Por Silvina Cena
11 Agosto 2011
PASOS DE BAILE. Los grupos desfilan durante una hora y media. Detrás de cámaras prevalecen las corridas y los nervios que implica emitir en vivo.
Va a empezar, va a empezar. Una voz que no tiene dueño y parece descolgarse del techo dice "en 30" y eso significa segundos, lo que apura la prisa y las corridas que trasladan ajustes de último momento. Ay, la adrenalina. El combustible que hace más de 25 años, todos los sábados, por el mismo canal, ensambla shows tropicales, ostentaciones melódicas y concursos de canto con la sonrisa porfiada de un conductor histriónico. El ladrillo basal sobre el que se sostiene "Elegidos", ese escenario ancestral de la televisión nuestra, al que cada tucumano tiene arrimado un recuerdo o una fantasía.
Y se consumen los 30 segundos y comienza el programa. Ahí está Oscar Hugo Mazza, pegado a un lateral del escenario, impecable con su combinación de verdes y su voz amaestrada en el tono grave. "¡Muy buen sábado! Bienvenidos al programa 1.263; hace calorcito en Tucumán...", le galantea, en vivo, a la cámara. Allá afuera, en cada casa que sintoniza Canal 8, las pantallas muestran una suerte de espejo bondadoso que corrige las imperfecciones del modelo. Porque a espaldas de esa emisión de hora y media, de esa compañía que llega puntual una vez por semana, hay un detrás de escena frenético, muchas veces enmarañado, pero siempre -al decir de sus protagonistas- fascinante.
La previa
Fernando Ferreyra, jefe de Producción, es la aguja que va tejiendo los hilos del tapiz que se televisa: fundamentalmente, se encarga de decidir qué se emitirá, pero además escribe el guión, selecciona los videoclips, comanda el control central... y hasta acomoda el decorado. Aclara que el trabajo se elabora con dos semanas de anticipación, aunque eso no garantiza que la planificación se cumpla. Así se producen cambios de última hora o, más arriesgado aún, mientras el programa está al aire. "Al no hacer contratos con los grupos estamos sujetos a la palabra de los representantes. Por eso, ya sea porque los músicos tienen un viaje, están demorados con notas previas o por problemas en los vuelos, algunos números se caen y sobre la marcha debemos reestructurarlos. A veces sale muy lindo y otras no; lo importante es abrir una ventana para que se muestren todos los ritmos locales y de Buenos Aires", señala. ¿Cómo hay que hacer para abrir esa ventana? "Hasta hace poco venían los artistas y les dábamos turnos para actuar. Pero ahora decidimos hacer una selección previa, pensando también en los grupos que están de gira por la provincia", apunta Ferreyra.
En el estudio
Detrás de escena no hay pausas. Mazza repasa el libreto (es sólo una guía); el primer solista que saldrá al aire (en este caso, el melódico René Hamilton Paz) deambula ansioso por el estudio y Jorge Sánchez, director de cámaras, da las últimas indicaciones para que el conductor sepa cuándo debe mirar a una u otra. El modo en que el buen manejo de las cámaras subsana los errores o el revuelo propio del estudio es sólo comprensible para los que están ahí. Por ejemplo, los televidentes no se imaginan que mientras Mazza está ocupando unos pocos centímetros cuadrados del escenario, a su alrededor hay músicos instalando instrumentos, un productor haciéndole señas para que recuerde un dato, un asistente marcando el lugar en el que debe pararse el cantante, fans que vivan a sus ídolos, bailarinas que hablan, guardias que dictan mensajes... y más.
"En general, los artistas no tienen requisitos acerca del ángulo en que quieren ser tomados, aunque a veces sus productores hacen sugerencias que nosotros aceptamos, porque ellos tienen claro qué los beneficia. Recuerdo que una vez que vino el español Raphael me pidió específicamente que le tomara el perfil derecho -comenta-. Otro arreglo que hacemos con las cámaras es cuando el cantante se olvida de la letra. Pasa seguido, y entonces hay que abrir el plano para que no se le vea la boca", se ríe.
Cierre con las groupies
A minutos de que finalice el programa, el estudio sigue siendo un hervidero. Las fanáticas de Mezgaya, el grupo cumbiero que se encarga del cierre, atrapan cada momento en los pixeles de sus celulares. Productor, camarógrafos, asistentes y conductor ni siquiera pueden relajarse cuando terminan los últimos acordes de "Costañera" porque entonces hay que despedir a los cantantes, desarmar la escenografía y dejarla lista para el lunes. "¿Viste lo que es esto?", dice Ferreyra mientras empuja un escritorio. Las familias piden verlo sábado a sábado.
¿Qué pasó con Pablo Campos?
El tradicional conductor, reemplazado por Mazza, dijo que hubo un desgaste y que sufría de estrés
Pablo Campos fue durante décadas sinónimo de "Elegidos", pero ya no está al frente del programa. El productor Fernando Ferreyra indicó que es uno de los cambios que se están introduciendo, ya que la idea es abrir el juego y conquistar nuevos públicos. "Queremos incluir a más artistas, no sólo los tropicales, y así recobrar el espíritu original. Lamentablemente, Pablo no pudo acompañarnos en esta nueva etapa", resumió. Por su parte, Campos explicó que necesitaba hacer un parate: "después de tantos años se produjo un desgaste y preferí dar prioridad a otros proyectos igual de importantes. Lo único que lamento es no haberme despedido bien de los televidentes, ya que sólo se me dio un bloque, y muchos no lo vieron".
