Las 30 de LA GACETA a Vicente "Chino" Fernández

A esta altura de su vida y de su carrera como golfista, Vicente Fernández puede considerarse un libro abierto en el cual pueden leerse cientos de capítulos de tremendo valor. Siempre sonriente, confiado y abierto a los detalles, sus conceptos representan una imprescindible referencia para cualquier golfista aficionado.

Alejandro Klappenbach
Por Alejandro Klappenbach 23 Octubre 2011
1) ¿Quién es el mejor jugador argentino de la historia?

Roberto De Vicenzo, lejos. Fue un adelantado en el swing, su técnica fue superior a la de todos. Esa fue la clave de su vigencia, en nivel y en tiempo. Todo le salía muy fácil, no podía explicarse. Nadie jugaba tan bien ni practicaba tanto como él.

2) ¿Los triunfos de Cabrera en US Open y el Masters no permiten la comparación?

Son épocas muy diferentes. Más allá de los títulos, "El Pato" es el único que tiene una facilidad parecida, similar. Vos lo ves y no se puede creer lo fácil que parece este juego. En eso se parecen, independientemente de las diferencias de su swing, de su carácter y de cómo se toman la profesión.

3) ¿Qué podés decir de esos títulos del cordobés?

Ganar dos Majors es para muy pocos, es un logro de una dimensión difícil de imaginar si no se juega a este deporte. Me emocionaron sus éxitos. Su juego se adapta a Augusta de manera muy natural, su instructor la conoce muy bien. Cuando tiene buenas semanas, le puede ganar a todos.

4) ¿Qué es lo más difícil de ser Nº1?

Fuera de lo técnico y lo complicado que resulta ganar en este juego, un Nº1 tiene mucha exposición. Es una característica inevitable, todos te miran, desean bajarte, te buscan defectos, te quieren superar. Es una situación en la que muy poca gente puede sentirse cómoda, es una carga pesada. Técnicamente hay muchos que pueden ser Nº1. Desde otros aspectos, es más difícil, es una cosa para pocos ser tan bueno, ser el mejor.

5) En golf siempre se habló de grandes golpeadores de pelota, que quizá no ganaron tanto?

Puedo nombrar a Leopoldo Ruiz, de la generación de De Vicenzo, era un placer verlo. Roberto Cedera, un jugador uruguayo que hacía lo que quería con la pelota. Más cercano a mí en edad, Jorge Soto era probablemente el que mejor le pegaba. Y "El Gato" Romero, también deja esa sensación de naturalidad, aunque él ganó mucho, creo que no entra en la lista.

6)¿Y vos?

Soy todo lo contrario. Si alguien me veía pegarle a la pelota jamás hubiera pensado que iba a tener la carrera que tuve. La autodisciplina fue la clave, el factor que me permitió multiplicar virtudes naturales y disimular falencias. Yo abracé el golf con toda mi alma. Mi físico no es fuerte, no tiene explosión, pero sí mucha resistencia. Eso hizo que muchas veces me pasara de rosca. En algún punto puedo decir que maltraté a mi cuerpo. Hasta hace 5 años me entrené como a los 20. En condiciones naturales y facilidad, no me puedo comparar con ninguno de los nombrados.

7) ¿Un título en el exterior?

Pongo dos en el mismo plano. El PGA británico en St. Andrews, ya que ganar en esa cancha, en el Old Course, es quedar en los libros para siempre. Ahí está la historia del juego. Fue en 1979, mis hijos eran muy chiquitos. El año pasado fuimos juntos al Open británico, que se jugó allí, y vieron el lugar del triunfo más importante de la carrera de su papá. Fue muy especial. Por otro lado, está el primer título del Senior PGA, el Burnet Classic, en 1996. Mi hijo Gustavo fue mi caddie, mi otro hijo (Norberto) estaba siguiéndome, estaba también Esther, mi ex mujer. Fue muy emotivo, ganar con ellos ahí, poder festejar con la familia es algo que se le da pocas veces a un golfista. Regamos el green de lágrimas.

