04 Diciembre 2011
DESTRUIDO. La figura de Julio Argentino Roca no cabe en el relato oficial. PORTAL.EDUC.AR
La Junta de Estudios Históricos de Tucumán cuestionó la creación del Instituto Nacional de Doctrina Histórica e Iberoamericana o de Revisionismo Histórico Argentino y Latinoamericano "Manuel Dorrego" y criticó a Mario "Pacho" O?Donnell, director del organismo.
"Lo integrarían treinta historiadores de la corriente revisionista y su director sería Mario Pacho O?Donnell quien ha declarado que el objetivo del Instituto es construir una historia ?democrática, nacional, popular y federalista? que sea alternativa a la llamada ?Historia oficial? a la que calificó como liberal, oligárquica, porteñista, antipopular y antiprovincial", destacan los miembros de la Junta.
Los historiadores opinan que esas calificaciones ponen en evidencia "una actitud peyorativa y sancionadora respecto de lo que se ha venido investigando y escribiendo sobre la Historia Nacional e Iberoamericana -desde diferentes y, a veces, encontrados puntos de vista- durante más de un siglo, tanto por investigadores que trabajan en forma independiente, como por aquellos que lo hacen en las universidades estatales o privadas o en instituciones dedicadas a la investigación histórica como es la Junta de Estudios Históricos de Tucumán".
"Esto induce a temer que los estudios que se realicen en el Instituto no estén inspirados por la objetividad requerida para realizar una auténtica tarea de revisión e investigación histórica, responsable y libre de preconceptos", añaden Ventura Murga y Teresa Piossek Prebisch, secretario y presidente, respectivamente, del centro de estudios.
Advierten que la historia de un país maduro "precisa de todas las voces acerca del pasado para que resulte creíble, pero es indudable que la ciencia histórica debe tener cuidado en no forzar la interpretación al servicio de intereses políticos e ideológicos".
Señalan como ejemplos de lo que antecede la descalificación de Julio Argentino Roca; la indiferencia hacia Juan Bautista Alberdi y Domingo Faustino Sarmiento en ocasión de sus bicentenarios; el silenciamiento de la trascendencia continental de la Batalla del 24 de Septiembre de 1812 durante los festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo, entre otros casos. "Esas actitudes no son un modo de ?Hacer la Historia?; el historiador debe mostrar los hechos y circunstancias de las acciones de los individuos y grupos para comprender sus decisiones en el contexto de su época, no para juzgarlos y condenarlos desde la coyuntura política del cronista. Por otro lado -concluyen- O?Donnell, limitado a los parámetros de medición de productividad ?porteñistas?, parece no haberse enterado que la historiografía argentina ha crecido con vigor durante las últimas décadas y que mucho de esa nueva historiografía se ha producido en las provincias sin necesidad de la existencia de un Instituto "democrático, nacional, popular y federalista".
"Lo integrarían treinta historiadores de la corriente revisionista y su director sería Mario Pacho O?Donnell quien ha declarado que el objetivo del Instituto es construir una historia ?democrática, nacional, popular y federalista? que sea alternativa a la llamada ?Historia oficial? a la que calificó como liberal, oligárquica, porteñista, antipopular y antiprovincial", destacan los miembros de la Junta.
Los historiadores opinan que esas calificaciones ponen en evidencia "una actitud peyorativa y sancionadora respecto de lo que se ha venido investigando y escribiendo sobre la Historia Nacional e Iberoamericana -desde diferentes y, a veces, encontrados puntos de vista- durante más de un siglo, tanto por investigadores que trabajan en forma independiente, como por aquellos que lo hacen en las universidades estatales o privadas o en instituciones dedicadas a la investigación histórica como es la Junta de Estudios Históricos de Tucumán".
"Esto induce a temer que los estudios que se realicen en el Instituto no estén inspirados por la objetividad requerida para realizar una auténtica tarea de revisión e investigación histórica, responsable y libre de preconceptos", añaden Ventura Murga y Teresa Piossek Prebisch, secretario y presidente, respectivamente, del centro de estudios.
Advierten que la historia de un país maduro "precisa de todas las voces acerca del pasado para que resulte creíble, pero es indudable que la ciencia histórica debe tener cuidado en no forzar la interpretación al servicio de intereses políticos e ideológicos".
Señalan como ejemplos de lo que antecede la descalificación de Julio Argentino Roca; la indiferencia hacia Juan Bautista Alberdi y Domingo Faustino Sarmiento en ocasión de sus bicentenarios; el silenciamiento de la trascendencia continental de la Batalla del 24 de Septiembre de 1812 durante los festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo, entre otros casos. "Esas actitudes no son un modo de ?Hacer la Historia?; el historiador debe mostrar los hechos y circunstancias de las acciones de los individuos y grupos para comprender sus decisiones en el contexto de su época, no para juzgarlos y condenarlos desde la coyuntura política del cronista. Por otro lado -concluyen- O?Donnell, limitado a los parámetros de medición de productividad ?porteñistas?, parece no haberse enterado que la historiografía argentina ha crecido con vigor durante las últimas décadas y que mucho de esa nueva historiografía se ha producido en las provincias sin necesidad de la existencia de un Instituto "democrático, nacional, popular y federalista".
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