Un referente enciclopédico

"Los paseos con retretas eran una característica de las décadas del 40 y del 50. Estos se encontraban en Casal, plazoleta Mitre, Esquina Norte, plaza Yrigoyen, plazoleta Dorrego, El Bajo, plaza Independencia... Eran lugares donde los jóvenes concurrían a escuchar música y a relacionarse. Las niñas siempre estaban acompañadas por sus madres o alguien mayor". Locuaz, vehemente, pasional y portador de una memoria asombrosa, Alberto Dahan se confiesa con LA GACETA.

El principal referente de los animadores de los bailes más exitosos de Tucumán no descuida la percha -cómo él pregona-. Luce un impecable traje, corbata y sombrero. "A los 85 años aún puedo ascender a un colectivo y saber donde debo descender. Sólo porque Dios es generoso conmigo", cuenta a quien quiera oírlo.

En su casa paterna, de avenida Mitre, las habitaciones sobran y sólo una cama amanece destendida. Dahan vive solo. Sus padres, primero, y luego seis de sus siete hermanos se fueron de este mundo. Nunca se casó. "El diablo me dio cuatro minas peligrosas, caras y depredadoras: la ruleta, las cartas, la quiniela y la lotería. Las cuatros me dejaron en la lona y ninguna otra quiso vivir conmigo. No me quejo. En el barrio soy un vecino muy querido. Y en mi juventud pude vivir mi sueño más preciado: la animación, y encima ganaba dinero para hacerlo. ¡Y vaya, que me pagaban bien!", reveló.

Alberto es un hombre de experiencia. No obstante ello, se pone nervioso cuando lo invitan a una radio. "Es para que les cuente de mi época, cuando los bailes eran bailes y el animador era la figura más importante de la fiesta. De él dependía el éxito de la reunión", comentó.

"Comencé joven la animación. Tenía 20 años. Leía publicidad en el paseo Casal, por la red de altoparlantes. Un día vinieron los muchachos de la Escuela de Agricultura y me propusieron que les anime un baile. Allí comencé". Fueron sus inicios.

"Me tocó la mejor época del tango -continuó-, la década del 40, con poetas como Angel Villoldo, José González Castell, Pascual Contursi, Enrique Cadícamo, Homero Manzi, Enrique Santos Discépolo y Esteban Celedonio Flores, entre otros. Orquestas como la de Osmar Maderna, que grabó ?El Vuelo del Moscardón? con ritmo de tango. Ellos vinieron a Tucumán en el 51 y aunque él ya había muerto, el conjunto seguía llevando su nombre".

También contó que varias veces presentó a Juan D´Arienzo, a Alfredo de Angelis con sus vocalistas Julio Martel y Carlos Dante, al gordo Aníbal "Pichuco "Troilo, a Osvaldo Fresedo y a "Manos Mágicas" Rodolfo Biaggi. Todo un privilegio.