25 Marzo 2011
El hermano llegó a sospechar de un secuestro
El hombre, un año menor que Pablo, aseguró que no pueden descartar ninguna sospecha y que quiere ayudar en todo a los investigadores. El asesinato del profesor de tenis tiene aún muchas dudas sin resolver. Su hermano dijo que no tenía ningún problema y que si hubiera habido inconvenientes de dinero ellos lo habrían podido subsanar. Sus amigos lo recuerdan como una persona alegre, honesta y solidaria, y están alarmados por la forma en la que lo mataron.
TRABAJO CLAVE. Los peritos buscan pistas en el auto de la víctima. Encontraron muchos indicios del caso. LA GACETA / FRANCO VERA
Nadie conocía a Pablo Aiziczon como su hermano menor, Fernando. Ambos enseñaban tenis en el complejo de Unidad Sionista. Y, además de esta relación profesional, los unía la confianza. Pero Fernando está tan abatido por el crimen como desorientado. "No tengo sospechas de nada; ahora no hay nada concreto", le dijo a LA GACETA ayer a la mañana. Pese a la incertidumbre y al dolor, aseguró que ni él ni su familia van a descansar mientras el homicidio siga impune.
- La Policía cuenta con los datos que pueda brindar la familia...
- Sí. Aportamos lo que ya se sabe. No hay nada. Pero tenemos toda la confianza en que esto se va a esclarecer. Se está moviendo todo Tucumán.
- ¿Le dieron alguna novedad?
- No, todavía ninguna.
- Usted es quien mejor lo conocía...
- La vida de Pablo eran las clases de tenis en el club; su novia, con quien vivía; también iba a comer a mi mamá y trataba de ver siempre a sus sobrinos... O sea, esa era su rutina. Era todo muy normal, como la vida que hace todo el mundo. No había nada que me llame la atención. Incluso, estaba lo más bien el día lunes; no se puede decir otra cosa.
- A la Policía le llama la atención esa última comunicación telefónica del lunes. ¿Cree que le tendieron una trampa?
- Yo te puedo contestar: puede ser así, o puede que no sea así. Hasta que esto no se esclarezca, no podemos descartar nada. Quizás no fue él quien me mandó el mensaje de texto; tal vez me lo mandó otro. O quizás era verdad. Hoy nada es certero. Todas las pistas son válidas, y a la vez ninguna. No se sabe nada. De la familia para afuera se va a investigar a todo el mundo hasta que esto se esclarezca. No vamos a parar hasta que se sepa qué le pasó. Todo esto es una locura. A las 12.30 de ese día estuve con él tomando un café; a las 12.45 yo estaba comiendo en mi casa; y a las 14.30 fue la última comunicación que él tuvo con un alumno.
- ¿Ese alumno fue quien lo llamó?
- Sí. Pudo hablar con Pablo y dijo que lo notaba tranquilo.
- Se habla de un incidente que tuvo su hermano con una persona hace unos años y que realizó una denuncia.
- No sé nada de eso. Pero creo que Pablo me hubiera contado.
- ¿Estaba amenazado?
-No. Para nada. Nosotros hubiésemos solucionado cualquier tipo de problema relacionado a lo material. Además, él me hubiese contado si estaba en una situación así. Yo estaba esperando que me llamaran por teléfono y me dijeran: "che, acá está tu hermano; dame plata". Teníamos todo listo para resolver algo de esas características.
- No esperaban este final...
- Cuando pasaron más de 30 horas de su desaparición yo pensé: "acá ocurrió algo feo". Pablo no era capaz de irse así nomás ni nada por el estilo.
- La Policía cuenta con los datos que pueda brindar la familia...
- Sí. Aportamos lo que ya se sabe. No hay nada. Pero tenemos toda la confianza en que esto se va a esclarecer. Se está moviendo todo Tucumán.
- ¿Le dieron alguna novedad?
- No, todavía ninguna.
- Usted es quien mejor lo conocía...
- La vida de Pablo eran las clases de tenis en el club; su novia, con quien vivía; también iba a comer a mi mamá y trataba de ver siempre a sus sobrinos... O sea, esa era su rutina. Era todo muy normal, como la vida que hace todo el mundo. No había nada que me llame la atención. Incluso, estaba lo más bien el día lunes; no se puede decir otra cosa.
- A la Policía le llama la atención esa última comunicación telefónica del lunes. ¿Cree que le tendieron una trampa?
- Yo te puedo contestar: puede ser así, o puede que no sea así. Hasta que esto no se esclarezca, no podemos descartar nada. Quizás no fue él quien me mandó el mensaje de texto; tal vez me lo mandó otro. O quizás era verdad. Hoy nada es certero. Todas las pistas son válidas, y a la vez ninguna. No se sabe nada. De la familia para afuera se va a investigar a todo el mundo hasta que esto se esclarezca. No vamos a parar hasta que se sepa qué le pasó. Todo esto es una locura. A las 12.30 de ese día estuve con él tomando un café; a las 12.45 yo estaba comiendo en mi casa; y a las 14.30 fue la última comunicación que él tuvo con un alumno.
- ¿Ese alumno fue quien lo llamó?
- Sí. Pudo hablar con Pablo y dijo que lo notaba tranquilo.
- Se habla de un incidente que tuvo su hermano con una persona hace unos años y que realizó una denuncia.
- No sé nada de eso. Pero creo que Pablo me hubiera contado.
- ¿Estaba amenazado?
-No. Para nada. Nosotros hubiésemos solucionado cualquier tipo de problema relacionado a lo material. Además, él me hubiese contado si estaba en una situación así. Yo estaba esperando que me llamaran por teléfono y me dijeran: "che, acá está tu hermano; dame plata". Teníamos todo listo para resolver algo de esas características.
- No esperaban este final...
- Cuando pasaron más de 30 horas de su desaparición yo pensé: "acá ocurrió algo feo". Pablo no era capaz de irse así nomás ni nada por el estilo.
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Pablo Aiziczon
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