13 Noviembre 2011
DIA Y NOCHE. El local ubicado frente al Padilla tiene extensión horaria. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
Su voz lleva emoción. Habla bajito. Sus palabras reflejan un profundo sentido social. Ricardo Somaini recuerda aquellos tiempos en los que la farmacia era mucho más que un simple local comercial; era lo que él llama "la farmacia clínica", una suerte de ambiente de información sanitaria de la población. A los 89 años, no pierde la pasión cuando debe defender lo que, para él, es un servicio esencial: la venta de medicamentos. Por eso propone que se terminen los turnos extendidos y las farmacias 24 horas y que se vuelva al viejo sistema de turnos semanales.
A Somaini, que en varias oportunidades presidió el Colegio de Farmacéuticos de Tucumán, lo atrajo la polémica que se encendió la semana pasada, cuando los pacientes que se enferman de noche denunciaron que es difícil conseguir remedios a esa hora. Las autoridades actuales del Colegio reconocieron el problema y señalaron que es algo que nació a partir de la ley que aprobó las farmacias 24 horas. Amparados en esa norma, los que se encuentran a 1.000 metros o a menos distancia de un local que abre full time pueden no cumplir con los turnos.
"La mayoría no cumple"
En su farmacia, ubicada en Villa 9 de Julio, Somaini es de los farmacéuticos que sí respeta los turnos cada 15 días. Hace 57 años atiende el negocio junto a su esposa y nunca lo descuidó, ni cuando fue funcionario ni cuando fue dirigente universitario: estuvo al frente del Laboratorio de Medicamentos de la UNT y fue secretario de Extensión de la Casa de Estudios Superiores.
"Es real que es una misión complicada conseguir medicamentos de noche, porque la mayoría de las farmacias no cumple los turnos. No creo en lo que manifiesta el Siprosa, que sólo el 20% de los locales no abre pese a que deberían hacerlo", apunta.
Somaini recuerda que en los primeros meses después de que se aprobaron los turnos permanentes y prolongados cerraron unas 100 farmacias, devoradas por el sistema. "Como la gente sabía que había locales abiertos todo el día dejó de ir a los que estaban de turno en los barrios", rememora. "Luego -prosigue- otros 100 comercios del rubro se eximieron de hacer turnos por estar a menos de 10 cuadras de los negocios 24 horas". Conclusión: "cada noche funcionan 200 locales menos".
"La ley no fue una buena solución. Hoy se ven las consecuencias: si alguien necesita un remedio a la madrugada tiene que ir sí o sí al centro. En los barrios, los pocos locales que sí cumplen los turnos suelen estar desprovistos de fármacos", describe.
Según Somaini, para las farmacias pequeñas o medianas es imposible mantener todo el stock de medicamentos que circulan en el país: unos 18.000 productos. "Mucho menos teniendo en cuenta que Argentina tiene un margen muy acotado para el vencimiento de los remedios. Es el único país en el mundo que establece dos años de utilidad desde la fabricación del fármaco. Muchos se vencen en las estanterías. Las pérdidas son enormes", cuenta. Añade que sería bueno extender el término de los vencimientos, como ocurre en otros países en los que los medicamentos tienen una vida útil de hasta cinco años.
La propuesta
"Las farmacias nos fuimos desabasteciendo cada vez más. Pero el más perjudicado fue el público", reflexiona.
El ex dirigente universitario llevó su preocupación a algunos legisladores, a quienes les pidió que se vuelva al antiguo sistema de turnos semanales. "Antes todo funcionaba bien; la gente sabía que en el diario o en un cartel encontraba cerca de su casa una farmacia abierta. No había ni un local que no respetara su turno", apunta el especialista.
Con el retorno de los turnos igualitarios, según Somaini, las farmacias volverían a ser un servicio. "Hoy ya no lo son", resume. "No hay que perder de vista que pese a ser una institución privada, es de carácter pública. No puede un farmacéutico cerrar porque sí; estamos cortando un servicio vital para la comunidad", sostiene.