8) Y de tus ocho abiertos, ¿cuál elegís?

Todos. Para mí Abierto, Profesionales y Maestros son tres torneos muy especiales, diferentes, son los nuestros, los más importantes, son los títulos por excelencia. Mi primer título de Maestros fue en 1967, contra un De Vicenzo que venía de ganar todo. Jugamos un desempate. Yo tenía 21 años y, dicen, fue la primera vez que el público de Roberto se dividió. Ese día muchos querían que ganara yo. Me levantaron en andas, yo pedía que me bajaran, casi no lo pude saludar. ¡Era Roberto, el Maestro! Le pedí perdón después. De más está decir, que como el caballero que es, las aceptó.

9) ¿Un buen tiro que repetirías?

Aquella vez que gané en St. Andrews, en 1979, el tercer tiro del hoyo 17. Venía de hacer par al 16 y necesitaba otros dos pares para ganar. Me había ido a la izquierda con el segundo, atrás del bunker, a un lugar en que el piso estaba muy duro. Hacía mucho frío y soplaban ráfagas de viento de más de 60 km/h. La bandera estaba de mi lado, a 4 metros de la entrada. El comentarista de TV dijo que no tenía chance de frenarla. La tiré por arriba, floja, el impacto no hizo ruido, y la dejé a metro y medio. Gary Player había terminado un rato antes y estaba esperando para ver si había desempate. No lo podía creer. Emboqué el putt, hice par al 18 y gané.

10)¿Un tiro que te costó mucho?

Hoyo 15 de PGA National, en Palm Beach, un par 3 con mucha agua, por todos lados tiene agua. Venía empatando el primer puesto y si me iba de ahí con par tenía muchas chances de ganar. Le pegué bien, la colgué arriba, bien alta para que el viento la metiera hacia el green, pero ni la movió. Fue agua y perdí el campeonato.

11) ¿Un mal tiro que repetirías?

Abierto del Litoral, hoyo 6 de Rosario Golf. Necesitaba 70 en la última ronda para batir el récord de campeonato que tenía Roberto desde 1942. Comencé el domingo con 6 de ventaja y la gente en lo único que pensaba era en si iba a haber un nuevo récord. Yo sólo pensaba en ganar, si era con récord mejor. Hice birdie 1, 2 y 5. Cuando llegué al 6, un par 3 de 180 yardas, había un grupo en el green y otro más esperando en el tee de salida. Tenía que esperar y pasó lo que no quería, empecé a escuchar que la gente solo hablaba del récord. Me desconcentré, me distraje, era mucha gente, casi 5.000 personas. Cuando voy al tiro? socket! Tremendo socket, 25 metros a la derecha, quedé en una zanja y tuve suerte que no me fui de límites. Al final terminé ese hoyo con bogey, hice 70, gané el torneo con récord, pero no volví a pegar un tiro. Lo único en lo que pensaba era en no hacer otro socket.

12) ¿El socket es la maldición del golfista?

Es el peor golpe que se puede pegar. Ni siquiera el profesional está protegido del miedo que genera empezar a pegar socket. Mi primer torneo profesional lo jugué a los 16 años. No había podido dormir en toda la semana y por eso el señor de la casa donde paraba me dio algo para que descansara la noche previa. En la zona de práctica, el primer día, me sentía débil y debo de haber pegado 45 socket seguidos.

13) ¿Te hicieron trampa alguna vez?

He jugado con gente que hacía trampa, lo sabía, pero yo no lo pude ver. En el ambiente se sabe de tal o cual, pero no es un tema fácil, es una acusación muy dura, la sanción también lo es, y no es fácil encontrar quién salga de testigo. Entre nosotros, si te toca con uno de esos, nos cargamos para tomarlo con humor.

14) ¿Alguien que te haya ayudado?

