20 Marzo 2011
El segundo mayor fabricante de automóviles de Japón, Honda, pospuso del próximo lunes al jueves la reanudación de su producción en la mayor parte de sus plantas japonesas. Un portavoz de la firma en Europa dijo que por el momento no habrá consecuencias para el abastecimiento, ya que cuentan con almacenes y barcos que están en camino con piezas y vehículos. "Los compañeros de Japón recuperarán la semana y media de paralización con turnos extra", añadió el portavoz. También el número uno del sector, Toyota, había anunciado que hasta mediados de la próxima semana no podrá retomar su producción, si bien comenzará a funcionar antes en algunas plantas de autopartes.
Por su parte, la alemana Daimler comunicó que hasta al menos el martes no podrá restablecer su producción de camiones en Japón. La seguridad de los casi 13.000 operarios en las 11 plantas tiene máxima prioridad, dijo a la agencia DPA el gerente de vehículos utilitarios Andreas Renschler.
La mayor parte de las automotrices japonesas siguen paralizadas porque tras el terremoto y el tsunami aún no está garantizado el abastecimiento eléctrico. Además, hay carreteras intransitables y puertos destruidos. Pese a todo, las zonas más industriales de Japón no se vieron afectadas por la catástrofe. En nuestro país, los industriales temen de que la catástrofe pueda demorar el envío de automóviles y la consiguiente distribución al público.
Por su parte, la alemana Daimler comunicó que hasta al menos el martes no podrá restablecer su producción de camiones en Japón. La seguridad de los casi 13.000 operarios en las 11 plantas tiene máxima prioridad, dijo a la agencia DPA el gerente de vehículos utilitarios Andreas Renschler.
La mayor parte de las automotrices japonesas siguen paralizadas porque tras el terremoto y el tsunami aún no está garantizado el abastecimiento eléctrico. Además, hay carreteras intransitables y puertos destruidos. Pese a todo, las zonas más industriales de Japón no se vieron afectadas por la catástrofe. En nuestro país, los industriales temen de que la catástrofe pueda demorar el envío de automóviles y la consiguiente distribución al público.
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