También recomienda revalorizar aún más estos comercios para frenar la creciente automedicación de la población: "la farmacia podría ser una fuente de información sanitaria, podría hacer un seguimiento de las enfermedades y los remedios que toman sus clientes para aconsejarlos mejor. No se puede seguir priorizando lo comercial por sobre la salud".
A Somaini, que en varias oportunidades presidió el Colegio de Farmacéuticos de Tucumán, lo atrajo la polémica que se encendió la semana pasada, cuando los pacientes que se enferman de noche denunciaron que es difícil conseguir remedios a esa hora. Las autoridades actuales del Colegio reconocieron el problema y señalaron que es algo que nació a partir de la ley que aprobó las farmacias 24 horas. Amparados en esa norma, los que se encuentran a 1.000 metros o a menos distancia de un local que abre full time pueden no cumplir con los turnos.
"La mayoría no cumple"
En su farmacia, ubicada en Villa 9 de Julio, Somaini es de los farmacéuticos que sí respeta los turnos cada 15 días. Hace 57 años atiende el negocio junto a su esposa y nunca lo descuidó, ni cuando fue funcionario ni cuando fue dirigente universitario: estuvo al frente del Laboratorio de Medicamentos de la UNT y fue secretario de Extensión de la Casa de Estudios Superiores.
"Es real que es una misión complicada conseguir medicamentos de noche, porque la mayoría de las farmacias no cumple los turnos. No creo en lo que manifiesta el Siprosa, que sólo el 20% de los locales no abre pese a que deberían hacerlo", apunta.
Somaini recuerda que en los primeros meses después de que se aprobaron los turnos permanentes y prolongados cerraron unas 100 farmacias, devoradas por el sistema. "Como la gente sabía que había locales abiertos todo el día dejó de ir a los que estaban de turno en los barrios", rememora. "Luego -prosigue- otros 100 comercios del rubro se eximieron de hacer turnos por estar a menos de 10 cuadras de los negocios 24 horas". Conclusión: "cada noche funcionan 200 locales menos".
"La ley no fue una buena solución. Hoy se ven las consecuencias: si alguien necesita un remedio a la madrugada tiene que ir sí o sí al centro. En los barrios, los pocos locales que sí cumplen los turnos suelen estar desprovistos de fármacos", describe.
Según Somaini, para las farmacias pequeñas o medianas es imposible mantener todo el stock de medicamentos que circulan en el país: unos 18.000 productos. "Mucho menos teniendo en cuenta que Argentina tiene un margen muy acotado para el vencimiento de los remedios. Es el único país en el mundo que establece dos años de utilidad desde la fabricación del fármaco. Muchos se vencen en las estanterías. Las pérdidas son enormes", cuenta. Añade que sería bueno extender el término de los vencimientos, como ocurre en otros países en los que los medicamentos tienen una vida útil de hasta cinco años.
La propuesta
"Las farmacias nos fuimos desabasteciendo cada vez más. Pero el más perjudicado fue el público", reflexiona.
El ex dirigente universitario llevó su preocupación a algunos legisladores, a quienes les pidió que se vuelva al antiguo sistema de turnos semanales. "Antes todo funcionaba bien; la gente sabía que en el diario o en un cartel encontraba cerca de su casa una farmacia abierta. No había ni un local que no respetara su turno", apunta el especialista.
Con el retorno de los turnos igualitarios, según Somaini, las farmacias volverían a ser un servicio. "Hoy ya no lo son", resume. "No hay que perder de vista que pese a ser una institución privada, es de carácter pública. No puede un farmacéutico cerrar porque sí; estamos cortando un servicio vital para la comunidad", sostiene.
También recomienda revalorizar aún más estos comercios para frenar la creciente automedicación de la población: "la farmacia podría ser una fuente de información sanitaria, podría hacer un seguimiento de las enfermedades y los remedios que toman sus clientes para aconsejarlos mejor. No se puede seguir priorizando lo comercial por sobre la salud".
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