Un triunfo radical ligado a la re-reelección

Un triunfo radical ligado a la re-reelección

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El gobernador Zamora no fue ayer a Las Termas porque el hecho ya estaba consumado. La asunción de Múkdise era un acto protocolar tras la elección del domingo pasado, que no fue una más. Estaba en juego la re-reelección del mandatario. Claro que lo que se elegía era el intendente, pero en la trastienda política se enfrentaba toda la geografía santiagueña, con los radicales "K" y peronistas transversales por un lado, y los kichneristas puros, por el otro. Todos habían ganado en la última elección termense, cobijados en el Frente Cívico de Zamora.

Cuando el intendente electo murió súbitamente y el cargo quedó vacante, las Bases Peronistas decidieron llevar un candidato nato apoyadas por Neder, ministro de Gobierno y presidente de esa corriente K. Así, surgió la figura de Olmedo. ¿Y por qué no fue una elección más? Neder apostaba al triunfo para reverdecer su intención de ser candidato a gobernador. Iba a capitalizar para sí la gestión de Zamora, hoy inhabilitado para un tercer mandato, y sus triunfos en el interior. Era su última carta.

En septiembre, Daives, ministro de Justicia, lo había neutralizado al lograr el apoyo de todo el arco político para que se declare inconstitucional la cláusula 6ta de la última reforma constitucional, y habilitar así la re-reelección. Mientras esperan el fallo, el plan "B" para un resultado adverso es otra reforma en 2011. Por eso quedó claro que Zamora apuntaló con el aparato oficial al triunfo de su gran amigo y correligionario Múkdise, para dejar a Neder -hoy el hombre más fuerte del peronismo santiagueño- en el nivel "game over".

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