24 Abril 2011
Urgencias y alarmas en torno de la tolerancia
La visita a la Argentina del autor de "Conversación en la Catedral" actualizó la discusión sobre dos modos de concebir la acción política en un sistema democrático, cuando el sociólogo kirchnerista Horacio González opinó que el Nobel de Literatura, un liberal militante, no debía participar en la Feria del Libro de Buenos Aires. Finalmente, terció la Presidenta. Dos intelectuales tucumanos reflexionan y recuerdan que esta tensión no es nueva ni exclusiva de estas tierras. La política como escenario de lucha. Mouffe y Sartori, dos miradas opuestas.
EN LA FERIA. Mario Vargas Llosa habló "de la libertad y los libros". TELAM
Cuando el titular de la Biblioteca Nacional, Horacio González, cuestionó la invitación de las autoridades de la Feria del Libro a Mario Vargas Llosa en su calidad de disertante inaugural, el pensador kirchnerista sabía lo que hacía. Como muchos otros intelectuales que adhirieron desde un comienzo al kirchnerismo (entre ellos el ex secretario de Cultura de la Nación, José Nun), el sociólogo porteño no sólo no le teme a la confrontación, sino que la reivindica como herramienta política, entendiendo que en esa arena confrontan distintos modelos hegemónicos. No es casual que el argentino Ernesto Laclau y su esposa Chantal Mouffe, dos cultores del "modelo adversarial", sean dos de los intelectuales de cabecera del kirchnerismo. Escribe Mouffe, en su libro En torno a lo político: "En mi opinión, la creencia en la posibilidad de un consenso racional, universal, ha colocado al pensamiento democrático en el camino equivocado. En lugar de intentar diseñar instituciones que mediante procedimientos supuestamente imparciales reconciliarían todos los intereses y valores en conflicto, la tarea de los teóricos y políticos democráticos debería consistir en promover la creación de una esfera pública vibrante de lucha "agonista", donde puedan confrontarse diferentes proyectos políticos hegemónicos".
En la otra vereda están quienes, inspirados por el teórico italiano Giovanni Sartori, sostienen un modelo de democracia basada en los consensos. Sartori, que postula la importancia de la opinión pública como una de las "patas" de la democracia liberal, sostiene que "un gobierno de la opinión necesariamente debe ser un gobierno consentido, un gobierno del consenso, un gobierno que consensúe opiniones". "En el contexto que nos compete, consenso no es un aprobar activo, explícito y específico. Consenso, según su etimología, es un sentir conjunto, compartido. Por lo tanto, consenso no es aprobar. Basta con que sea aceptar", escribe Sartori, en "¿Qué es la democracia?"
En la otra vereda están quienes, inspirados por el teórico italiano Giovanni Sartori, sostienen un modelo de democracia basada en los consensos. Sartori, que postula la importancia de la opinión pública como una de las "patas" de la democracia liberal, sostiene que "un gobierno de la opinión necesariamente debe ser un gobierno consentido, un gobierno del consenso, un gobierno que consensúe opiniones". "En el contexto que nos compete, consenso no es un aprobar activo, explícito y específico. Consenso, según su etimología, es un sentir conjunto, compartido. Por lo tanto, consenso no es aprobar. Basta con que sea aceptar", escribe Sartori, en "¿Qué es la democracia?"
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