Fui afortunado. Encontré colegas de tremenda generosidad, sea en Hindú, donde empecé, como en otros lugares. Gente que me alentó, compartió sus conocimientos y experiencias, y hasta puso plata para ayudarme en momentos difíciles. "Cacho" Ruiz, Ángel Campos, "Tito" Bartolomé, Oscar Pascarelli, Roberto García. Debiera nombrar a varios más, la lista es larga.

15) ¿Un consejo que recibiste?

Los que me querían bien me aplaudieron cuando hice las cosas bien y me tiraron de la oreja, me bajaron a tierra cuando me la empecé a creer. Es la riqueza más grande que me dejaron. Más que un consejo, ese acto, muchas veces hecho en privado, es algo que me enseñó infinitamente.

16) ¿Un consejo que diste?

Que aquél que se hace profesional lo haga porque ama el golf, porque lo quiere profundamente, y no porque busca una salida laboral o una solución económica. Estas cosas son consecuencia y no razón. El concepto vale para cualquier actividad. Amar lo que uno hace convierte los sacrificios en esfuerzos. En cambio, si no hay amor por lo que se hace, el menor esfuerzo es un sacrificio gigante, imposible de soportar.

17) ¿Y un consejo específicamente del juego?

Eduardo Blassi era un jugador de Hindú. En uno de sus últimos torneos compartimos 36 hoyos en el Campeonato Metropolitano, en Palermo. Yo jugué bien, estuve prendido y terminé cerca. El martes siguiente nos encontramos otra vez, en Hindú, y él, siempre parco, me felicitó y me dijo que quería darme un consejo. "Caminá más lento" me dijo. "Vas rápido, llegás agitado y con el pulso acelerado. Eso te quita control en el golpe". Sin dudas tenía razón. El ritmo, en la caminata y en el swing, es determinante. Hace 40 años empecé a decirles a mis colegas que había que aprender a respirar, y todos se reían.

18) ¿Un error en tu carrera?

Un intento de cambio técnico que hice en 1977. Con mis profesores decidimos buscar un vuelo de pelota más alto para ir a Estados Unidos. Yo ni siquiera estaba convencido de dejar Europa, así que mucho menos todavía de hacer cambios en mi swing. Estaba jugando como nunca, era el mejor momento de mi carrera. Fue un gran error. Perdí esa sensación que tenía y hoy, 34 años después, la sigo buscando.

19) ¿Un acierto?

Siempre me sentí muy cerca de mi gente a pesar de las ausencias y jamás acepté radicarme en Europa a pesar de los numerosos y atractivos ofrecimientos que recibí. Eso fue un acierto porque lo hice pensando en la educación de mis hijos. Estaba convencido, creo no haberme equivocado, que debía mantenerlos lejos de la droga que vi en distintos lugares de Europa.

20) ¿Una mejor cancha?

Son muchas. Por belleza natural, creo que no hay otra como Llao Llao. Es la más linda, no la mejor. Desde lo técnico hay muchas muy buenas, y varias diferentes entre sí, como para compararlas. Me gustan distintos estilos de campos, pero no esos en los que la suerte de un pique determina mucha diferencia en el lugar donde queda la pelota.

21) ¿Cómo fue tu niñez?

Yo fui feliz, jamás sentí que me faltara algo. A los 7 años nos vinimos para Buenos Aires. Una vez Landriscina me dijo que los adultos no podemos entender que algunos chicos no sufran por ciertas cosas. El chico, cuando no sabe que hay algo mejor, difícilmente sufra lo que le toca vivir. Y así fue lo mío. Lo más lindo que podía pasarme era eso que me pasaba.

22) ¿Qué representa Hindú Club en tu vida?

Fue el lugar donde afirmé la educación que recibí en mi casa, con los mismos valores y objetivos. El golf educa por sí solo, y en Hindú me educó el doble por la gente que encontré. Allí me recibieron, me protegieron, me cuidaron prohibiéndome cargar la bolsa hasta que cumplí los 11 años. Hoy me cuesta volver, me da cierta tristeza, la cancha se quedó en el tiempo.

