14 Septiembre 2011
MENSAJE. "Todos los hermanos deben predicar a través de sus obras"
La pequeña ciudad de Asís está situada en la provincia de Perugia, en lo alto de las montañas de la región de Umbría. Desde Roma se llega por vía terrestre en unas dos horas y media. Es junto a Tierra Santa y la iglesia de la Virgen de Guadalupe, en México los lugares más visitados por los peregrinos, profesen o no el catolicismo.
San Francisco nació en Asís, en el año 1.182. Vivió 44 años y falleció el 3 de octubre 1.226 en la Porciúncula, y fue canonizado por el Papa Gregorio IX ,16 de julio 1228. Su padre, un fuerte comerciante con negocios en Francia, lo bautizó como Juan. Pero se conoció al niño como el hijo del francés. Y quizá, producto de una deformación del idioma, terminó siendo Francis, primero y luego Francisco.
Llevó una juventud disipada hasta que se convirtió; renunció a los bienes paternos y se entregó de lleno a servir a Dios. Abrazó la pobreza y vivió una vida evangélica, predicando a todos los hombres el amor de Dios.
Dio a sus seguidores unas sabias normas, que luego fueron aprobadas por la Santa Sede. Fundó una Orden de frailes y su primera seguidora mujer, Santa Clara es quien funda las Clarisas, inspirada por el Santo.
Se lo considera un Santo para todos los credos. No existe ningún Santo que sea tan popular como él, tanto entre católicos como entre los protestantes y aun entre los ateos. San Francisco de Asís cautivó a sus contemporáneos presentándoles la pobreza, la castidad y la obediencia con la pureza y fuerza de un testimonio de vida radical. En cierta ocasión, mientras oraba en la iglesia de San Damián, en las afueras de Asís, le pareció que el Crucifijo le hablaba y le repetía tres veces: "Francisco, repara mi casa, pues ya ves que está en ruinas".
El Santo, viendo que la iglesia se hallaba en muy mal estado, creyó que el Señor quería que la reparase; tomó pertenencias del negocio paterno y las vendió. A lo recaudado lo entregó al sacerdote de la iglesia de San Damián. Por este acto, que enfureció a su padre, renunció a su herencia y hasta se quitó y le devolvió su ropa. De ahora en más, mi padre es quien está en los cielos, afirmó.
Dios le había concedido ya el don de profecía y el don de milagros. Un hombre que sufría de una patología que le había desfigurado el rostro, se encontró con San Francisco, y se arrojó a sus pies. El Santo le besó en el rostro. Y éste quedó instantáneamente curado. San Francisco dio a su orden el nombre de "Frailes Menores" por humildad, pues quería que sus hermanos fuesen los siervos de todos y buscasen siempre los sitios más humildes.
Asís es la cuna del Santo patrono de los animales y su innegable encanto y atractivo atrae a gran número de visitantes y peregrinos, porque caminar por las calles, estrechas y empinadas de la ciudad, es darse una vuelta por el medioevo en pleno Siglo XXI.
En sus iglesias se encuentran frescos de algunos de los más grandes maestros del Arte de los todos los tiempos de Italia como Giotto, Lorenzetti y Simone Martini, entre otros.
San Francisco nació en Asís, en el año 1.182. Vivió 44 años y falleció el 3 de octubre 1.226 en la Porciúncula, y fue canonizado por el Papa Gregorio IX ,16 de julio 1228. Su padre, un fuerte comerciante con negocios en Francia, lo bautizó como Juan. Pero se conoció al niño como el hijo del francés. Y quizá, producto de una deformación del idioma, terminó siendo Francis, primero y luego Francisco.
Llevó una juventud disipada hasta que se convirtió; renunció a los bienes paternos y se entregó de lleno a servir a Dios. Abrazó la pobreza y vivió una vida evangélica, predicando a todos los hombres el amor de Dios.
Dio a sus seguidores unas sabias normas, que luego fueron aprobadas por la Santa Sede. Fundó una Orden de frailes y su primera seguidora mujer, Santa Clara es quien funda las Clarisas, inspirada por el Santo.
Se lo considera un Santo para todos los credos. No existe ningún Santo que sea tan popular como él, tanto entre católicos como entre los protestantes y aun entre los ateos. San Francisco de Asís cautivó a sus contemporáneos presentándoles la pobreza, la castidad y la obediencia con la pureza y fuerza de un testimonio de vida radical. En cierta ocasión, mientras oraba en la iglesia de San Damián, en las afueras de Asís, le pareció que el Crucifijo le hablaba y le repetía tres veces: "Francisco, repara mi casa, pues ya ves que está en ruinas".
El Santo, viendo que la iglesia se hallaba en muy mal estado, creyó que el Señor quería que la reparase; tomó pertenencias del negocio paterno y las vendió. A lo recaudado lo entregó al sacerdote de la iglesia de San Damián. Por este acto, que enfureció a su padre, renunció a su herencia y hasta se quitó y le devolvió su ropa. De ahora en más, mi padre es quien está en los cielos, afirmó.
Dios le había concedido ya el don de profecía y el don de milagros. Un hombre que sufría de una patología que le había desfigurado el rostro, se encontró con San Francisco, y se arrojó a sus pies. El Santo le besó en el rostro. Y éste quedó instantáneamente curado. San Francisco dio a su orden el nombre de "Frailes Menores" por humildad, pues quería que sus hermanos fuesen los siervos de todos y buscasen siempre los sitios más humildes.
Asís es la cuna del Santo patrono de los animales y su innegable encanto y atractivo atrae a gran número de visitantes y peregrinos, porque caminar por las calles, estrechas y empinadas de la ciudad, es darse una vuelta por el medioevo en pleno Siglo XXI.
En sus iglesias se encuentran frescos de algunos de los más grandes maestros del Arte de los todos los tiempos de Italia como Giotto, Lorenzetti y Simone Martini, entre otros.
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