Y se consumen los 30 segundos y comienza el programa. Ahí está Oscar Hugo Mazza, pegado a un lateral del escenario, impecable con su combinación de verdes y su voz amaestrada en el tono grave. "¡Muy buen sábado! Bienvenidos al programa 1.263; hace calorcito en Tucumán...", le galantea, en vivo, a la cámara. Allá afuera, en cada casa que sintoniza Canal 8, las pantallas muestran una suerte de espejo bondadoso que corrige las imperfecciones del modelo. Porque a espaldas de esa emisión de hora y media, de esa compañía que llega puntual una vez por semana, hay un detrás de escena frenético, muchas veces enmarañado, pero siempre -al decir de sus protagonistas- fascinante.
La previa
Fernando Ferreyra, jefe de Producción, es la aguja que va tejiendo los hilos del tapiz que se televisa: fundamentalmente, se encarga de decidir qué se emitirá, pero además escribe el guión, selecciona los videoclips, comanda el control central... y hasta acomoda el decorado. Aclara que el trabajo se elabora con dos semanas de anticipación, aunque eso no garantiza que la planificación se cumpla. Así se producen cambios de última hora o, más arriesgado aún, mientras el programa está al aire. "Al no hacer contratos con los grupos estamos sujetos a la palabra de los representantes. Por eso, ya sea porque los músicos tienen un viaje, están demorados con notas previas o por problemas en los vuelos, algunos números se caen y sobre la marcha debemos reestructurarlos. A veces sale muy lindo y otras no; lo importante es abrir una ventana para que se muestren todos los ritmos locales y de Buenos Aires", señala. ¿Cómo hay que hacer para abrir esa ventana? "Hasta hace poco venían los artistas y les dábamos turnos para actuar. Pero ahora decidimos hacer una selección previa, pensando también en los grupos que están de gira por la provincia", apunta Ferreyra.
En el estudio
Detrás de escena no hay pausas. Mazza repasa el libreto (es sólo una guía); el primer solista que saldrá al aire (en este caso, el melódico René Hamilton Paz) deambula ansioso por el estudio y Jorge Sánchez, director de cámaras, da las últimas indicaciones para que el conductor sepa cuándo debe mirar a una u otra. El modo en que el buen manejo de las cámaras subsana los errores o el revuelo propio del estudio es sólo comprensible para los que están ahí. Por ejemplo, los televidentes no se imaginan que mientras Mazza está ocupando unos pocos centímetros cuadrados del escenario, a su alrededor hay músicos instalando instrumentos, un productor haciéndole señas para que recuerde un dato, un asistente marcando el lugar en el que debe pararse el cantante, fans que vivan a sus ídolos, bailarinas que hablan, guardias que dictan mensajes... y más.
"En general, los artistas no tienen requisitos acerca del ángulo en que quieren ser tomados, aunque a veces sus productores hacen sugerencias que nosotros aceptamos, porque ellos tienen claro qué los beneficia. Recuerdo que una vez que vino el español Raphael me pidió específicamente que le tomara el perfil derecho -comenta-. Otro arreglo que hacemos con las cámaras es cuando el cantante se olvida de la letra. Pasa seguido, y entonces hay que abrir el plano para que no se le vea la boca", se ríe.
Cierre con las groupies
A minutos de que finalice el programa, el estudio sigue siendo un hervidero. Las fanáticas de Mezgaya, el grupo cumbiero que se encarga del cierre, atrapan cada momento en los pixeles de sus celulares. Productor, camarógrafos, asistentes y conductor ni siquiera pueden relajarse cuando terminan los últimos acordes de "Costañera" porque entonces hay que despedir a los cantantes, desarmar la escenografía y dejarla lista para el lunes. "¿Viste lo que es esto?", dice Ferreyra mientras empuja un escritorio. Las familias piden verlo sábado a sábado.
¿Qué pasó con Pablo Campos?
El tradicional conductor, reemplazado por Mazza, dijo que hubo un desgaste y que sufría de estrés
Pablo Campos fue durante décadas sinónimo de "Elegidos", pero ya no está al frente del programa. El productor Fernando Ferreyra indicó que es uno de los cambios que se están introduciendo, ya que la idea es abrir el juego y conquistar nuevos públicos. "Queremos incluir a más artistas, no sólo los tropicales, y así recobrar el espíritu original. Lamentablemente, Pablo no pudo acompañarnos en esta nueva etapa", resumió. Por su parte, Campos explicó que necesitaba hacer un parate: "después de tantos años se produjo un desgaste y preferí dar prioridad a otros proyectos igual de importantes. Lo único que lamento es no haberme despedido bien de los televidentes, ya que sólo se me dio un bloque, y muchos no lo vieron".
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