22 Abril 2011
Sienten que no viven en el megaemprendimiento prometido. Reclaman que en ese lugar donde concretaron el anhelo de la "casa propia", los errores se corrigen tarde y a las pruebas se remiten.
Los vecinos de Lomas de Tafí advierten que la delincuencia puso una sede allí antes de que se abriera la primera comisaría; les sorprende que en los sectores habilitados el año pasado haya fallas en el alumbrado público y que el mantenimiento de los espacios comunes aún no se concesionó, cuando las malezas ya reinan en los descampados y amparan no sólo a los ladrones, sino también a las alimañas. "Al final esto parece un barrio cualquiera, falla la infraestructura", mascullan los habitantes, que también tuvieron que digerir que las casas no fueran entregadas con las terminaciones previstas inicialmente.
La responsabilidad de resolver lo que ocurre no es exclusiva del Ipvdu. Tampoco del Municipio taficeño. Pero, definitivamente, no es de los vecinos. Sin embargo, los habitantes se organizan y cubren lo que a los grandilocuentes planes oficiales les faltó prever: pagan seguridad privada, vigilan sus casas entre sí o contratan jardineros para desmontar.
Hoy, cuando sólo el 26% de las casas están entregadas, Lomas de Tafí puede rectificar el rumbo y pasar a la historia como el inédito complejo planificado o continuar por el camino que transita hasta convertirse en sólo un barrio cualquiera.
Los vecinos de Lomas de Tafí advierten que la delincuencia puso una sede allí antes de que se abriera la primera comisaría; les sorprende que en los sectores habilitados el año pasado haya fallas en el alumbrado público y que el mantenimiento de los espacios comunes aún no se concesionó, cuando las malezas ya reinan en los descampados y amparan no sólo a los ladrones, sino también a las alimañas. "Al final esto parece un barrio cualquiera, falla la infraestructura", mascullan los habitantes, que también tuvieron que digerir que las casas no fueran entregadas con las terminaciones previstas inicialmente.
La responsabilidad de resolver lo que ocurre no es exclusiva del Ipvdu. Tampoco del Municipio taficeño. Pero, definitivamente, no es de los vecinos. Sin embargo, los habitantes se organizan y cubren lo que a los grandilocuentes planes oficiales les faltó prever: pagan seguridad privada, vigilan sus casas entre sí o contratan jardineros para desmontar.
Hoy, cuando sólo el 26% de las casas están entregadas, Lomas de Tafí puede rectificar el rumbo y pasar a la historia como el inédito complejo planificado o continuar por el camino que transita hasta convertirse en sólo un barrio cualquiera.
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