Un monstruo de dos cabezas

Un monstruo de dos cabezas

La expectativa era enorme. ¿Qué podían hacer juntos Lou Reed y Metallica? ¿Qué saldría de esa mezcla? En estas épocas en las que todo parece estar inventado, la idea pasa por ver quién puede hacer algo distinto. Y ellos lo lograron. Esta colaboración, este monstruo de dos cabezas que dieron en llamar Loutallica pone a los padres del trash y al poeta del rock progresivo del lado que menos les gusta a los fanáticos: el de la experimentación. ¿Qué hicieron? Primero se juntaron cuando ambos ingresaron al salón de la Fama del Rock and Roll. Y después, bueno, salió Lulu. Fundamental: no esperen un disco de Metallica. No esperen un disco de Lou Reed. Esto es completamente diferente. No esperen tampoco una gran gira. Sería imposible con temas que tienen un promedio de 12 minutos, y con Junior Dad que tiene casi 20 y cuyo final debe ser lo más cercano a una representación de la transición entre el cielo y el infierno. Por eso tampoco esperen que las radios aturdan con este trabajo.

Reed es uno de los grandes exponentes del spoken word, como Dylan, Jello Biafra o Henry Rollins. Y en este trabajo lo pone de manifiesto. Lou nos cuenta la historia de Lulu, una bailarina de finales del XIX, que pretende cambiar el mundo con su sexualidad, y termina siendo abusada y prostituida. La obra está basada en los escritos del dramaturgo alemán Frank Wedekind. Es entonces cuando el neoyorkino encuentra en Hetfield y sus amigos la mejor banda de sonido del mundo. Y los muchachos de Los Angeles aceptan gustosos ese papel. Al frente, Reed con esa voz de aguardiente eterno, con algunos contrapuntos con el gigante californiano, y por detrás Hammett, Ulrich y Trujillo jugando el juego que mejor les sale. Y aún un poco más, ya que se animan con cosas que no son comunes en ellos, como distorsiones y arreglos computarizados. Y para que no haya demasiada nostalgia, atacan en The View con esas guitarras y ese machaque que sólo ellos pueden hacer. Pero claro, además está Reed.

Podemos estar en presencia de dos discos. Reed y Metallica lo hicieron juntos, pero podríamos sacar la voz de Lou y tendríamos un gran disco, parecido a Songs for Drella. Y podríamos sacar la música de Metallica y tendríamos una obra que rivalizaría con St? Anger (que no es ni por asomo lo mejor de los jinetes, pero tampoco de lo peor). Este disco es distinto. Es oscuro. Es áspero. Es único (y eso no quiere decir excelente). Ninguna obra de arte fue tomada como tal apenas la terminaron. Como a los vinos, hay que saber esperarlos y después degustarlo varias veces. Hagan la prueba. Tranquilos, no es un disco para el IPod. Ya saben de lo que les estoy hablando.

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