Por Nicolás Iriarte
20 Noviembre 2011
Diego Barrado es sinónimo de tecnología de punta. En el centro del campo, como una luz roja indicativa, busca la pelota, la encuentra y la barre, si no la tiene. Eso indica que está en modo "marca". Rápidamente, sus sensores advierten cuando toma la pelota, levanta el torso y corre erguido hacia el frente: ahí, la luz verde se enciende. El modo "ataque" está encendido, aunque no tanto como él mismo en los últimos partidos. Pero ese dispositivo 2.0 que lleva la camiseta 10 está hecho a prueba de las llamas que lo acompañan.
Ayer, no bien comenzó el partido, tomó las cosas donde las dejó el domingo pasado en el Monumental de Núñez. Al minuto y monedas, echó al aire un tiro desde afuera que pasó cerca y parecía la continuidad del partido con River, en el que probó bastante y el arquero rival le negaba el grito.
Un friccionado primer tiempo dejó ver en el ex "millonario" la luz colorada que daba cuenta de que la mano, por el medio, venía complicada. Igualmente, Barrado siempre se las ingenió para complicar. Ayer lo hizo una vez más. Eso sí, con la incansable marca de los perros de presa de Juan Antonio Pizzi y compañía.
Era simple: las libertades que había tenido en el 2-0 de la fecha anterior habían sido bien registradas por el scouting "canalla". El deber inculcado les llegó tanto a los mediocampistas centrales que por momento se abusaron y terminaron pidiéndole la camiseta antes de tiempo, algo que Barrado no supo cómo manejar.
Entre algunos pitazos que se comió Abal y otras que no eran infracción, se lo vio protestón en varios momentos y en los menos, fuera del partido. Nada que el descanso del entretiempo no logre arreglar. El gol lo tuvo un como protagonista de reparto, pero al fin y al cabo lo tuvo. El 10 recibió el lateral de Fondacaro y ubicó a Mariano Martínez, autor de la asistencia a Longo. El tiro libre del segundo gol "decano" provino de una falta sobre él, aunque entre Edgardo Galíndez y el arquero de Central se hayan encargado de hacer la mayor parte.
Y así pasó otra actuación importante de Diego Armando, algo a lo que está acostumbrado en los últimos meses, gracias a una virtud que ni el invento científico más moderno posee: cabeza fría y pies calientes para desplegar todo su potencial. Ahora a descansar, después de todo, su manual lo indica: mantenga apagado en caso de no usar.
Ayer, no bien comenzó el partido, tomó las cosas donde las dejó el domingo pasado en el Monumental de Núñez. Al minuto y monedas, echó al aire un tiro desde afuera que pasó cerca y parecía la continuidad del partido con River, en el que probó bastante y el arquero rival le negaba el grito.
Un friccionado primer tiempo dejó ver en el ex "millonario" la luz colorada que daba cuenta de que la mano, por el medio, venía complicada. Igualmente, Barrado siempre se las ingenió para complicar. Ayer lo hizo una vez más. Eso sí, con la incansable marca de los perros de presa de Juan Antonio Pizzi y compañía.
Era simple: las libertades que había tenido en el 2-0 de la fecha anterior habían sido bien registradas por el scouting "canalla". El deber inculcado les llegó tanto a los mediocampistas centrales que por momento se abusaron y terminaron pidiéndole la camiseta antes de tiempo, algo que Barrado no supo cómo manejar.
Entre algunos pitazos que se comió Abal y otras que no eran infracción, se lo vio protestón en varios momentos y en los menos, fuera del partido. Nada que el descanso del entretiempo no logre arreglar. El gol lo tuvo un como protagonista de reparto, pero al fin y al cabo lo tuvo. El 10 recibió el lateral de Fondacaro y ubicó a Mariano Martínez, autor de la asistencia a Longo. El tiro libre del segundo gol "decano" provino de una falta sobre él, aunque entre Edgardo Galíndez y el arquero de Central se hayan encargado de hacer la mayor parte.
Y así pasó otra actuación importante de Diego Armando, algo a lo que está acostumbrado en los últimos meses, gracias a una virtud que ni el invento científico más moderno posee: cabeza fría y pies calientes para desplegar todo su potencial. Ahora a descansar, después de todo, su manual lo indica: mantenga apagado en caso de no usar.
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