23) ¿Recordás un día en que hayas sentido orgullo de ser argentino?

En 1982 me tocó llegar a Londres el 3 de abril. En el aeropuerto me preguntaban si estaba loco, si sabía que estábamos en guerra. El 4 tenía que jugar un Pro-Am muy prestigioso. Me dijeron que corría peligro, que era alguien conocido. No fui al hotel donde tenía reserva de hospedaje y terminé en el departamento de unos amigos paraguayos, casi sin salir durante una semana. Cuando volví, a principios de septiembre, fue el día que la bandera argentina volvió a flamear en Inglaterra. Sentí un profundo orgullo de ser argentino. Me tocaba jugar con Ballesteros, que era el 1 del mundo, y la prensa me hacia preguntas a mí. Me trataron de maravillas. Tengo los recortes de los diarios de esos días como trofeos muy importantes.

24) ¿Dónde te encontró la muerte de Severiano?

Dos años antes de que le descubrieran el tumor estaba en Birmingham y Severiano me llama: "estoy saliendo del hospital, te llamo para decirte que estuve internado tres días. Se están diciendo muchas cosas que no son verdad y quería que te enteres por mí. Me desmayé y me encontraron una arritmia en el corazón. Sólo eso. Estoy bien". El día que murió, me llamó un amigo y me lo contó. No lo podía creer, aún hoy me cuesta.

25) ¿Cómo era la relación?

Lo conocí cuando cumplió 16 años. Era impulsivo. Ya se veía que era distinto, que iba a ser un fenómeno. Más allá de que no le gustaba, siempre me dio lugar para que le hiciera observaciones sobre su forma de manejarse. Una vez les dijo a varios colegas argentinos: "a Vicente lo quiero mucho, es mi mejor amigo. Pero me molesta, me marca mucho mis errores. Y lo que más me molesta es que tiene razón". Lo conocí hace 36 años y recién hace tres me dijo: "Vicente, te quiero mucho".

26) ¿Tucumán significa algo importante en tu carrera?

El mismo día que De Vicenzo ganó el British yo gané el Abierto del Norte, en el Jockey. Fue mi primer título profesional. ¡Mirá si estaré unido con el lugar, con la gente! La marca es imborrable. Ese día me pasó algo que me marcó mucho. Parábamos en el Hotel Casino y el gerente nos invitó a comer y a jugar una fichas. Con 21 años, era la primera vez que entraba a un casino. En la entrada, me crucé con una señora humilde. Entramos, jugamos, y salimos al mismo tiempo que la señora y escuchamos cuando le dijo al hijo que la esperaba, que le había ido muy mal. Me quedé con esas palabras, no pude dormir pensando en que la señora se había jugado la plata y el chiquito no iba a tener para comer. Ese día, recé y le pedí a Dios que nunca permitiera que me sucediera eso.

27) ¿Tenés muchos hoyos en 1?

Hice 27, el último en el hoyo 5 de Nordelta, en Buenos Aires. El primero fue el hoyo 14 de Hindú, a los 16 años. Sólo la suerte explica un hoyo en 1. Ballesteros fue el mejor del mundo y no tenía hoyos en 1.

28) ¿Qué tan influyente es la suerte en el golf?

Juega, influye, en momentos de definiciones parejas. Un buen pique siempre viene bien. Hay canchas en las que, por características de diseño, la suerte es más importante que en otras. Esas canchas no me gustan, prefiero que las cosas dependan lo más posible del jugador.

29) ¿Podés imaginar qué hubiera sido de tu vida sin el golf?

Tengo dos opciones. Una: hubiese vivido en el campo, haciendo todas las actividades. La otra es una carrera universitaria: de haber podido estudiar, sería arquitecto.

30) ¿Un rival?

De Vicenzo me dijo hace un tiempo que me quería mucho. Yo le contesté que también lo quería. Y él me dijo que me quería más que yo a él. "¿Sabés por qué?", me preguntó. "Porque yo te sigo queriendo aunque vos me robaste parte de mi público".

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