Por Roberto Espinosa
01 Junio 2011
ADIOS A LA PIPA Y LA METAFORA. Los 61 años de Wilde se apagaron con la muerte. ARCHIVO LA GACETA
“Puedo tocarte el alma con las manos, tan adentro estamos uno del otro. Puedo sentir cada latido de tu corazón como una palabra profunda que me abriga...” El vaso de whisky, la pipa y una metáfora quedaron huérfanos la noche del martes en Barrio Sur, cuando los 61 años del corazón de Ernesto Wilde partieron con la muerte.
El "Guingui", como lo conocían sus seres queridos, había visto la luz en nuestra ciudad el 1º de enero de 1950. Le gustaba recordar con orgullo que era egresado del Instituto Técnico de la UNT, aunque luego comenzó a caminar las sendas de la literatura y el periodismo para no abandonarlas.
Ingresó a LA GACETA en 1980 y se especializó en economía. En 1979, había recibido una mención especial en el concurso de poesía "Themis Speroni", organizado por la filial La Plata (Argentina) de la Sociedad Argentina de Escritores. En 1984, obtuvo la Beca del Citibank para periodistas especializados en Economía y Finanzas. Al año siguiente, fue segundo premio en el concurso de poesía organizado por la Universidad Nacional de Tucumán y obtuvo una mención en el certamen de poesía, organizado por la Secretaría de Cultura de la provincia de Tucumán.
En 1987, ganó el tercer premio en la categoría Ensayo del XXV Certamen Literario Internacional, organizado por el Círculo de Poetas y Escritores Iberoamericanos de Nueva York, por el trabajo titulado "La poesía no sirve para pagar la deuda externa". En 1988, obtuvo la beca para periodistas del Rotary Internacional.
Fue colaborador de LA GACETA Literaria y trabajó también en el semanario El Periódico. Publicó en 2000 "El día que mataron a Bussi" (novela); en 1996, "Tumbacabezas" (poesía); en 1993, "Saldos y retazos" (novela); en 1989, "El habitante saqueado" (poesía) y en 1973, "Sobre la ladera del volcán" (poesía). Sus publicaciones también se editaron en los diarios Clarín y La Capital, de Rosario de Santa Fe.
"Suena tremendo pensar que alguna vez no podré regresar al olor de tu pelo y terminaré perdiendo los detalles más pequeños del incendio que me hizo respirar y enfrentar las traiciones y los puentes hacia los otros que se quebraban dejándome con la vida apoyada sobre el abismo, sin otro sostén que su propio dolor", escribió el poeta. LA GACETA ©
El "Guingui", como lo conocían sus seres queridos, había visto la luz en nuestra ciudad el 1º de enero de 1950. Le gustaba recordar con orgullo que era egresado del Instituto Técnico de la UNT, aunque luego comenzó a caminar las sendas de la literatura y el periodismo para no abandonarlas.
Ingresó a LA GACETA en 1980 y se especializó en economía. En 1979, había recibido una mención especial en el concurso de poesía "Themis Speroni", organizado por la filial La Plata (Argentina) de la Sociedad Argentina de Escritores. En 1984, obtuvo la Beca del Citibank para periodistas especializados en Economía y Finanzas. Al año siguiente, fue segundo premio en el concurso de poesía organizado por la Universidad Nacional de Tucumán y obtuvo una mención en el certamen de poesía, organizado por la Secretaría de Cultura de la provincia de Tucumán.
En 1987, ganó el tercer premio en la categoría Ensayo del XXV Certamen Literario Internacional, organizado por el Círculo de Poetas y Escritores Iberoamericanos de Nueva York, por el trabajo titulado "La poesía no sirve para pagar la deuda externa". En 1988, obtuvo la beca para periodistas del Rotary Internacional.
Fue colaborador de LA GACETA Literaria y trabajó también en el semanario El Periódico. Publicó en 2000 "El día que mataron a Bussi" (novela); en 1996, "Tumbacabezas" (poesía); en 1993, "Saldos y retazos" (novela); en 1989, "El habitante saqueado" (poesía) y en 1973, "Sobre la ladera del volcán" (poesía). Sus publicaciones también se editaron en los diarios Clarín y La Capital, de Rosario de Santa Fe.
"Suena tremendo pensar que alguna vez no podré regresar al olor de tu pelo y terminaré perdiendo los detalles más pequeños del incendio que me hizo respirar y enfrentar las traiciones y los puentes hacia los otros que se quebraban dejándome con la vida apoyada sobre el abismo, sin otro sostén que su propio dolor", escribió el poeta. LA GACETA ©
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