Por Tomás Gray
03 Octubre 2011
PALMERSTON NORTH, Nueva Zelanda.- Los Pumas ganaron tres de los cuatro partidos que jugaron en la fase clasificatoria y se metieron entre los ocho mejores del Mundial. Se terminó una etapa del certamen, complicada, pero ahora viene la más dura, la recta final que conduce al título. El primer obstáculo que encontrarán será nada menos que el anfitrión, el poderoso equipo conocido como All Blacks.
Para la gran mayoría, Los Pumas no pasarán ese partido. Muchos, incluso, ya pronostican una catastrófica derrota del seleccionado nacional. Otros más optimistas, que son los menos, mantienen la esperanza de que se repita la historia del Mundial de 2007, en Francia, y se les gane a los dueños de casa. Será un objetivo difícil de cumplir, aunque no imposible. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde.
Esta será la segunda vez que Los Pumas enfrenten a los All Blacks en la historia de la Copa del Mundo. Curiosamente, lo harán en este mismo país, 24 años después, tras haber caído en el primer Mundial disputado, en 1987, por 46 a 15, en el estadio de Wellington. Claro que en esa ocasión fue en la fase clasificatoria y el seleccionado no pasó de esa instancia.
Aun en el caso de que se dé el pronóstico de la mayoría, si se pierde, para Los Pumas, y para el rugby argentino, será muy importante haber llegado hasta allí y haberse despedido ante uno de los tres mejores equipos del mundo que existen en la actualidad. Y que en esta Copa intentarán coronarse como los más grandes. Al menos ya mandan en el ranking de la IRB, desde hace tiempo.
Es muy importante para el equipo que dirige Santiago Phelan haberse ubicado entre los ocho mejores. Hay otras potencias que se quedaron afuera, como Escocia, un seleccionado con mucha historia que nunca se fue a casa tan rápido como en esta oportunidad.
Otro ejemplo es Italia, que participa en el Seis Naciones desde hace 11 años y tiene mucho más roce que los argentinos. También otros duros equipos como Tonga, Samoa y Fiji, estos dos últimos que ya nos ganaran en mundiales anteriores.
En definitiva, significa haber ratificado que lo de Francia no fue casualidad, sino el fruto de un trabajo que se realiza desde hace años y, sobre todo, de una pasión que se despertó en los argentinos para quedarse por un buen tiempo.
Los Pumas ya están entre los ocho mejores, por ahora. Pero quieren ir por más. En Francia 2007 llegaron a ubicarse en el tercer escalón del podio y en esta oportunidad sueñan con poder hacer lo mismo. Será duro, muy difícil. Enfrentarán a un equipo que se ha preparado para levantar la copa en su casa y ante su gente.
Los Pumas ya amargaron a Francia hace cuatro años. Y pretenden hacer lo mismo. Habrá que avanzar con paciencia, sin perder la esperanza.
Para la gran mayoría, Los Pumas no pasarán ese partido. Muchos, incluso, ya pronostican una catastrófica derrota del seleccionado nacional. Otros más optimistas, que son los menos, mantienen la esperanza de que se repita la historia del Mundial de 2007, en Francia, y se les gane a los dueños de casa. Será un objetivo difícil de cumplir, aunque no imposible. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde.
Esta será la segunda vez que Los Pumas enfrenten a los All Blacks en la historia de la Copa del Mundo. Curiosamente, lo harán en este mismo país, 24 años después, tras haber caído en el primer Mundial disputado, en 1987, por 46 a 15, en el estadio de Wellington. Claro que en esa ocasión fue en la fase clasificatoria y el seleccionado no pasó de esa instancia.
Aun en el caso de que se dé el pronóstico de la mayoría, si se pierde, para Los Pumas, y para el rugby argentino, será muy importante haber llegado hasta allí y haberse despedido ante uno de los tres mejores equipos del mundo que existen en la actualidad. Y que en esta Copa intentarán coronarse como los más grandes. Al menos ya mandan en el ranking de la IRB, desde hace tiempo.
Es muy importante para el equipo que dirige Santiago Phelan haberse ubicado entre los ocho mejores. Hay otras potencias que se quedaron afuera, como Escocia, un seleccionado con mucha historia que nunca se fue a casa tan rápido como en esta oportunidad.
Otro ejemplo es Italia, que participa en el Seis Naciones desde hace 11 años y tiene mucho más roce que los argentinos. También otros duros equipos como Tonga, Samoa y Fiji, estos dos últimos que ya nos ganaran en mundiales anteriores.
En definitiva, significa haber ratificado que lo de Francia no fue casualidad, sino el fruto de un trabajo que se realiza desde hace años y, sobre todo, de una pasión que se despertó en los argentinos para quedarse por un buen tiempo.
Los Pumas ya están entre los ocho mejores, por ahora. Pero quieren ir por más. En Francia 2007 llegaron a ubicarse en el tercer escalón del podio y en esta oportunidad sueñan con poder hacer lo mismo. Será duro, muy difícil. Enfrentarán a un equipo que se ha preparado para levantar la copa en su casa y ante su gente.
Los Pumas ya amargaron a Francia hace cuatro años. Y pretenden hacer lo mismo. Habrá que avanzar con paciencia, sin perder la esperanza.