27 Noviembre 2010
La batalla entre la fe y la razón
AGORA | Drama - PM13 124´
Hipatia es una astrónoma y matemática que vive en Alejandría a fines del siglo IV D.C. Es atea, y sus ideas y su espíritu científico entran en colisión con el fanatismo de paganos y de cristianos, enfrascados en una lucha a muerte que anuncia la decadencia del Imperio Romano.
MUY BUENA
Puede resultarle raro al espectador encontrar un debate de ideas dentro de una película que parece lo que hace algunas décadas se identificaba como "una de romanos". A pesar de que el director Alejandro Amenábar ("Los otros", "Mar adentro") se preocupa por deslumbrar al espectador con una reconstrucción de época impresionante y de cuidar la realización de las escenas de acción, lo más interesante de esta película está en el conflicto entre la razón y la fe religiosa. El filme se centra en el personaje de Hipatia, una mujer que concreta una verdadera revolución en su época al discutir temas filosóficos de igual a igual con sus colegas y sus estudiantes, todos varones. Preocupada por desentrañar el secreto del movimiento y la trayectoria de los cuerpos celestes, esta astrónoma y matemática no advierte que el fanatismo religioso que la rodea va tomando un cariz violento, al punto que los enfrentamientos entre paganos, cristianos y judíos pronto dejan de ser verbales y comienzan a dirimirse a piedrazos. Hipatia, amada por dos de sus discípulos y también por uno de sus esclavos, sólo tiene tiempo para sus estudios, que lleva a cabo en la legendaria biblioteca de Alejandría; le tocará verla devastada y reducida a cenizas por la acción de una horda vociferante que no deja nada en pie.
La bella Rachel Weisz da el tono justo a su personaje, y alcanza un equilibrio que no logra el resto de elenco (con la excepción de Michael Lonsdale, el padre de la protagonista) a la hora de darle consistencia a los discursos conceptuales que abundan en el guión. Amenábar alterna las escenas en las que los personajes confrontan ideas con cuadros de acción enmarcados en una soberbia ambientación; logra de esa manera redondear una propuesta atractiva, con buen ritmo narrativo y gran despliegue visual que, además, deja bastante material para el debate posterior. Es que la lucha entre quienes no pueden dudar de lo que creen y los que dudan metódicamente para poder avanzar en el conocimiento es tan vieja como el mundo.
Puede resultarle raro al espectador encontrar un debate de ideas dentro de una película que parece lo que hace algunas décadas se identificaba como "una de romanos". A pesar de que el director Alejandro Amenábar ("Los otros", "Mar adentro") se preocupa por deslumbrar al espectador con una reconstrucción de época impresionante y de cuidar la realización de las escenas de acción, lo más interesante de esta película está en el conflicto entre la razón y la fe religiosa. El filme se centra en el personaje de Hipatia, una mujer que concreta una verdadera revolución en su época al discutir temas filosóficos de igual a igual con sus colegas y sus estudiantes, todos varones. Preocupada por desentrañar el secreto del movimiento y la trayectoria de los cuerpos celestes, esta astrónoma y matemática no advierte que el fanatismo religioso que la rodea va tomando un cariz violento, al punto que los enfrentamientos entre paganos, cristianos y judíos pronto dejan de ser verbales y comienzan a dirimirse a piedrazos. Hipatia, amada por dos de sus discípulos y también por uno de sus esclavos, sólo tiene tiempo para sus estudios, que lleva a cabo en la legendaria biblioteca de Alejandría; le tocará verla devastada y reducida a cenizas por la acción de una horda vociferante que no deja nada en pie.
La bella Rachel Weisz da el tono justo a su personaje, y alcanza un equilibrio que no logra el resto de elenco (con la excepción de Michael Lonsdale, el padre de la protagonista) a la hora de darle consistencia a los discursos conceptuales que abundan en el guión. Amenábar alterna las escenas en las que los personajes confrontan ideas con cuadros de acción enmarcados en una soberbia ambientación; logra de esa manera redondear una propuesta atractiva, con buen ritmo narrativo y gran despliegue visual que, además, deja bastante material para el debate posterior. Es que la lucha entre quienes no pueden dudar de lo que creen y los que dudan metódicamente para poder avanzar en el conocimiento es tan vieja como el mundo.