Por Gustavo Rodríguez
18 Abril 2011
GOLPEADOS. Leandro de Muner, Gonzalo Rodríguez, Diego Ledesma y Lucas Oviedo caminan al vestuario.
La paciencia se acabó. El hincha de San Martín ya no perdona nada. La situación, para la mayoría de los fanáticos, es preocupante. Los resultados no acompañan y, lo que es peor aún, el buen juego sigue sin aparecer. Y eso es lo que más duele.
La derrota contra Independiente Rivadavia golpeó feo. No sólo porque fue la cuarta de la temporada en La Ciudadela, sino porque lo alejó del único objetivo por el que estaba luchando: quedó a 10 puntos del último puesto de Promoción.
Y lo que es peor aún, se acercó peligrosamente a la otra Promoción, la del descenso, esa que duele más. Hoy el equipo de La Ciudadela está demasiado cerca. La situación no es alarmante, pero puede generar un dolor de cabeza si no corrige el rumbo. Deportivo Merlo, que ahora debería revalidar la categoría, tiene seis puntos menos que el "santo". Boca Unidos, próximo rival del equipo "santo", reúne tres menos.
Todas las críticas apuntan a Carlos Roldán como único responsable. Pero nadie puede negar que el técnico hace lo que puede para tratar de encontrar el equipo ideal. En lo que va de la temporada utilizó 32 jugadores, es decir casi tres formaciones, para tratar de encontrar, en vano, el equilibrio.
Y con el correr de los partidos, la desesperación juega en contra. Ayer, por ejemplo, Roldán apostó fuerte y terminó jugando casi con cinco futbolistas con mentalidad de delanteros (Ibáñez, Fernández, Herrera, Roldán y Rodríguez) y no generaron ni una situación clara de juego. Por eso es momento de parar la pelota para resolver todos los problemas con la cabeza en frío.