Por Roberto Espinosa
20 Julio 2011
Fue uno de los árboles más coposos del folclore. En el teclado de su alma compuso una obra trascendente. Ariel Ramírez (1921-2010) tuvo un afecto especial por la tierra tucumana, porque en Simoca dio a luz "La tristecita" (1945), su primera zamba que le abrió la senda de la popularidad. En agosto de 2003 presentó en el Teatro San Martín, junto al Dúo Renacimiento (Luis Soria y Nito Zeitune) y el Coro Estable su obra cumbre, la Misa Criolla. Soria le pidió al sonidista que grabara para tener un recuerdo sin sospechar que se convertiría en la última grabación de Ramírez. Se trata de un emotivo concierto en que el músico recorre en el piano varias de sus mejores creaciones, incluyendo la zamba a la querida empanadera Sara Figueroa, La Tristecita, Alfonsina y el mar y El Paraná en una zamba. El Dúo Renacimiento muestra su jerarquía a lo largo de este concierto y el Coro Estable, guiado por Ricardo Sbrocco, luce expresivo en la Misa. También se destaca el charanguista Favio Ávila. Seguramente, este santafesino de veras debe estar sonriente con este CD póstumo en algún rincón del universo.
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