14 Febrero 2011
Según Pérez, Gómez tenía padrinos en el poder
La versión del ex policía colmó la paciencia a la ex novia de la víctima, que afirmó a los gritos que el imputado estaba inventando la historia. Continuará declarando el acusado por el homicidio del juez. A la tarde se sentará frente al tribunal Darío Faversani, acusado de encubrimiento. Los próximos testigos.
DESALOJADA. Ema Gómez sale de la sala luego de acusar a Pérez del crimen. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO
"Ella se había mandado un escándalo en Casa de Gobierno. Se había subido a los escritorios, y gritaba, voy a decir lo que ella me había dicho: ?acá todos me han c... y ahora me están haciendo notar que me han mentido?", fue la frase de Alejandro Darío Pérez que produjo la respuesta de Ema Hortencia Gómez, y su posterior desalojo de la sala de audiencias.
Pérez hacía referencia a los vínculos que la principal acusada por el homicidio del juez Héctor Agustín Aráoz tendría con el poder político. Cuando el fiscal de Instrucción Guillermo Herrera había recibido los primeros informes telefónicos, le llamó la atención que Gómez había llamado el día del crimen a los teléfonos del legislador Sergio Miranda, el jefe de la custodia del gobernador, Carlos Suárez Vila, y al juez de Concepción, Pedro Roque Arnedo.
En su declaración ante los miembros de la Sala I de la Cámara Penal, integrada por Pedro Roldán Vázquez, Carlos Norry y Emilio Páez de la Torre, el ex policía contó que en más de una oportunidad, Gómez le había pedido que la llevara hasta la sede de la Legislatura, ya que debía retirar dinero de la oficina de Miranda. "Me contó que lo conoció por un novio que ella tenía, (Manuel) Quipildor, un empleado policial. Él era el chofer del ministro (Antonio) Guerrero. Así ella empieza a incursionar en el ámbito político", dijo Pérez el viernes.
Gómez ingresó a la Policía en octubre de 2003. Su primer lugar de trabajo fue en el D3 (Operaciones policiales), y trabajó en el área encargada de la custodia del gobernador y su familia. A fines de 2003 , el 15 de diciembre, fue trasladada a Control Urbano (hoy Patrulla Urbana). Allí la conoció Aráoz, quien luego hizo que la trasladaran al instituto Roca.
Según Pérez, fue mientras se desempeñaba en el D3 cuando conoció a personas vinculadas con el poder. Pero cuando Gómez escuchó que el ex policía hablaba de las supuestas relaciones íntimas que mantuvo con funcionarios y empleados estatales, no pudo contenerse: "Callate basura. Asesino, no sabés qué decir", le gritó.
La cuarta jornada del juicio continuará hoy a las 9. Pérez ya contestó las preguntas de la fiscala de Cámara, Juana Prieto de Sólimo, y ahora deberá contestar las preguntas de la representante de la acción civil, de la querella y de los abogados defensores.
Luego le llegará el turno a Andrés Faversani, Rodolfo Domínguez y Rubén Albornoz, los tres policías que llegaron junto a Gómez la noche del 26 de noviembre de 2004 a la casa del juez.
La ex novia de Aráoz tuvo su oportunidad el viernes, pero se abstuvo de brindar declaración, según ella por consejo de su abogado Mario Mirra.
Una vez que los imputados declaren frente al tribunal (sus defensores adelantaron que los tres se someterán a las preguntas de las partes), comenzará la ronda de testigos. El presidente de la Sala, Roldán Vázquez, deberá notificar si hubo modificaciones con la incorporación de los nuevos testigos, pero todo hace suponer que, en principio, se mantendrá el orden que ya había establecido y los primeros en dar su testimonio serán la viuda de Aráoz y su hijo mayor.
Pérez hacía referencia a los vínculos que la principal acusada por el homicidio del juez Héctor Agustín Aráoz tendría con el poder político. Cuando el fiscal de Instrucción Guillermo Herrera había recibido los primeros informes telefónicos, le llamó la atención que Gómez había llamado el día del crimen a los teléfonos del legislador Sergio Miranda, el jefe de la custodia del gobernador, Carlos Suárez Vila, y al juez de Concepción, Pedro Roque Arnedo.
En su declaración ante los miembros de la Sala I de la Cámara Penal, integrada por Pedro Roldán Vázquez, Carlos Norry y Emilio Páez de la Torre, el ex policía contó que en más de una oportunidad, Gómez le había pedido que la llevara hasta la sede de la Legislatura, ya que debía retirar dinero de la oficina de Miranda. "Me contó que lo conoció por un novio que ella tenía, (Manuel) Quipildor, un empleado policial. Él era el chofer del ministro (Antonio) Guerrero. Así ella empieza a incursionar en el ámbito político", dijo Pérez el viernes.
Gómez ingresó a la Policía en octubre de 2003. Su primer lugar de trabajo fue en el D3 (Operaciones policiales), y trabajó en el área encargada de la custodia del gobernador y su familia. A fines de 2003 , el 15 de diciembre, fue trasladada a Control Urbano (hoy Patrulla Urbana). Allí la conoció Aráoz, quien luego hizo que la trasladaran al instituto Roca.
Según Pérez, fue mientras se desempeñaba en el D3 cuando conoció a personas vinculadas con el poder. Pero cuando Gómez escuchó que el ex policía hablaba de las supuestas relaciones íntimas que mantuvo con funcionarios y empleados estatales, no pudo contenerse: "Callate basura. Asesino, no sabés qué decir", le gritó.
La cuarta jornada del juicio continuará hoy a las 9. Pérez ya contestó las preguntas de la fiscala de Cámara, Juana Prieto de Sólimo, y ahora deberá contestar las preguntas de la representante de la acción civil, de la querella y de los abogados defensores.
Luego le llegará el turno a Andrés Faversani, Rodolfo Domínguez y Rubén Albornoz, los tres policías que llegaron junto a Gómez la noche del 26 de noviembre de 2004 a la casa del juez.
La ex novia de Aráoz tuvo su oportunidad el viernes, pero se abstuvo de brindar declaración, según ella por consejo de su abogado Mario Mirra.
Una vez que los imputados declaren frente al tribunal (sus defensores adelantaron que los tres se someterán a las preguntas de las partes), comenzará la ronda de testigos. El presidente de la Sala, Roldán Vázquez, deberá notificar si hubo modificaciones con la incorporación de los nuevos testigos, pero todo hace suponer que, en principio, se mantendrá el orden que ya había establecido y los primeros en dar su testimonio serán la viuda de Aráoz y su hijo mayor.