15 Agosto 2011
UN ROL CLAVE. Cristina Fernández supervisó ayer la mesa 2.156.
Fue un día especial para Cristina Fernández. Ayer estaba vestida con pantalón de jeans negro, botas de cuero con taco, y una campera de abrigo de color gris claro. Tenía las uñas pintadas, dos anillos en la mano izquierda, pequeños aros en las orejas y el rostro prolijamente maquillado.
Se había levantado a las 6.15 dispuesta a cumplir un rol clave en las elecciones. "Por fin vas a ser presidenta", le dijo su marido Aldo Frías, al despedirla con un beso. Antes de salir de su casa, Cristina tomó unos mates en bombilla y salió raudamente hacia la escuela Federalismo Argentino, en la ciudad de Alderetes, donde debía cumplir el papel de presidenta de mesa.
La mujer, homónima de la Presidenta argentina, vive en el barrio Rincón del Este y admite que por su nombre siempre es motivo de bromas, tanto en la casa como en el trabajo. Es docente del nivel secundario y, actualmente, está adscripta a la presidencia de la Junta de Clasificación. "Al mediodía, a veces, me toca llamar por teléfono para pedir la comida. Me preguntan la dirección para enviar al cadete y cuando digo el nombre, empiezan las risas, las bromas o algún insulto, depende de quien esté del otro lado del teléfono", detalla.
A los políticos
A la siesta, rodeada por otras cuatro mujeres, en la mesa 2.156 del circuito 142, Cristina no se sorprendió por la presencia del fotógrafo. "Van a venir de LA GACETA", le había dicho el esposo al mediodía, cuando le llevó empanadas para el almuerzo.
"La gente debe pensar bien el voto y que los políticos se ocupen más del pueblo y no tanto de sus bolsillos", dijo cuando se le consultó una opinión sobre las elecciones, mientras controlaba el DNI de los circunstanciales electores y supervisaba el desarrollo de la votación en esa mesa.
Sus ocasionales compañeras (una vocal de mesa y tres fiscales) sonreían al lado de Cristina. A la hora de la siesta bajó la afluencia de votantes, entonces ella aprovechó la pausa para levantarse un momento de la silla, caminar unos pasos, muy cerca de la urna, y volver a su lugar.
¿Qué medidas tomaría si usted fuera Presidenta?, se le consultó. "Crear fuentes de empleo -respondió de inmediato- para que la gente, realmente, sienta lo que es ganarse el sueldo".
Se había levantado a las 6.15 dispuesta a cumplir un rol clave en las elecciones. "Por fin vas a ser presidenta", le dijo su marido Aldo Frías, al despedirla con un beso. Antes de salir de su casa, Cristina tomó unos mates en bombilla y salió raudamente hacia la escuela Federalismo Argentino, en la ciudad de Alderetes, donde debía cumplir el papel de presidenta de mesa.
La mujer, homónima de la Presidenta argentina, vive en el barrio Rincón del Este y admite que por su nombre siempre es motivo de bromas, tanto en la casa como en el trabajo. Es docente del nivel secundario y, actualmente, está adscripta a la presidencia de la Junta de Clasificación. "Al mediodía, a veces, me toca llamar por teléfono para pedir la comida. Me preguntan la dirección para enviar al cadete y cuando digo el nombre, empiezan las risas, las bromas o algún insulto, depende de quien esté del otro lado del teléfono", detalla.
A los políticos
A la siesta, rodeada por otras cuatro mujeres, en la mesa 2.156 del circuito 142, Cristina no se sorprendió por la presencia del fotógrafo. "Van a venir de LA GACETA", le había dicho el esposo al mediodía, cuando le llevó empanadas para el almuerzo.
"La gente debe pensar bien el voto y que los políticos se ocupen más del pueblo y no tanto de sus bolsillos", dijo cuando se le consultó una opinión sobre las elecciones, mientras controlaba el DNI de los circunstanciales electores y supervisaba el desarrollo de la votación en esa mesa.
Sus ocasionales compañeras (una vocal de mesa y tres fiscales) sonreían al lado de Cristina. A la hora de la siesta bajó la afluencia de votantes, entonces ella aprovechó la pausa para levantarse un momento de la silla, caminar unos pasos, muy cerca de la urna, y volver a su lugar.
¿Qué medidas tomaría si usted fuera Presidenta?, se le consultó. "Crear fuentes de empleo -respondió de inmediato- para que la gente, realmente, sienta lo que es ganarse el sueldo".
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