "Pese a las amenazas y al agotamiento, vamos a participar en la ceremonia. Nunca dejaremos de hacerlo, hagan lo que hagan los terroristas", dijo Adil Salim. También llegaron delegaciones de China, Pakistán, Bahrein, Irán, Líbano, Arabia Saudita, Kuwait, Tanzania y la India.
Crisis política
Desde la retirada a fines de diciembre de las tropas estadounidenses (fueron trasladadas a la vecina Kuwait), Irak ha sufrido numerosos atentados graves (el 5 de este mes, murieron 70 personas en una ola de ataques), y algunos analistas los relacionan con el recrudecimiento del enfrentamiento político entre chiítas y sunitas, dos ramas del Islam. Varios dirigentes de ambas vertientes ya habían expresado en las últimas semanas la preocupación ante la posibilidad de un resurgimiento de ola de violencia confesional que dejó decenas de miles de muertos entre 2006 y 2007.
El conflicto paraliza al Gobierno iraquí, sumido en una crisis sin solución tras la orden de arresto emitida contra el vicepresidente sunita, Tarek al Hashemi, en diciembre por su supuesta vinculación con actos de terrorismo. El primer ministro es el chiíta Nuri al Maliki.
Los chiítas constituyen cerca de dos tercios de los 30 millones de iraquíes; el resto es sunita.
Por otro lado, tres policías murieron y cuatro civiles resultaron heridos por el estallido de una bomba junto a otro grupo de peregrinos chiítas en Mosul, al norte de Bagdad. (Télam-AFP-DPA)