09 Noviembre 2011
En las gradas. Isaac "Lalo" Rubinstein, hermano de uno de los jugadores que venció a Fischer, dijo a LA GACETA el día después del fallecimiento de "Bobby". "Yo estaba en las gradas. Por aquel entonces tenía 29 años... nunca olvidaré ese día. El día en que lo vi sabía que quien estaba al frente mío era un monumento al silencio y a la introversión. Tenía todas las características de los talentosos, era poco sociable y algo retraído", señaló.
Un hecho único. "Yo era el presidente de la Federación Tucumana de Ajedrez cuando vino Fischer. En ninguna otra parte del país alguien logró ganarle; fue un logro máximo para el ajedrez tucumano", dijo en su momento Efraín Wachs, acerca de la presencia de "Bobby".
Estuvo cerca. "Fue una de las experiencias más hermosas de mi vida, recuerdo que llegué a un final, con un peón de ventaja y posición favorable, entonces él empezó a dar golpes en la mesa, me puse nervioso, jugué rápido y no supe ganarle por los nervios". Así recordó José Pereyra en 2008 su partida con Fischer, terminada en tablas.
Apasionado por el país. "Fischer amaba a la Argentina. Le encantaba nuestra comida, decía que era la mejor del mundo. Le apasionaba sobre todo la carne, pero también lo volvía loco el jugo de naranja. Casi siempre hablaba de ajedrez. Y él tenía una debilidad por Sandro, por su música, por su manera de cantar; decía que Sandro cantaba mejor que Elvis Presley. Un día se enteró de que estaba en EE.UU. y lo fue a buscar". Estos detalles sobre los gustos de "Bobby" fueron contados por el ajedrecista Miguel Ángel Quinteros.
Un hecho único. "Yo era el presidente de la Federación Tucumana de Ajedrez cuando vino Fischer. En ninguna otra parte del país alguien logró ganarle; fue un logro máximo para el ajedrez tucumano", dijo en su momento Efraín Wachs, acerca de la presencia de "Bobby".
Estuvo cerca. "Fue una de las experiencias más hermosas de mi vida, recuerdo que llegué a un final, con un peón de ventaja y posición favorable, entonces él empezó a dar golpes en la mesa, me puse nervioso, jugué rápido y no supe ganarle por los nervios". Así recordó José Pereyra en 2008 su partida con Fischer, terminada en tablas.
Apasionado por el país. "Fischer amaba a la Argentina. Le encantaba nuestra comida, decía que era la mejor del mundo. Le apasionaba sobre todo la carne, pero también lo volvía loco el jugo de naranja. Casi siempre hablaba de ajedrez. Y él tenía una debilidad por Sandro, por su música, por su manera de cantar; decía que Sandro cantaba mejor que Elvis Presley. Un día se enteró de que estaba en EE.UU. y lo fue a buscar". Estos detalles sobre los gustos de "Bobby" fueron contados por el ajedrecista Miguel Ángel Quinteros.
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