20 Junio 2011
Las dos maestras de la escuela de San José de Chasquivil recorren 12 horas a caballo para llegar a su lugar de trabajo. Se ven obligadas a permanecer en la escuela durante tres semanas consecutivas.
Pilar Bellido y Claudina Marcial viven en Amaicha del Valle, desde donde parten a Tafí del Valle. Allí esperan las mulas de carga y a los baqueanos que las acompañan durante todo el trayecto. El viaje comienza a las 8, y si hay buen tiempo llegan entre las 19 y las 20 a San José de Chasquivil.
Pilar tiene tres hijos y, cada vez que los extraña, debe esperar hasta el domingo para subir una lomada, a una hora de distancia de la escuela, que es el único lugar donde hay señal de celular.
La distancia de la familia es el mayor enemigo, pero un docente de alta montaña es pura vocación. "A veces, cuando es difícil el día, los chicos te ponen una chispa de alegría. Podés verlos con barro en los pies, pero con la cara llena de risa -dice Pilar-. Ver cómo cantan en clase o el entusiasmo cuando izan la bandera... Ellos se desesperan por el izamiento, y se ilusionaron preparando el desfile y la promesa de lealtad a la bandera".
La maestra enfatiza que el sueño de los chicos es conocer la ciudad. Sin embargo, admite que no es una tarea fácil. Para bajar a la ciudad por Raco les lleva ocho horas a caballo. En helicóptero son apenas 20 minutos, pero a la aeronave sólo pueden subir cinco pasajeros. ¿Cómo hacer con 26 alumnos?, es el gran interrogante. Y así el sueño parece más lejano.
Pilar Bellido y Claudina Marcial viven en Amaicha del Valle, desde donde parten a Tafí del Valle. Allí esperan las mulas de carga y a los baqueanos que las acompañan durante todo el trayecto. El viaje comienza a las 8, y si hay buen tiempo llegan entre las 19 y las 20 a San José de Chasquivil.
Pilar tiene tres hijos y, cada vez que los extraña, debe esperar hasta el domingo para subir una lomada, a una hora de distancia de la escuela, que es el único lugar donde hay señal de celular.
La distancia de la familia es el mayor enemigo, pero un docente de alta montaña es pura vocación. "A veces, cuando es difícil el día, los chicos te ponen una chispa de alegría. Podés verlos con barro en los pies, pero con la cara llena de risa -dice Pilar-. Ver cómo cantan en clase o el entusiasmo cuando izan la bandera... Ellos se desesperan por el izamiento, y se ilusionaron preparando el desfile y la promesa de lealtad a la bandera".
La maestra enfatiza que el sueño de los chicos es conocer la ciudad. Sin embargo, admite que no es una tarea fácil. Para bajar a la ciudad por Raco les lleva ocho horas a caballo. En helicóptero son apenas 20 minutos, pero a la aeronave sólo pueden subir cinco pasajeros. ¿Cómo hacer con 26 alumnos?, es el gran interrogante. Y así el sueño parece más lejano.
Lo más popular