Por Nora Jabif
04 Febrero 2011
De un lado, el discurso es: " las netbooks se van a casa con el alumno, siempre que este no se lleve materias previas"; del otro lado, se impulsa para 2012 la promoción con hasta cuatro materias "colgadas". A la ligera, parecen dos mensajes contradictorios entre sí: en el primero, de alguna manera se premia sólo al que cumple; en el segundo, una lectura rápida (sobre todo la de un sector de la sociedad que hace extensivo a la educación el reclamo de "mano dura") sugiere que "se premia al vago, al que no cumple".
Sin embargo, los dos relatos tratan de ser una síntesis de lo que el gobierno define como "políticas educativas de inclusión". La ministra de Educación, Silvia Rojkés, recalentó el enero tucumano cuando deslizó la idea de modificar el sistema de promoción en el secundario, en el que hasta ahora se permiten dos materias previas. Por la modalidad ahora en estudio, los alumnos secundarios podrían promover el curso llevándose hasta cuatro asignaturas. Tibiamente, como suele suceder en verano, algunas voces (entre ellas, la del senador José Cano, que argumenta que el gobierno carece de una política educativa) se levantaron en contra de esta iniciativa del gobierno provincia que no es aislada; a lo largo de 2010 ha sido tema de debate del Consejo Federal de Educación, que cabalga fuerte sobre la premisa de una educación "inclusiva".
Los que han hecho punta con esta tendencia a cierta "flexiblización" son los colegios universitarios de La Plata, en los que ya se ha aprobado el régimen de promoción con dos previas, cuando hasta ahora sólo se permitía una asignatura pendiente.
Hay dos argumentos centrales en favor de la movida inclusiva: a) que la deserción en el secundario es creciente y, b) que el chico que tiene que repetir materias que ya había aprobado, opta finalmente por abandonar el colegio. Y no sólo hay funcionarios opinando en esa dirección, sino también expertos y pedagogos que se incriben en las corrientes pedagógicas más "progresivas", por definirlas de algún modo.
Con febrero desperezándose, se han ido sumando voces al debate. Desde los gremios, los docentes secundarios nucleados en APEM anticipan que no sólo quieren discutir salarios: que si Temkin anticipó que el tema de las cuatro previas "será debatido" , así debe ser. "Estamos dispuestos a hacer asambleas con las bases (los profesores) para discutir el tema, porque afecta directamente a los procesos de enseñanza - aprendizaje", afirma Isabel Ruiz, la titular de APEM; y algo parecido enfatiza Teresa Hernández, secretaria general de Sadop, gremio que nuclea a los profesores de la enseñanza privada. "Así, el docente resulta burlado", opina la dirigente docente.
De todos modos, si el 70 % de los alumnos no aprueba matemática y el 80 % es bochado en Lengua, no sólo son los chicos los que están fallando. Los propios docentes lo reconocen, cuando reclaman que en las discusiones paritarias se incluyan cuestiones como la capacitación, y la preparación para nuevos abordajes (distintos modos de explicar conceptos, usando -cuando se lo requiera - nuevas tecnologías).
Pero la materia más difícil de aprobar es lograr "inclusión mas calidad educativa"; el éxito de esa fórmula trasciende con holgura las paredes de la escuela.
Sin embargo, los dos relatos tratan de ser una síntesis de lo que el gobierno define como "políticas educativas de inclusión". La ministra de Educación, Silvia Rojkés, recalentó el enero tucumano cuando deslizó la idea de modificar el sistema de promoción en el secundario, en el que hasta ahora se permiten dos materias previas. Por la modalidad ahora en estudio, los alumnos secundarios podrían promover el curso llevándose hasta cuatro asignaturas. Tibiamente, como suele suceder en verano, algunas voces (entre ellas, la del senador José Cano, que argumenta que el gobierno carece de una política educativa) se levantaron en contra de esta iniciativa del gobierno provincia que no es aislada; a lo largo de 2010 ha sido tema de debate del Consejo Federal de Educación, que cabalga fuerte sobre la premisa de una educación "inclusiva".
Los que han hecho punta con esta tendencia a cierta "flexiblización" son los colegios universitarios de La Plata, en los que ya se ha aprobado el régimen de promoción con dos previas, cuando hasta ahora sólo se permitía una asignatura pendiente.
Hay dos argumentos centrales en favor de la movida inclusiva: a) que la deserción en el secundario es creciente y, b) que el chico que tiene que repetir materias que ya había aprobado, opta finalmente por abandonar el colegio. Y no sólo hay funcionarios opinando en esa dirección, sino también expertos y pedagogos que se incriben en las corrientes pedagógicas más "progresivas", por definirlas de algún modo.
Con febrero desperezándose, se han ido sumando voces al debate. Desde los gremios, los docentes secundarios nucleados en APEM anticipan que no sólo quieren discutir salarios: que si Temkin anticipó que el tema de las cuatro previas "será debatido" , así debe ser. "Estamos dispuestos a hacer asambleas con las bases (los profesores) para discutir el tema, porque afecta directamente a los procesos de enseñanza - aprendizaje", afirma Isabel Ruiz, la titular de APEM; y algo parecido enfatiza Teresa Hernández, secretaria general de Sadop, gremio que nuclea a los profesores de la enseñanza privada. "Así, el docente resulta burlado", opina la dirigente docente.
De todos modos, si el 70 % de los alumnos no aprueba matemática y el 80 % es bochado en Lengua, no sólo son los chicos los que están fallando. Los propios docentes lo reconocen, cuando reclaman que en las discusiones paritarias se incluyan cuestiones como la capacitación, y la preparación para nuevos abordajes (distintos modos de explicar conceptos, usando -cuando se lo requiera - nuevas tecnologías).
Pero la materia más difícil de aprobar es lograr "inclusión mas calidad educativa"; el éxito de esa fórmula trasciende con holgura las paredes de la escuela.
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