29 Abril 2011
DURA DE DOMAR. La maleza genera dolores de cabeza a los productores. LA GACETA / ARCHIVO
La Sección Manejo de Malezas, de la Eeaoc, advirtió a los productores de granos del departamento Burruyacu que deben prever, para la próxima campaña, la posible aparición en sus campos del biotipo resistente a glifosato de la maleza Echinochloa colona. Tal aseveración resulta del número de consultas que recibieron este año, la mayoría de ellas ubicadas dentro de la zona de influencia de la cuenca endorreica del río Tajamar en el NE de Tucumán.
El biotipo fue detectado en cultivos de granos en 2008, y su resistencia al glifosato fue comprobada mediante estudios realizados por la Eeaoc y la UBA (Universidad de Buenos Aires). Las plantas jóvenes muestran leves síntomas de toxicidad ante la aplicación del glifosato, se recuperan y continúan su desarrollo, mientras que las adultas sólo evidencian un leve retraso del crecimiento. Esta maleza es de ciclo anual estival, iniciando sus pulsos de germinación cuando se generalizan las lluvias en la temporada cálida de Tucumán. En esta área, se detectó que la primera camada del biotipo resistente es la de mayor importancia (70% del total de plantas), mientras que las restantes (1 o 2) ocurren dentro del cultivo durante enero y febrero.
La clave para el manejo de este biotipo resistente es realizar un excelente barbecho químico, que garantice la muerte de todas las plantas de la primera camada. Ello se logra dejando que emerjan naturalmente y aplicando, antes que "macollen", un herbicida graminicida de los grupos químicos FOP o DIM. Una semana después, se debe realizar el tratamiento que normalmente se practica (glifosato + 2,4-D), para luego sembrar la soja o el maíz.
El biotipo fue detectado en cultivos de granos en 2008, y su resistencia al glifosato fue comprobada mediante estudios realizados por la Eeaoc y la UBA (Universidad de Buenos Aires). Las plantas jóvenes muestran leves síntomas de toxicidad ante la aplicación del glifosato, se recuperan y continúan su desarrollo, mientras que las adultas sólo evidencian un leve retraso del crecimiento. Esta maleza es de ciclo anual estival, iniciando sus pulsos de germinación cuando se generalizan las lluvias en la temporada cálida de Tucumán. En esta área, se detectó que la primera camada del biotipo resistente es la de mayor importancia (70% del total de plantas), mientras que las restantes (1 o 2) ocurren dentro del cultivo durante enero y febrero.
La clave para el manejo de este biotipo resistente es realizar un excelente barbecho químico, que garantice la muerte de todas las plantas de la primera camada. Ello se logra dejando que emerjan naturalmente y aplicando, antes que "macollen", un herbicida graminicida de los grupos químicos FOP o DIM. Una semana después, se debe realizar el tratamiento que normalmente se practica (glifosato + 2,4-D), para luego sembrar la soja o el maíz.
El biotipo fue detectado en cultivos de granos en 2008, y su resistencia al glifosato fue comprobada mediante estudios realizados por la Eeaoc y la UBA (Universidad de Buenos Aires). Las plantas jóvenes muestran leves síntomas de toxicidad ante la aplicación del glifosato, se recuperan y continúan su desarrollo, mientras que las adultas sólo evidencian un leve retraso del crecimiento. Esta maleza es de ciclo anual estival, iniciando sus pulsos de germinación cuando se generalizan las lluvias en la temporada cálida de Tucumán. En esta área, se detectó que la primera camada del biotipo resistente es la de mayor importancia (70% del total de plantas), mientras que las restantes (1 o 2) ocurren dentro del cultivo durante enero y febrero.
La clave para el manejo de este biotipo resistente es realizar un excelente barbecho químico, que garantice la muerte de todas las plantas de la primera camada. Ello se logra dejando que emerjan naturalmente y aplicando, antes que "macollen", un herbicida graminicida de los grupos químicos FOP o DIM. Una semana después, se debe realizar el tratamiento que normalmente se practica (glifosato + 2,4-D), para luego sembrar la soja o el maíz.
El biotipo fue detectado en cultivos de granos en 2008, y su resistencia al glifosato fue comprobada mediante estudios realizados por la Eeaoc y la UBA (Universidad de Buenos Aires). Las plantas jóvenes muestran leves síntomas de toxicidad ante la aplicación del glifosato, se recuperan y continúan su desarrollo, mientras que las adultas sólo evidencian un leve retraso del crecimiento. Esta maleza es de ciclo anual estival, iniciando sus pulsos de germinación cuando se generalizan las lluvias en la temporada cálida de Tucumán. En esta área, se detectó que la primera camada del biotipo resistente es la de mayor importancia (70% del total de plantas), mientras que las restantes (1 o 2) ocurren dentro del cultivo durante enero y febrero.
La clave para el manejo de este biotipo resistente es realizar un excelente barbecho químico, que garantice la muerte de todas las plantas de la primera camada. Ello se logra dejando que emerjan naturalmente y aplicando, antes que "macollen", un herbicida graminicida de los grupos químicos FOP o DIM. Una semana después, se debe realizar el tratamiento que normalmente se practica (glifosato + 2,4-D), para luego sembrar la soja o el maíz.
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