22 Abril 2011
En Lomas de Tafí claman por la tutela del Estado
Vecinos del emprendimiento emplazado en Los Pocitos padecen la inseguridad y sufren por la falta de cuidado de los espacios públicos. Los tucumanos que ya se mudaron al barrio critican la falta de presencia oficial. Ven con buenos ojos que el PE concesione a empresas el mantenimiento de la zona. Video
DETRÁS DE TODO, LOMAS DE TAFÍ. Las malezas y la suciedad se apoderaron de los espacios públicos comunes en el complejo habitacional taficeño. LA GACETA / HECTOR PERALTA
Cuando Paula de Pérez (32) habla de la inseguridad en el barrio, no cita trascendidos o rumores sobre el aumento de los arrebatos. La mujer, que habita desde diciembre en el sector XIV de Lomas de Tafí, revive la última noche del año pasado. "El 31 de diciembre salimos a las 22 a pasar Año Nuevo en familia a la casa de unos parientes. A las 23.15 me llamó un vecino para que volviéramos urgente: nos habían desvalijado la casa", relata.
Los ladrones, según consigna, forzaron con una barreta la puerta principal, encendieron las luces y hasta abrieron las ventanas para no levantar sospechas. "Los hijos de una vecina vieron la luz prendida y tocaron el timbre, por eso los delincuentes huyeron. Pero ya se habían llevado artículos electrónicos y hasta nuestra ropa. Es una sensación horrible pensar que manosearon todo en mi hogar. La casa propia que tanto habíamos soñado", lamenta.
Ese misma noche del 31 de diciembre, los asaltantes entraron a cinco viviendas más.
"Abandonados", "temerosos", "desprotegidos" o "a la buena de Dios". Como Paula, así es como dicen sentirse muchos vecinos más del barrio Lomas de Tafí. La inseguridad y la cantidad de descampados todavía sin uso son las preocupaciones que desvelan a los habitantes del megaemprendimiento en marcha. En consecuencia, los ciudadanos que dialogaron con LA GACETA cuestionan la deficiencia en los servicios públicos básicos y celebran el proyecto del Poder Ejecutivo, que prevé la concesión a manos privadas de los espacios públicos.
Emoción y desencanto
Paula es pampeana y, una vez casada, se mudó a Tucumán para formar su familia. "En 2006 me inscribí en el Estado con emoción por tener una casita para mis hijos. Más cuando nos enteramos de que estaríamos frente a una plaza. Hoy, no es más que un cuadrado lleno de yuyos y bichos", critica. "Algunos espacios comunes están llenos de escombros y basura; lo que se haga debe ser rápido", advierte. "Cuando esté todo habitado, necesitaremos más seguridad. Ahora hay un par de agentes en el destacamento. No tenemos las respuestas que deberíamos tener para ser un megaemprendimiento que hasta ahora, no es más que un barrio", añade.
Según Roberto Pérez (65 años), Lomas de Tafí necesita que se concreten los planes prometidos: "se requiere espacio para que los chicos puedan jugar. Por las lluvias, hay muchos yuyales y alimañas. La empresa constructora, el Ipvdu, la Municipalidad o quien corresponda debe mantener limpios esos lugares". A su criterio, los espacios vacíos y sin iluminación aportan a la inseguridad. Aún más, alerta que proliferan los carros tirados por caballos. "Pasan, golpean las puertas, ven que no hay nadie y marcan la casa. Entran y sacan cosas", denuncia. Como solución, cuenta que los vecinos se organizaron para vigilar las casas linderas y también para cortar el pasto.
Agustina Bigón espera el ómnibus. La joven, de 18 años, remarca que entre los vecinos está instalada la sensación de que nadie se hace cargo de ellos. "A los espacios verdes todavía no se les dio utilidad. No nos dan importancia. Encima, se agravó la inseguridad; tenemos la comisaría pero hay muchos robos y asaltos en las casas", rezonga. Susana Rocha (34) se mudó hace seis meses, tiempo suficiente para haber constatado que hay inseguridad y que deben pagar a un vigilador para que patrulle de noche: "mis hijos no pueden dejar nada afuera porque desaparece".
