Por Daniel Salvador
13 Noviembre 2011
La inédita medida de vedar totalmente la pesca en Tucumán es un paso gigante para preservar las castigadas especies de los ríos a través de los años. Las últimas disposiciones y sanciones -estatales y de la Justicia- a las industrias para evitar la contaminación de los cauces también apuntan en igual sentido. Sin embargo, en la jerga se dice que no hay mayor depredador que el pescador, y ahí se deben dirigir ahora los esfuerzos. Una veda sin controles estrictos es como una verdad a medias. La ley es rigurosa pero necesaria ante las reiteradas y nunca castigadas depredaciones. Entonces, es preciso que los "cañófilos" frenen el ímpetu por unos días y comprendan que de esta manera "siempre" habrá algo para pescar en las excursiones "venideras"; este debe ser el buen ejemplo que asimilen hasta los más chicos. Caso contrario, también lo de pescador "deportivo" será una verdad a medias. Y en este sentido, sería bueno soñar que un día ellos, los principiantes, también pescarán un dorado de 20 o de 22 kilos como era habitual en otros tiempos.
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