04 Enero 2011
Pasarán días hasta que los especialistas se pongan deacuerdo sobre la cantidad de público que se sumó a la fiesta del Dakar. Pero nadie podrá discutir que muy pocas veces se movilizaron tantos tucumanos para ver de cerca una prueba automovilística.
La Policía estimó en por lo menos 70.000 personas las movilizadas por la carrera, desde que los autos pisaron suelo tucumano hasta el hipódromo, donde se instaló el parque cerrado. "Todas nuestras previsiones fueron totalmente superadas por el público. Sabíamos que se movilizaría mucha gente, pero nunca tanta", comentó el comisario Nicolás Barrera, subjefe de Policía.
Cuando la multitud colmó las avenidas Wenceslao Posse -desde la rotonda de San Cayetano- y Benjamín Aráoz, los organizadores pidieron que se reforzara la zona para evitar accidentes. La Policía debió movilizar más efectivos. "Pusimos en acción todos los hombres que teníamos disponibles para controlar a la gente. Se afectó a personal que terminaba de cumplir su turno", agregó.
Y la diosa Fortuna estuvo del lado de los organizadores. En varios sectores se registraron problemas porque el público, especialmente los jóvenes, se lanzaron sobre los autos para tomar alguna fotografía con máquinas digitales o celulares. "Esto es una fiesta. Lástima por los inadaptados de siempre que tiran por tierra el esfuerzo de muchas personas con esa inconducta. Tienen que aprender que esto le hace mal a la provincia", comentó Luis Rodríguez.
Los motociclistas fueron los que más sufrieron la pasión del público. Los fanáticos golpearon espaldas y brazos de los pilotos a su paso. Hasta Rodolfo Bollero sufrió en carne propia tantas "muestras de cariño": casi pierde el control de su KTM cuando transitaba por Benjamín Aráoz.
Por más que los corredores y asistentes no dejaron de agradecer el apoyo de la gente, varios de ellos se mostraron molestos por el desborde del público.
"Es una lástima que los vistantes se lleven una imagen como esta. Espero que en los cerros no pase lo mismo", explicó Juan Carlos Melián, cordobés fanático del rally que sabe muy bien que un error puede costar que el Dakar no vuelva más a la provincia.
La Policía estimó en por lo menos 70.000 personas las movilizadas por la carrera, desde que los autos pisaron suelo tucumano hasta el hipódromo, donde se instaló el parque cerrado. "Todas nuestras previsiones fueron totalmente superadas por el público. Sabíamos que se movilizaría mucha gente, pero nunca tanta", comentó el comisario Nicolás Barrera, subjefe de Policía.
Cuando la multitud colmó las avenidas Wenceslao Posse -desde la rotonda de San Cayetano- y Benjamín Aráoz, los organizadores pidieron que se reforzara la zona para evitar accidentes. La Policía debió movilizar más efectivos. "Pusimos en acción todos los hombres que teníamos disponibles para controlar a la gente. Se afectó a personal que terminaba de cumplir su turno", agregó.
Y la diosa Fortuna estuvo del lado de los organizadores. En varios sectores se registraron problemas porque el público, especialmente los jóvenes, se lanzaron sobre los autos para tomar alguna fotografía con máquinas digitales o celulares. "Esto es una fiesta. Lástima por los inadaptados de siempre que tiran por tierra el esfuerzo de muchas personas con esa inconducta. Tienen que aprender que esto le hace mal a la provincia", comentó Luis Rodríguez.
Los motociclistas fueron los que más sufrieron la pasión del público. Los fanáticos golpearon espaldas y brazos de los pilotos a su paso. Hasta Rodolfo Bollero sufrió en carne propia tantas "muestras de cariño": casi pierde el control de su KTM cuando transitaba por Benjamín Aráoz.
Por más que los corredores y asistentes no dejaron de agradecer el apoyo de la gente, varios de ellos se mostraron molestos por el desborde del público.
"Es una lástima que los vistantes se lleven una imagen como esta. Espero que en los cerros no pase lo mismo", explicó Juan Carlos Melián, cordobés fanático del rally que sabe muy bien que un error puede costar que el Dakar no vuelva más a la provincia.
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