29 Marzo 2011
PREGUNTAS SIN RESPONDER. Tanto Linda Martínez como Jorge Luis Borges se abstuvieron de declarar por ahora. LA GACETA / FOTOS DE FRANCO VERA
Pablo Alberto Aiziczon quizás murió sin saber el verdadero nombre de la mujer con la que había estado. ¿Se presentó ella como "Claudia"? ¿Dijo que era "Karina"? ¿O conocía la verdadera identidad de Linda Vanesa Martínez? ¿Qué papel jugó Jorge Luis Borges en este violento episodio? La Policía no tiene dudas de que estos últimos cometieron el crimen; pero aún están tratando de dilucidar los oscuros interrogantes del caso. Y algunas de estas respuestas, afirman, llegarán de la mano de la tecnología: las computadoras y los celulares revelarán cómo había llegado el profesor de tenis a conocer a la pareja de presuntos homicidas.
El lunes 21, después de almorzar en la casa de su madre, Aiziczon, de 40 años, subió a su Suzuki Swift gris oscuro. A esa hora debía dar clases de tenis en el complejo Unidad Sionista. Pero le envió un mensaje de texto a su hermano y colega Fernando para avisarle que llegaría tarde. Incluso, charló por celular con su alumno. "Explicó que debía pasar por un taller mecánico y que se desocuparía cerca de las 15.30", relató una fuente.
Hallaron el cuerpo la mañana del miércoles en barrio Horco Molle. Los asesinos lo habían abandonado en el asiento trasero de su auto, envuelto en una media sombra y en una colcha. Habían tratado -sin éxito- de prenderle fuego. Y habían dejado en ese sitio demasiadas pruebas dentro del vehículo. Por eso, los investigadores descartaron que el profesor de tenis hubiera caído en manos de "profesionales". "Fue algo improvisado y repentino; no hay indicios de que todo esto pudiera haber sido calculado", aseguran desde la pesquisa.
Un llamado
Hoy, la lupa está puesta únicamente en Borges y en Martínez. Al día siguiente de la desaparición de Aiziczon, Fernando obtuvo los últimos teléfonos con los que se había comunicado su hermano. Uno a uno fue probando, hasta que escuchó una voz de mujer al otro lado de la línea. Él preguntó quién hablaba y ella se identificó como "Claudia". Cuando Fernando le explicó quién era, ella cortó y apagó el aparato para siempre. Pero la línea estaba a nombre de Jorge Luis Borges. Los investigadores ya tenían en su poder un dato clave.
El sábado a la madrugada, personal de la División Homicidios, a cargo de los comisarios Miguel Gómez y Hugo Cabeza, arrestó a la pareja en barrio Ciudad Parque. Para entonces, habían establecido un perfil de ambos sospechosos. Sin embargo, aún están trabajando para determinar fehacientemente cómo habían conocido a Aiziczon.
La hipótesis más fuerte es que el profesor de tenis había contactado a la mujer mediante internet. Un programa de chat llamado "mIRC" habría sido el nexo entre ellos. Aunque tampoco descartan que él hubiera obtenido su teléfono en un aviso, pues ella -según las averiguaciones policiales- ofrecía sus servicios como masajista.
Los expertos de la Policía están analizando dos computadoras. Una es la que tenía Aiziczon en la casa de su madre; la otra fue secuestrada de la casa de Martínez. "Si se conocieron por internet, ahí puede estar la respuesta", afirman.
Los investigadores ya saben que ambos sospechosos tenían cuentas de Facebook, pero les dieron de baja luego de que el caso tomó estado público. "Quisieron borrar todas sus huellas, pero no son profesionales", afirman.
Mientras tanto, el fiscal Carlos Albaca ya solicitó los informes telefónicos. Pero el resultado de esta medida puede demorar varios días. "No depende de nosotros, sino de la empresa", aclararon fuentes cercanas a la pesquisa.
En la casa de Borges y Martínez había dos celulares, pero no tenían chip, aseveró una fuente. "Pero todas sus comunicaciones ya quedaron registradas", añadió.
Estos elementos ayudarán a los especialistas a determinar las circunstancias en que fue asesinado el profesor de tenis. Una posibilidad es que hubiera contratado a la presunta homicida para un servicio de masajes y que eso haya derivado en una relación sentimental. "Pero eso no explicaría por qué dijo que iba a dejar el auto en el taller", narró un policía.
