31 Mayo 2011
A los docentes de la Escuela 219 se los podría calificar como "maestros 4x4", una categoría que no está en ninguna Junta de Clasificación del Ministerio de Educación. Y si lo estuviera, los puntos que sumarían no admitirían esos molestos decimales con los cuales acceden a los cargos. Por el contrario, como mínimo, deberían sumar números con seis dígitos.
"Pechadores"
Cada vez que Marcia Ferreyra, Gladys Villa, Mercedes Barro, Myriam Medina y Oscar Robles regresan a Anca Juli luego de pasar algunos días con sus familias en la ciudad, deben calzarse sus mejores zapatillas e internarse en la montaña para llevarles educación a los chicos. En el barrio dirían que estos cinco maestros "pechan y pechan". Pero en las montañas nadie les dice nada, sino que la naturaleza les habla en silencio ¿De qué manera? Con el frío del agua que les hace sentir su filo cada una de las 60 veces que cruzan el río durante el trayecto de entre seis y ocho horas que hacen a pie hasta la escuela. También, cuando la senda que los conduce hasta sus alumnos está cubierta por vegetación, o cuando las piedras son grandes y demandan sumo cuidado al treparlas para no lesionarse.
Con alegría
De esta forma transcurren para ellos los meses del año lectivo y por eso festejan llenos de alegría cada vez que algo rompe con la rutina tranquila de la montaña silenciosa; sienten que, por única vez, "están en el mapa". Entonces, a ninguno de los vecinos del pueblo le llamó la atención que los docentes salieran apurados y sonrientes a recibir a Héctor Manca en cuanto el helicóptero se posó sobre el suelo verde de Anca Juli.
"Pechadores"
Cada vez que Marcia Ferreyra, Gladys Villa, Mercedes Barro, Myriam Medina y Oscar Robles regresan a Anca Juli luego de pasar algunos días con sus familias en la ciudad, deben calzarse sus mejores zapatillas e internarse en la montaña para llevarles educación a los chicos. En el barrio dirían que estos cinco maestros "pechan y pechan". Pero en las montañas nadie les dice nada, sino que la naturaleza les habla en silencio ¿De qué manera? Con el frío del agua que les hace sentir su filo cada una de las 60 veces que cruzan el río durante el trayecto de entre seis y ocho horas que hacen a pie hasta la escuela. También, cuando la senda que los conduce hasta sus alumnos está cubierta por vegetación, o cuando las piedras son grandes y demandan sumo cuidado al treparlas para no lesionarse.
Con alegría
De esta forma transcurren para ellos los meses del año lectivo y por eso festejan llenos de alegría cada vez que algo rompe con la rutina tranquila de la montaña silenciosa; sienten que, por única vez, "están en el mapa". Entonces, a ninguno de los vecinos del pueblo le llamó la atención que los docentes salieran apurados y sonrientes a recibir a Héctor Manca en cuanto el helicóptero se posó sobre el suelo verde de Anca Juli.
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