Un vuelo Buenos Aires-Tucumán se convirtió en una pesadilla interminable

Un vuelo Buenos Aires-Tucumán se convirtió en una pesadilla interminable

Las cancelaciones de vuelos de Aerolíneas Argentinas con destino a la provincia derivaron en un traslado a Ezeiza y un posterior aterrizaje intempestivo. "Nos pegamos el susto de nuestras vidas", comentó a LA GACETA uno de los casi 140 varados en Buenos Aires. Al final, los pasajeros damnificados por el retardo arribaron ayer a las 16.56. Video

EN LA PISTA. Pasajeros aguardan que Aerolíneas Argentinas ofrezca una solución al pie del avión que regresó a Buenos Aires por una supuesta avería. EN LA PISTA. Pasajeros aguardan que Aerolíneas Argentinas ofrezca una solución al pie del avión que regresó a Buenos Aires por una supuesta avería.
10 Octubre 2011
Un avión que no despega debido a un supuesto desperfecto técnico. Otro avión que, nueve horas después, despega, vuela 20 minutos, regresa al punto de origen a causa de otra presunta avería en el tren de aterrizaje y, para "quemar combustible", sobrevuela en círculos la ciudad de Buenos Aires durante casi una hora.

Una pasajera hipertensa que sufre un ataque de pánico porque la medicación se le acabó en los días que lleva varada en el Aeroparque Jorge Newbery, esperando que una aeronave la traslade a Tucumán. Una asistencia sanitaria que llega después de mucho rogar e insistir. Chicos que lloran mientras sus padres imploran, gritan, reclaman y buscan -en vano- un porqué para la grave desorganización de Aerolíneas Argentinas (AR). Gente que pretendía aprovechar el fin de semana largo, que tenía casamientos o que, simplemente, volvía a casa después de un largo viaje, como Carmen Lescano, recién llegada de China... Gente que en lugar de una hora y 40 minutos de placentero viaje padeció lo indecible durante tres días.

Entre los casi 140 pasajeros afectados por la demora y las contingencias de los vuelos AR 1478 y AR 1474 que cubren la ruta Buenos Aires-Tucumán había un no vidente; un discapacitado; al menos cuatro bebés menores de un año; niños; ancianos como Elvira Soria de Bazzi y Luis Bazzi (72 y 82 años respectivamente), y una pareja con dos nenas pequeñas y siete valijas que volvían a la provincia después de una década de residencia en España.

También, dos extranjeros (el suizo Mark Furger y la rusa Svetlana Miroshnikova), que ayer no podían creer lo que les había ocurrido y que, en diálogo en inglés con LA GACETA, se despacharon en estos términos: "íbamos a Tucumán para hacer una excursión a caballo por las montañas, que, por supuesto, salió sin nosotros. Nunca antes habíamos pasado por una angustia semejante. Ningún oficial se acercó a informarnos qué ocurría... ¡Es inaceptable! No nos dieron hotel y nos obligaron a pasar la noche entre Aeroparque y Ezeiza. ¡Fue un caos! Nos maltrataron de una manera increíble. (Ayer por la mañana) aguardamos durante varias horas una solución en la pista de aterrizaje, sin baño, comida ni agua... ¡como si fuésemos prisioneros!".

La odisea de los casi 140 pasajeros varados en la capital argentina terminó ayer a las 16.56, cuando el MD de AR aterrizó en el Benjamín Matienzo.

Para muchos concluía una pesadilla desatada el jueves pasado, cuando Aeroparque cerró su pista por el pronóstico de mal tiempo. El viernes, mientras el resto de las compañías normalizaba la actividad, AR suspendió imprevistamente la atención al público -y, por ende, los vuelos- a causa de un altercado entre un pasajero y un funcionario de la empresa. "Los mostradores quedaron vacíos. Esperé siete horas hasta que me dijeron que debía tomar el vuelo AR 1478, que salía el sábado a las 19.45", comenta Bárbara Schenstrom, que vive en Pehuajó.

Al día siguiente, Aerolíneas no daba abasto. A los pasajeros con billetes programados para ese sábado se unieron los que no habían podido viajar el jueves y el viernes. Las filas para despachar el equipaje progresaban lentamente: en consecuencia, la mayoría de los vuelos salió con retardo. El AR 1478, sin embargo, nunca despegó. A las 21 el piloto avisó que un "problema hidráulico" impedía emprender el viaje. Y añadió: "este avión queda fuera de servicio. Ustedes usarán la nave estacionada al lado".

Lo que debía ser un mero transbordo se convirtió en un penoso peregrinaje. Nuevamente, los empleados de AR se retiraron de sus puestos. En la deriva, los pasajeros se enteraron por una pantalla de información de Aeroparque que el 1478 había sido reprogramado para las 5.40 de la mañana del domingo. En eso, apareció un empleado con la noticia de que había que salir desde Ezeiza porque el aeropuerto tucumano estaba cerrado.

Después de una áspera discusión y de pensarlo un rato, algunos pasajeros desertaron. La mayoría, sin embargo, aceptó la empanada, el sándwich y el ómnibus que le facilitó AR. En Ezeiza les esperaba una vigilia dura y con escasas comodidades en el hall, más incertidumbre y tensión, y un vuelo que despegó a las 6.20 para, intempestivamente, aterrizar en Aeroparque a las 8.15.

"Nos pegamos el susto de nuestras vidas", afirma Eduardo Mayilich. Algunos pasajeros se quedaron en la aeronave esperando una asistencia técnica que nunca llegó. Otros, descendieron a la pista. Allí, con frío y en ayunas, aguardaron una solución que recién apareció a las 11, cuando un empleado de AR les informó que saldrían a las 14.25 de ayer, en el vuelo 1474.

Treinta y cinco minutos más tarde de lo previsto, el MD lleno a más no poder tomó carrera y partió rumbo a Tucumán. En tierra quedaban los pasajeros que no cupieron en la aeronave.

¿La respuesta de Aerolíneas? "El vuelo está sobrevendido. Mientras tratamos de reubicarlos, hagan la cola y pidan un vale de comida".

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