Por Roberto Espinosa
12 Octubre 2011
El arte de la interpretación tiene que ver con un proceso de elaboración interior, que le permite a un artista encontrar su voz propia para expresar el mensaje que reposa en una partitura, un texto teatral o una canción. Se puede estar dotado con un talento natural y sin embargo, no lograr tocar el corazón del espectador o del oyente. Si en este camino de meditación se despierta el sentimiento, el resultado será un machimbre de profundidad y conmoción. El formoseño Carlos Amar, radicado en Río Turbio (Santa Cruz), apuesta en "Viejo mío" a un repertorio de tangos, milongas y valses de autores nuevos, poco difundidos, excepto Vuelvo al sur (Piazzolla-Pino Solanas) y El último round (Chico Novarro). Cuenta con el soporte de eficientes instrumentistas, dirigidos por el talentoso Néstor Basurto. Amar posee un timbre atenorado y canta sin afectación. La sencillez, el sentimiento y el buen gusto conforman su estilo. Para escucharlo, mientras se conversa con un malbec sereno.
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