Además, tampoco está muy clara la supuesta reacción de Jorge Luis Borges. "Ella no tiene ningún tipo de lesión", aclararon desde la pesquisa. Eso sí: los policías, a pesar de algunas versiones que se escuchan en la calle, no tienen dudas de que sólo la pareja está detrás de todo esto. Los imputados, por ahora, guardan silencio.
El lunes 21, después de almorzar en la casa de su madre, Aiziczon, de 40 años, subió a su Suzuki Swift gris oscuro. A esa hora debía dar clases de tenis en el complejo Unidad Sionista. Pero le envió un mensaje de texto a su hermano y colega Fernando para avisarle que llegaría tarde. Incluso, charló por celular con su alumno. "Explicó que debía pasar por un taller mecánico y que se desocuparía cerca de las 15.30", relató una fuente.
Hallaron el cuerpo la mañana del miércoles en barrio Horco Molle. Los asesinos lo habían abandonado en el asiento trasero de su auto, envuelto en una media sombra y en una colcha. Habían tratado -sin éxito- de prenderle fuego. Y habían dejado en ese sitio demasiadas pruebas dentro del vehículo. Por eso, los investigadores descartaron que el profesor de tenis hubiera caído en manos de "profesionales". "Fue algo improvisado y repentino; no hay indicios de que todo esto pudiera haber sido calculado", aseguran desde la pesquisa.
Un llamado
Hoy, la lupa está puesta únicamente en Borges y en Martínez. Al día siguiente de la desaparición de Aiziczon, Fernando obtuvo los últimos teléfonos con los que se había comunicado su hermano. Uno a uno fue probando, hasta que escuchó una voz de mujer al otro lado de la línea. Él preguntó quién hablaba y ella se identificó como "Claudia". Cuando Fernando le explicó quién era, ella cortó y apagó el aparato para siempre. Pero la línea estaba a nombre de Jorge Luis Borges. Los investigadores ya tenían en su poder un dato clave.
El sábado a la madrugada, personal de la División Homicidios, a cargo de los comisarios Miguel Gómez y Hugo Cabeza, arrestó a la pareja en barrio Ciudad Parque. Para entonces, habían establecido un perfil de ambos sospechosos. Sin embargo, aún están trabajando para determinar fehacientemente cómo habían conocido a Aiziczon.
La hipótesis más fuerte es que el profesor de tenis había contactado a la mujer mediante internet. Un programa de chat llamado "mIRC" habría sido el nexo entre ellos. Aunque tampoco descartan que él hubiera obtenido su teléfono en un aviso, pues ella -según las averiguaciones policiales- ofrecía sus servicios como masajista.
Los expertos de la Policía están analizando dos computadoras. Una es la que tenía Aiziczon en la casa de su madre; la otra fue secuestrada de la casa de Martínez. "Si se conocieron por internet, ahí puede estar la respuesta", afirman.
Los investigadores ya saben que ambos sospechosos tenían cuentas de Facebook, pero les dieron de baja luego de que el caso tomó estado público. "Quisieron borrar todas sus huellas, pero no son profesionales", afirman.
Mientras tanto, el fiscal Carlos Albaca ya solicitó los informes telefónicos. Pero el resultado de esta medida puede demorar varios días. "No depende de nosotros, sino de la empresa", aclararon fuentes cercanas a la pesquisa.
En la casa de Borges y Martínez había dos celulares, pero no tenían chip, aseveró una fuente. "Pero todas sus comunicaciones ya quedaron registradas", añadió.
Estos elementos ayudarán a los especialistas a determinar las circunstancias en que fue asesinado el profesor de tenis. Una posibilidad es que hubiera contratado a la presunta homicida para un servicio de masajes y que eso haya derivado en una relación sentimental. "Pero eso no explicaría por qué dijo que iba a dejar el auto en el taller", narró un policía.
Además, tampoco está muy clara la supuesta reacción de Jorge Luis Borges. "Ella no tiene ningún tipo de lesión", aclararon desde la pesquisa. Eso sí: los policías, a pesar de algunas versiones que se escuchan en la calle, no tienen dudas de que sólo la pareja está detrás de todo esto. Los imputados, por ahora, guardan silencio.
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Pablo Aiziczon