En las silenciosas -y todavía despobladas- calles de Lomas de Tafí, el viento lleva y trae versiones sobre nuevos asaltos y fallas en los servicios básicos. Pero entre las ráfagas se cuela el anhelo de los vecinos de que también comiencen a silbar las soluciones.
Los ladrones, según consigna, forzaron con una barreta la puerta principal, encendieron las luces y hasta abrieron las ventanas para no levantar sospechas. "Los hijos de una vecina vieron la luz prendida y tocaron el timbre, por eso los delincuentes huyeron. Pero ya se habían llevado artículos electrónicos y hasta nuestra ropa. Es una sensación horrible pensar que manosearon todo en mi hogar. La casa propia que tanto habíamos soñado", lamenta.
Ese misma noche del 31 de diciembre, los asaltantes entraron a cinco viviendas más.
"Abandonados", "temerosos", "desprotegidos" o "a la buena de Dios". Como Paula, así es como dicen sentirse muchos vecinos más del barrio Lomas de Tafí. La inseguridad y la cantidad de descampados todavía sin uso son las preocupaciones que desvelan a los habitantes del megaemprendimiento en marcha. En consecuencia, los ciudadanos que dialogaron con LA GACETA cuestionan la deficiencia en los servicios públicos básicos y celebran el proyecto del Poder Ejecutivo, que prevé la concesión a manos privadas de los espacios públicos.
Emoción y desencanto
Paula es pampeana y, una vez casada, se mudó a Tucumán para formar su familia. "En 2006 me inscribí en el Estado con emoción por tener una casita para mis hijos. Más cuando nos enteramos de que estaríamos frente a una plaza. Hoy, no es más que un cuadrado lleno de yuyos y bichos", critica. "Algunos espacios comunes están llenos de escombros y basura; lo que se haga debe ser rápido", advierte. "Cuando esté todo habitado, necesitaremos más seguridad. Ahora hay un par de agentes en el destacamento. No tenemos las respuestas que deberíamos tener para ser un megaemprendimiento que hasta ahora, no es más que un barrio", añade.
Según Roberto Pérez (65 años), Lomas de Tafí necesita que se concreten los planes prometidos: "se requiere espacio para que los chicos puedan jugar. Por las lluvias, hay muchos yuyales y alimañas. La empresa constructora, el Ipvdu, la Municipalidad o quien corresponda debe mantener limpios esos lugares". A su criterio, los espacios vacíos y sin iluminación aportan a la inseguridad. Aún más, alerta que proliferan los carros tirados por caballos. "Pasan, golpean las puertas, ven que no hay nadie y marcan la casa. Entran y sacan cosas", denuncia. Como solución, cuenta que los vecinos se organizaron para vigilar las casas linderas y también para cortar el pasto.
Agustina Bigón espera el ómnibus. La joven, de 18 años, remarca que entre los vecinos está instalada la sensación de que nadie se hace cargo de ellos. "A los espacios verdes todavía no se les dio utilidad. No nos dan importancia. Encima, se agravó la inseguridad; tenemos la comisaría pero hay muchos robos y asaltos en las casas", rezonga. Susana Rocha (34) se mudó hace seis meses, tiempo suficiente para haber constatado que hay inseguridad y que deben pagar a un vigilador para que patrulle de noche: "mis hijos no pueden dejar nada afuera porque desaparece".
En las silenciosas -y todavía despobladas- calles de Lomas de Tafí, el viento lleva y trae versiones sobre nuevos asaltos y fallas en los servicios básicos. Pero entre las ráfagas se cuela el anhelo de los vecinos de que también comiencen a silbar las soluciones.
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