Los protagonistas secundarios de un largo debate

Los protagonistas secundarios de un largo debate

Rodolfo Domínguez y Rubén Albornoz fueron los imputados menos polémicos en los tres meses del juicio oral.

EL JEFE. Rodolfo Domínguez fue medido cada vez que declaró. LA GACETA / ANTONIO FERRONI EL JEFE. Rodolfo Domínguez fue medido cada vez que declaró. LA GACETA / ANTONIO FERRONI
06 Mayo 2011
El respeto es mutuo. Durante el tiempo que trabajaron en la comisaría de Banda del Río Salí compartieron incontables procedimientos. De hecho, Rubén Orlando Albornoz tenía su escritorio dentro de la oficina de su jefe, el entonces comisario Rodolfo Reynaldo Domínguez.

El 26 de noviembre de 2004, Domínguez era jefe de una de las comisarías más grandes de la provincia: la de Banda del Río Salí. Durante su paso por la Policía, pasó por importantes lugares. Fue jefe de la sección Robos y Hurtos y del Comando Radioeléctrico.

En su defensa, el abogado Alvaro Zelarayán recordó que había sido condecorado por haber descubierto a una peligrosa gavilla, conocida como "La Banda de los Cordobeses", que había asaltado un banco ubicado en el acceso norte de esta ciudad el 21 de julio de 2000 y se llevaron $ 91.000.

La noche del crimen, Domínguez salió a hacer un procedimiento, y todavía no volvió, según declaró. "Por las consecuencias de este hecho, que produjeron mi retiro de la Policía, me arrepiento de haber ido a Yerba Buena. Pero si tuviera otro caso así, volvería a actuar igual, porque hice lo correcto", dijo el ex comisario a LA GACETA.

No hubo una jornada en la que no estuvieran sus familiares. Incluso, algunos llegan antes que él a las audiencias. Y viven el proceso como si fuera propio. "Sin ellos, no podría haber sobrellevado todos estos años de espera", dijo, confiado en que el Tribunal lo absolverá.

Premio frustrado

Albornoz sigue en actividad. De bajo perfil, el oficial principal a cargo de la comisaría de Los Sueldo quiere pasar casi desapercibido. Todavía parece guardar el recuerdo del premio frustrado; esa distinción a su contracción al trabajo que iban a entregarle al día siguiente. La aprehensión ordenada por el fiscal Guillermo Herrera se lo impidió. Domínguez se muestra respetuoso, medido con sus palabras. Albornoz no habla, y cierra los ojos cuando lo mencionan en los alegatos. Por su personalidad, ambos adquirieron un papel secundario entre los acusados.

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