30 Julio 2011
"EL AMOR ES TODO". No lo dudan María Rosa, Eusebio, Carla y Rodolfo. LA GACETA / FOTO DE EZEQUIEL LAZARTE
¿El amor puede durar toda la vida? ¿Se puede ser feliz tanto tiempo con la misma persona? María Rosa Díaz (72) y Eusebio Holgado (79) acaban de cumplir sus bodas de oro y aseguran que el amor, con el paso de los años, va creciendo, se transforma.
Cuando se casaron no dudaron en que iba a ser para siempre. El trabajaba y ella estaba en la casa, cocinando, cuidando los cinco hijos que tuvieron y esperando ansiosa a su esposo. No se quejaba si él la ayudaba o no. "El amor, la comprensión y la tolerancia fueron fundamentales para nosotros. Poder entender que quien está al lado es diferente es clave, al igual que no traspasar ciertos límites", declaró Eusebio. Otros códigos esenciales: no discutir jamás delante de los hijos, decir las cosas sin faltar el respeto al otro y conservar un espacio diario (la cena) para la familia.
¿Peleaban mucho?, se les consultó "No, nunca tuvimos peleas grandes, ni siquiera por dinero. Nos adaptábamos a lo que había", aclaran. Ella ponía los límites y tomaba la mayoría de las decisiones en cuanto a la educación de los chicos. A él le parecía bien. No se les pasaba por la cabeza pensar que era necesario tener su tiempo para estar solos.
No todo fueron flores para María Rosa y Eusebio. Ella tuvo que soportar un engaño y no le esquiva al tema. "Lo perdoné en pos de que la familia siguiera unida y de apostarle a la compañía en la vejez", confiesa.
En la entrevista se cuela Carla Holgado, la hija menor del matrimonio. Está orgullosa de la relación de sus padres, pero en algunos aspectos intenta diferenciarse. Carla está casada hace seis años con Rodolfo Medina, con quien tiene dos hijos. Ellos creen que en la crianza la participación del papá es fundamental. Las claves de su amor son similares a las de María Rosa y Eusebio, pero tienen también otras prioridades: tener mucha paciencia, saber ponerse en el lugar del otro, conocerse mucho, tener algo de independencia y objetivos económicos comunes.
Cuando se casaron no dudaron en que iba a ser para siempre. El trabajaba y ella estaba en la casa, cocinando, cuidando los cinco hijos que tuvieron y esperando ansiosa a su esposo. No se quejaba si él la ayudaba o no. "El amor, la comprensión y la tolerancia fueron fundamentales para nosotros. Poder entender que quien está al lado es diferente es clave, al igual que no traspasar ciertos límites", declaró Eusebio. Otros códigos esenciales: no discutir jamás delante de los hijos, decir las cosas sin faltar el respeto al otro y conservar un espacio diario (la cena) para la familia.
¿Peleaban mucho?, se les consultó "No, nunca tuvimos peleas grandes, ni siquiera por dinero. Nos adaptábamos a lo que había", aclaran. Ella ponía los límites y tomaba la mayoría de las decisiones en cuanto a la educación de los chicos. A él le parecía bien. No se les pasaba por la cabeza pensar que era necesario tener su tiempo para estar solos.
No todo fueron flores para María Rosa y Eusebio. Ella tuvo que soportar un engaño y no le esquiva al tema. "Lo perdoné en pos de que la familia siguiera unida y de apostarle a la compañía en la vejez", confiesa.
En la entrevista se cuela Carla Holgado, la hija menor del matrimonio. Está orgullosa de la relación de sus padres, pero en algunos aspectos intenta diferenciarse. Carla está casada hace seis años con Rodolfo Medina, con quien tiene dos hijos. Ellos creen que en la crianza la participación del papá es fundamental. Las claves de su amor son similares a las de María Rosa y Eusebio, pero tienen también otras prioridades: tener mucha paciencia, saber ponerse en el lugar del otro, conocerse mucho, tener algo de independencia y objetivos económicos comunes.
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