29 Mayo 2011
En la reunión de esta semana de los países de la OCDE, la palabra "bienestar" se ha repetido en la agenda, como herramienta para frenar el desempleo, que en el mundo afecta a 81 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años (según la OIT).
¿A qué alude hoy el término bienestar, a 60 años de la posguerra? "El Estado de Bienestar fue un modelo político y económico de ampliación de derechos sociales y políticos ligados a la ampliación de la ciudadanía en Europa, donde el Estado empezó a hacerse cargo de procesos que antes estaban librados estrictamente al mercado y a los particulares", destaca Dan Adaszko. "Una agenda de bienestar -continúa - tendría que incluir la participación activa del Estado en la planificación y ejecución de políticas sociales de bienestar. Y eso no implica necesariamente que el Estado sea un estado empresario; pero sí que intervenga claramente en establecer las reglas del juego social, económico y político". Adaszko opina que la idea de Estado mínimo "ha llevado a niveles inaceptables de desigualdad y de exclusión".
Cuando se le pide que imagine la agenda del Estado de Bienestar para este tramo del siglo XXI, a los ítems tradicionales (educación, salud, vivienda) les suma "el aspecto ambiental, la incorporación de nuevas tecnologías de la información, que transparenten la gestión del Estado, y un involucramiento de las nuevas generaciones, con sus nuevas pautas culturales, utilizando las redes".
"A diferencia de la vieja agenda del Estado de bienestar, donde había una tendencia hacia la homogeneización, esta nueva agenda debería incorporar e integrar la hereterogeneidad que existe hoy en la sociedad, equiparando oportunidades y regulando los procesos o mecanismos sociales que generan desigualdad y exclusión", opina el investigador del Observatorio de la Deuda Social de la UCA.
Del lado de los "indignados", María Díaz Ezquerro y Esther Martínez afirman que un Estado de Bienestar debe garantizar la salud, la educación, el acceso a la cultura (incluyen el derecho a la libre circulación de la información e internet) y el respeto al medio ambiente. Aunque ellas señalan la cuestión de las Nuevas Tecnologías de la Información como al pasar (son casi nativas digitales, es su segunda piel), ese aspecto no es menor: el miércoles pasado, en la sesión inaugural de la cumbre del G8 estuvo Mark Zuckerberg, el creador de Facebook. En la reunión de París también se habló de cambio climático y de la crisis nuclear, después de Fukushima. La agenda de Bienestar del siglo XXI se diversifica.
¿A qué alude hoy el término bienestar, a 60 años de la posguerra? "El Estado de Bienestar fue un modelo político y económico de ampliación de derechos sociales y políticos ligados a la ampliación de la ciudadanía en Europa, donde el Estado empezó a hacerse cargo de procesos que antes estaban librados estrictamente al mercado y a los particulares", destaca Dan Adaszko. "Una agenda de bienestar -continúa - tendría que incluir la participación activa del Estado en la planificación y ejecución de políticas sociales de bienestar. Y eso no implica necesariamente que el Estado sea un estado empresario; pero sí que intervenga claramente en establecer las reglas del juego social, económico y político". Adaszko opina que la idea de Estado mínimo "ha llevado a niveles inaceptables de desigualdad y de exclusión".
Cuando se le pide que imagine la agenda del Estado de Bienestar para este tramo del siglo XXI, a los ítems tradicionales (educación, salud, vivienda) les suma "el aspecto ambiental, la incorporación de nuevas tecnologías de la información, que transparenten la gestión del Estado, y un involucramiento de las nuevas generaciones, con sus nuevas pautas culturales, utilizando las redes".
"A diferencia de la vieja agenda del Estado de bienestar, donde había una tendencia hacia la homogeneización, esta nueva agenda debería incorporar e integrar la hereterogeneidad que existe hoy en la sociedad, equiparando oportunidades y regulando los procesos o mecanismos sociales que generan desigualdad y exclusión", opina el investigador del Observatorio de la Deuda Social de la UCA.
Del lado de los "indignados", María Díaz Ezquerro y Esther Martínez afirman que un Estado de Bienestar debe garantizar la salud, la educación, el acceso a la cultura (incluyen el derecho a la libre circulación de la información e internet) y el respeto al medio ambiente. Aunque ellas señalan la cuestión de las Nuevas Tecnologías de la Información como al pasar (son casi nativas digitales, es su segunda piel), ese aspecto no es menor: el miércoles pasado, en la sesión inaugural de la cumbre del G8 estuvo Mark Zuckerberg, el creador de Facebook. En la reunión de París también se habló de cambio climático y de la crisis nuclear, después de Fukushima. La agenda de Bienestar del siglo XXI se diversifica.