23 Agosto 2011
VAZQUEZ DE ARGIRO. Fue quien encabezó varias investigaciones. LA GACETA / FOTO DE EZEQUIEL LAZARTE
No somos capaces de comer una manzana embarrada ni de tomar agua sucia. "Sin embargo no tenemos más remedio que respirar el aire que hay, y ese aire está sucio", afirma Nora Vázquez de Argiró, jefa del servicio de Neumonología del Hospital Padilla y profesora adjunta de la cátedra de Clínica Médica de la Facultad de Medicina de la UNT. Vázquez se propuso, junto a un grupo de neumonólogos, tomar cartas en el asunto y definir en qué medida la polución ambiental generada por la industria azucarera afectaba a la población y qué posibilidades había de minimizar los efectos. Para ello, estudiantes del último nivel de Medicina comenzaron haciendo un sondeo en Lastenia y en Yerba Buena. "Encontramos que los pobladores de Lastenia consultaban mucho más al especialista, o les silbaba el pecho -lo que se agravaba durante la zafra-",enfatiza; en tanto fuera de época de cosecha, las dos localidades tenían la misma contaminación. En Yerba Buena encuestó sólo en la zona urbana.
En Trinidad
En otra investigación, al año siguiente, constataron que Trinidad tenía un valor de 700 particulado total suspendido, cuando 260 es el valor máximo fijado por la Usepa (United States Environment Protection Agency) para que el aire sea inocuo.
Hasta allí tenían la encuesta, pero no la medición espirométrica. "Encontramos fuertes indicios, con un porcentaje mayor que el esperado -señala-. Normalmente se registra un 15% de asmáticos, pero acá había un 22% de personas que nunca habían fumado que sufrían obstrucción pulmonar. Sentimos que teníamos que no podíamos quedarnos de brazos cruzados. Descubrimos que no era imposible y que podríamos intentar trabajar juntos (con productores) con beneficios para todos y con mejor aprovechamiento de los recursos".
En 2010 Vázquez y su equipo les preguntaron a industriales azucareros, ante el alto costo del gas y la paulatina restricción de uso (faltará dentro de siete años) qué tenían previsto, siendo el bagazo el combustible principal. Al plantearles por qué no se usan los filtros mecánicos o húmedos, se enteraron de que en este momento las principales fábricas (Concepción, Santa Bárbara, Aguilares) disponen en funcionamiento de calderas con filtro incorporado. Estas trabajan con procesos de reciclado y no dejan residuos, por lo que la quema es mucho más eficiente. Con esas calderas los requerimientos de aire limpio son alcanzables y los humos son blancos y no contaminan. Y a pesar de su alto costo las fábricas ya las han instalado porque permiten ahorrar gas y además duplicar la producción de vapor. Incluso con lo que les va sobrando se fabrica electricidad, con lo que se autoabastecen y además pueden vender, por ende es una cuestión casi de supervivencia de la industria. "De ser nuestros adversarios ahora estamos en la misma vereda", colige Vázquez.
Ni caña ni rastrojo
Otro tema que abordaron los neumonólogos es el de la quema de caña. "Cosecha verde es lo que se hace en Colombia, donde no queman ni caña ni rastrojo. Este, mezclado con bagazo, es un combustible con igual rendimiento que el bagazo. Para qué quemarlo si lo puede usar para alimentar calderas y si la caldera es nueva, si les sobra hacen electricidad. Además puede servir como alimento para animales en caso de heladas o sequía y es un buen abono. Es como si estuviéramos quemando plata y ensuciando el ambiente -resume-. Pero para aprovecharlo hay que tener una cosechadora que no tienen los pequeños productores y por eso tienen que quemar. Entonces hay que controlar que los grandes lo hagan y que los chicos se integren en cooperativas, entre otras medidas".
En Trinidad
En otra investigación, al año siguiente, constataron que Trinidad tenía un valor de 700 particulado total suspendido, cuando 260 es el valor máximo fijado por la Usepa (United States Environment Protection Agency) para que el aire sea inocuo.
Hasta allí tenían la encuesta, pero no la medición espirométrica. "Encontramos fuertes indicios, con un porcentaje mayor que el esperado -señala-. Normalmente se registra un 15% de asmáticos, pero acá había un 22% de personas que nunca habían fumado que sufrían obstrucción pulmonar. Sentimos que teníamos que no podíamos quedarnos de brazos cruzados. Descubrimos que no era imposible y que podríamos intentar trabajar juntos (con productores) con beneficios para todos y con mejor aprovechamiento de los recursos".
En 2010 Vázquez y su equipo les preguntaron a industriales azucareros, ante el alto costo del gas y la paulatina restricción de uso (faltará dentro de siete años) qué tenían previsto, siendo el bagazo el combustible principal. Al plantearles por qué no se usan los filtros mecánicos o húmedos, se enteraron de que en este momento las principales fábricas (Concepción, Santa Bárbara, Aguilares) disponen en funcionamiento de calderas con filtro incorporado. Estas trabajan con procesos de reciclado y no dejan residuos, por lo que la quema es mucho más eficiente. Con esas calderas los requerimientos de aire limpio son alcanzables y los humos son blancos y no contaminan. Y a pesar de su alto costo las fábricas ya las han instalado porque permiten ahorrar gas y además duplicar la producción de vapor. Incluso con lo que les va sobrando se fabrica electricidad, con lo que se autoabastecen y además pueden vender, por ende es una cuestión casi de supervivencia de la industria. "De ser nuestros adversarios ahora estamos en la misma vereda", colige Vázquez.
Ni caña ni rastrojo
Otro tema que abordaron los neumonólogos es el de la quema de caña. "Cosecha verde es lo que se hace en Colombia, donde no queman ni caña ni rastrojo. Este, mezclado con bagazo, es un combustible con igual rendimiento que el bagazo. Para qué quemarlo si lo puede usar para alimentar calderas y si la caldera es nueva, si les sobra hacen electricidad. Además puede servir como alimento para animales en caso de heladas o sequía y es un buen abono. Es como si estuviéramos quemando plata y ensuciando el ambiente -resume-. Pero para aprovecharlo hay que tener una cosechadora que no tienen los pequeños productores y por eso tienen que quemar. Entonces hay que controlar que los grandes lo hagan y que los chicos se integren en cooperativas, entre otras medidas".
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