25 Septiembre 2011
Brasil, Rusia, India, China y recientemente Sudáfrica, conforman el grupo de países denominados BRICS cuyo factor relevante en cada caso es el geopolítico y no precisamente las condiciones internas que favorecen al desarrollo.
Al respecto, el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), plantea que los pilares que hacen al desarrollo son: las libertades democráticas, la economía de mercado y la transparencia gubernamental. Así, los países que pueden definirse como desarrollados deben garantizar cada una de estas tres facetas necesarias para el progreso político, económico e institucional.
Para ejemplificarlo, CADAL elabora un ranking combinando los datos que aparecen en Freedom of the World, de Freedom House; Índice de Libertad Económica, de Heritage Foundation y Wall Street Journal; y el Índice de Percepción de la Corrupción, de Transparency International. Utilizando las calificaciones que brindan cada una de las tres publicaciones a los respectivos países, se ponderan cada una de ellas en forma igualitaria dando como resultado el ranking "Democracia, Mercado y Transparencia".
Este ranking permite agrupar el grado de respeto a las libertades civiles, políticas, económicas y los niveles de transparencia, ayuda a comprender por qué en algunos países se goza de mayor calidad de vida que en otros y posibilita a cada uno ver las fortalezas y debilidades de su propio país.
En este ranking, a los BRICS no les va muy bien. Entre 172 países, según datos de entre 2006 y 2010, China aparece en el puesto número 153, Rusia en el 152, India en el 77, Brasil en el 61 y, Sudáfrica es el mejor posicionado de todos y aparece en el puesto 48.
En todos los casos, les va muy mal en materia de transparencia, un requisito fundamental para ingresar al selecto club de la OCDE. De acuerdo al índice de Transparencia Internacional 2010, donde 1 es la peor calificación y 10 la mejor, Sudáfrica obtiene un puntaje de 4,5; Brasil de 3,7; China 3,5; India 3,3; y Rusia 2,1. Es decir, de los cinco BRICS, cuatro de ellos están aplazados en materia de probidad. A ello hay que agregarle que China es una dictadura, con tradición burocrática, una población acostumbrada -por milenios- a obedecer y no conocer la democracia y un Partido Comunista heredero de una cultura temerosa de sus propias debilidades, que aspira a desafiar a Occidente por lo cual requiere una política monolítica que ahogue la divergencia. Por eso, a pesar de la apertura económica, los días de apertura política en China no se ven cercanos. El gigante asiático tiene conciencia de que posee más de un pie de barro y su cultura política se basa en resistir a que se resquebraje haciendo uso de la fuerza.
Rusia sigue muy lejos de ser una democracia real y sus niveles de corrupción y falta de transparencia generan la paradoja de ser una potencia pero con estructuras políticas y de opinión pública tercermundista. Rusia pasó de un régimen zarista -de corte absolutista- a uno de los totalitarismos más brutales del siglo XX y ahora a un gobierno "no-democrático" y con altos niveles de corrupción social. Basta pensar que la mafia rusa es la organización criminal más grande y peligrosa del mundo.
Brasil no es aún un estado democrático de derecho pleno y la mayoría de los académicos piensa que necesita una reforma política profunda. Pero, como parte del grupo, ha aumentado notablemente su peso específico en la economía global, pero al mismo tiempo necesita avanzar en transparencia, profundizar la apertura de su mercado y especialmente reducir su excesiva burocracia y su defectuosa institucionalidad política.
Si estas son las características en materia de desarrollo de los BRICS, la Argentina podría pertenecer perfectamente al grupo, dado su pobre desempeño político, económico e institucional, pero sin embargo, su peso geopolítico es insignificante.
Al respecto, el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), plantea que los pilares que hacen al desarrollo son: las libertades democráticas, la economía de mercado y la transparencia gubernamental. Así, los países que pueden definirse como desarrollados deben garantizar cada una de estas tres facetas necesarias para el progreso político, económico e institucional.
Para ejemplificarlo, CADAL elabora un ranking combinando los datos que aparecen en Freedom of the World, de Freedom House; Índice de Libertad Económica, de Heritage Foundation y Wall Street Journal; y el Índice de Percepción de la Corrupción, de Transparency International. Utilizando las calificaciones que brindan cada una de las tres publicaciones a los respectivos países, se ponderan cada una de ellas en forma igualitaria dando como resultado el ranking "Democracia, Mercado y Transparencia".
Este ranking permite agrupar el grado de respeto a las libertades civiles, políticas, económicas y los niveles de transparencia, ayuda a comprender por qué en algunos países se goza de mayor calidad de vida que en otros y posibilita a cada uno ver las fortalezas y debilidades de su propio país.
En este ranking, a los BRICS no les va muy bien. Entre 172 países, según datos de entre 2006 y 2010, China aparece en el puesto número 153, Rusia en el 152, India en el 77, Brasil en el 61 y, Sudáfrica es el mejor posicionado de todos y aparece en el puesto 48.
En todos los casos, les va muy mal en materia de transparencia, un requisito fundamental para ingresar al selecto club de la OCDE. De acuerdo al índice de Transparencia Internacional 2010, donde 1 es la peor calificación y 10 la mejor, Sudáfrica obtiene un puntaje de 4,5; Brasil de 3,7; China 3,5; India 3,3; y Rusia 2,1. Es decir, de los cinco BRICS, cuatro de ellos están aplazados en materia de probidad. A ello hay que agregarle que China es una dictadura, con tradición burocrática, una población acostumbrada -por milenios- a obedecer y no conocer la democracia y un Partido Comunista heredero de una cultura temerosa de sus propias debilidades, que aspira a desafiar a Occidente por lo cual requiere una política monolítica que ahogue la divergencia. Por eso, a pesar de la apertura económica, los días de apertura política en China no se ven cercanos. El gigante asiático tiene conciencia de que posee más de un pie de barro y su cultura política se basa en resistir a que se resquebraje haciendo uso de la fuerza.
Rusia sigue muy lejos de ser una democracia real y sus niveles de corrupción y falta de transparencia generan la paradoja de ser una potencia pero con estructuras políticas y de opinión pública tercermundista. Rusia pasó de un régimen zarista -de corte absolutista- a uno de los totalitarismos más brutales del siglo XX y ahora a un gobierno "no-democrático" y con altos niveles de corrupción social. Basta pensar que la mafia rusa es la organización criminal más grande y peligrosa del mundo.
Brasil no es aún un estado democrático de derecho pleno y la mayoría de los académicos piensa que necesita una reforma política profunda. Pero, como parte del grupo, ha aumentado notablemente su peso específico en la economía global, pero al mismo tiempo necesita avanzar en transparencia, profundizar la apertura de su mercado y especialmente reducir su excesiva burocracia y su defectuosa institucionalidad política.
Si estas son las características en materia de desarrollo de los BRICS, la Argentina podría pertenecer perfectamente al grupo, dado su pobre desempeño político, económico e institucional, pero sin embargo, su peso geopolítico es insignificante.
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