Por Federico Türpe
06 Mayo 2011
Hace casi dos décadas participaba sin invitación de una reunión casual en la Redacción de LA GACETA. Un grupo de periodistas conversaba sobre el fallecimiento de un viejo político, otrora personaje público de relevancia. Todos sabían que había muerto pero nadie conocía los detalles: cómo, cuándo, dónde, por qué. Apasionado por la charla, me animé a una irreverente intervención sin convite: "entonces, ¿cómo saben que murió?", pregunté con ansiedad y desparpajo. Un secretario de Redacción de entonces, Dardo Nofal, sin mirarme, quizás para evitar que mi humillación fuera mayor, respondió: "está en Fúnebres". Luego, a solas, me regaló una de sus tantas lecciones de periodismo. "A veces, las noticias más importantes no están en la tapa del diario, sino en las páginas de Fúnebres y Clasificados; leélas siempre". Ayer, cuando los teléfonos del diario explotaron con llamados de periodistas de todo el mundo, excitados por saber quién era Musa Ale Isa, recordé aquella vieja lección: la noticia más sorprendente estaba en Fúnebres.
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