Tratada antes de los cuatro años, la tartamudez puede ser superada

Las palabras no salen fácilmente; esa es la primera señal. Quiere expresarse y se bloquea. Algo anda mal. Piensa que ese freno en su habla lo incapacita para relacionarse y prefiere aislarse. Está claro que tiene un problema. Sin embargo, la tartamudez no es algo fácil de enfrentar. Y trae aparejada mucho sufrimiento. Por eso, los especialistas coinciden en que conviene detectar el trastorno cuanto antes. Hoy, con un buen tratamiento, niños y adultos pueden afrontar con éxito la disfluencia.

El film "El discurso del rey", ganadora del Oscar a mejor película, puso en el tapete todos los tabúes que existen en torno a este mal, un problema que afecta a unos 500.000 argentinos y, además, disparó las consultas médicas en Buenos Aires. La producción (se llevó en total cuatro premios de la Academia) cuenta la historia del rey Jorge VI, de Inglaterra. Este monarca, padre de la actual reina Isabel, enfrentó y superó la tartamudez.

El protagonista de la historia lucha con su problema durante toda su vida. Raramente habla como el típico tartamudo repitiendo rápidamente sonidos; usualmente, el rey tiene inconvenientes para que los sonidos salgan de su boca y su discurso está salpicado de abruptas pausas.

Los especialistas dicen que estos detalles son un buen reflejo de la realidad. La tartamudez ha sido un tabú por décadas. La sufre el 1% de la población mundial, y muchos recorren consultorios sin respuestas. Claudia Moreno, fonoaudióloga especializada en tartamudez, señaló que el momento más adecuado para iniciar un tratamiento es hasta los cuatro años. Sin embargo, con las terapias modernas cualquier persona, no importa su edad, puede recuperarse.

La diferencia es que cuando los chicos llegan a la escuela, la tartamudez deja de convertirse sólo en un trastorno del lenguaje y empiezan a jugar un papel importante los factores psicológicos y culturales. Generalmente, los chicos prefieren evadir su problema y comienzan a hablar poco o a alejarse del habla. Estos comportamientos, según Moreno, pueden ser más complejos que la tartamudez en sí misma.

La especialista tuvo pacientes de todas las edades y aseguró que nunca es tarde para rehabilitarse. "Hay pacientes que pasan toda su vida sufriendo, entre la vergüenza, la bronca y la pena. Algunos no encuentran el amor, otros pierden su trabajo y terminan aislados", señaló la experta.

También recalcó que hay quienes no pueden rehabilitarse porque no van al especialista adecuado. "Ahora hay nuevos tratamientos y técnicas para enfrentar el habla, para suavizar la articulación y también para enfrentar el trastorno desde el punto emocional", resaltó.

La participación de la escuela y de la familia es esencial, recalcó. Bajar los niveles de ansiedad en estos casos es el primer paso que deben dar los familiares. Luego deben aprender a acompañarlos en este proceso y a estimularlos. Es primordial el tratamiento con fonoaudiólogos especializados en tartamudez. Se puede buscar apoyo psicológico individual y acudir a grupos de ayuda.

El origen

La tartamudez o disfluencia (como le dicen los fonoaudiólogos) no es un problema psicológico, aclara la experta. "Es un trastorno del habla, no del lenguaje. En muchos casos es hereditario y se da mayormente en los varones", precisó.

Varios factores influyen en el desarrollo de la tartamudez en una persona: la predisposición genética es uno de ellos. En la Asociación Argentina de Tartamudez aclaran que la causa no es un problema emocional. El problema emocional surge por convivir con la tartamudez. Es decir, es su consecuencia y nunca es su causa.

Moreno aclara que la disfluencia se puede detectar cuando el chico tiene entre 2 y 4 años. También explica que no es lo mismo el trastorno en un niño, en un adolescente y un adulto. "En un niño es fácil de revertir. Son distintas etapas en el desarrollo del individuo en concordancia con el medio familiar, cultural", indica.

"¿Se puede superar la tartamudez en un 100%?", se le consultó. "Depende de la edad, del grado de alteración, del compromiso con el medio. Influyen componentes afectivos, culturales, sociales", concluyó.

Cómo ayudar

? Hablarle siempre de un modo lento y pausado.

? Dejar que termine lo que está diciendo y esperar antes de reanudar la charla.

? Utilizar expresiones faciales para advertirle que uno lo está escuchando.

? Aprender a hablar y a escuchar por turnos.

? Para los que tartamudean es más fácil cuando hay pocas interrupciones.