Por Diego Jemio
20 Julio 2011
LA PLATA.- Ni la gran campaña de Perú. Ni la confirmación del excelente presente de Uruguay, luego de aquel cuarto puesto en el Mundial de Sudáfrica. En la noche de La Plata y minutos antes del inicio del partido, el único tema de conversación fue el estado del campo de juego del "Estadio Ciudad de La Plata".
Durante el lunes y buena parte de ayer, llovió en La Capital y en la "Ciudad de las Diagonales". El agua dejó en evidencia algunos problemas que ya había mostrado el césped del moderno estadio bonaerense. Incluso, en horas de la tarde tomó fuerza el rumor de que el encuentro podía suspenderse. Cuando caía la tarde, una orden del gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, enterró las dudas sobre la realización del partido. La suspensión hubiese sido un papelón internacional que nadie estaba dispuesto a afrontar, a pocas semanas de una elección de autoridades en Capital, y a algunos meses de la presidenciales.
Lejos de cualquier especulación, desde muy temprano comenzaron a llegar los hinchas uruguayos y peruanos al estadio. Recién llegado de su país, Ricardo Amuz dijo que Uruguay fue paso a paso, sin subestimar nunca a los rivales. "Como todo uruguayo, soy humilde y confío en el valor de los muchachos", comentó. Cuando le consultaron sobre la "garra charrúa", manifestó: "es el sentimiento, las ganas que tenemos de ganar. Superamos a Argentina con temple y ya demostramos en el Mundial que somos un gran equipo".
Jair Corales llegó a La Plata con su familia, con la que planea un paseo de 15 días por los puntos más turísticos del país. "Con mi poca edad -analizó- vi crecer mucho a la selección peruana. Hace unos años, cuando enfrentábamos a otros países, nos faltaba juego y llegada al gol. Ahora mejoramos muchísimo", expresó el joven.
Fernando Castillo tiene el corazón dividido. Nació en Uruguay, pero vive en Argentina hace 25 años. Trabaja de vidriero en Morón y llegó al estadio enfundado en una bandera y bufanda de la "celeste".
"Somos el gran candidato, pero a los partidos hay que jugarlo. Mirá lo que le pasó a Argentina y a Brasil por relajarse. Aunque vivo acá hace mucho, me siento uruguayo hasta el fondo del alma. Nosotros ponemos todo en la cancha y dejamos la vida en el potrero y en los partidos importantes".
Por último, José Alfredo Sánchez Medina es un peruano que vino a ganarse la vida a la Argentina hace 11 años. Llegó con toda su familia. Y arriesgó a ganador.
Cada cual atendió su juego. La pasión por seguir hasta las últimas consecuencias al color de sus amores mueve montañas, aseguran peruanos y uruguayos.
Durante el lunes y buena parte de ayer, llovió en La Capital y en la "Ciudad de las Diagonales". El agua dejó en evidencia algunos problemas que ya había mostrado el césped del moderno estadio bonaerense. Incluso, en horas de la tarde tomó fuerza el rumor de que el encuentro podía suspenderse. Cuando caía la tarde, una orden del gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, enterró las dudas sobre la realización del partido. La suspensión hubiese sido un papelón internacional que nadie estaba dispuesto a afrontar, a pocas semanas de una elección de autoridades en Capital, y a algunos meses de la presidenciales.
Lejos de cualquier especulación, desde muy temprano comenzaron a llegar los hinchas uruguayos y peruanos al estadio. Recién llegado de su país, Ricardo Amuz dijo que Uruguay fue paso a paso, sin subestimar nunca a los rivales. "Como todo uruguayo, soy humilde y confío en el valor de los muchachos", comentó. Cuando le consultaron sobre la "garra charrúa", manifestó: "es el sentimiento, las ganas que tenemos de ganar. Superamos a Argentina con temple y ya demostramos en el Mundial que somos un gran equipo".
Jair Corales llegó a La Plata con su familia, con la que planea un paseo de 15 días por los puntos más turísticos del país. "Con mi poca edad -analizó- vi crecer mucho a la selección peruana. Hace unos años, cuando enfrentábamos a otros países, nos faltaba juego y llegada al gol. Ahora mejoramos muchísimo", expresó el joven.
Fernando Castillo tiene el corazón dividido. Nació en Uruguay, pero vive en Argentina hace 25 años. Trabaja de vidriero en Morón y llegó al estadio enfundado en una bandera y bufanda de la "celeste".
"Somos el gran candidato, pero a los partidos hay que jugarlo. Mirá lo que le pasó a Argentina y a Brasil por relajarse. Aunque vivo acá hace mucho, me siento uruguayo hasta el fondo del alma. Nosotros ponemos todo en la cancha y dejamos la vida en el potrero y en los partidos importantes".
Por último, José Alfredo Sánchez Medina es un peruano que vino a ganarse la vida a la Argentina hace 11 años. Llegó con toda su familia. Y arriesgó a ganador.
Cada cual atendió su juego. La pasión por seguir hasta las últimas consecuencias al color de sus amores mueve montañas, aseguran peruanos y uruguayos.
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