26 Noviembre 2010
LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO
El ex policía Alejandro Darío Pérez, fue, en opinión del fiscal Guillermo Herrera, el cómplice de Ema Gómez. Hasta hace pocas semanas, un informe balístico lo tenía contra las cuerdas, pues decía que con su pistola reglamentaria se había asesinado al juez Héctor Agustín Aráoz. Ahora que una nueva pericia relativizó esa posibilidad (los peritos indicaron que no podía sostenerse aquella afirmación, aunque esto aún no está firme), Pérez siente que llega al juicio más fortalecido, y apunta sin dudarlo contra Gómez. "Siempre dije que yo no tenía nada que ver con esto", dice.
- ¿Qué pasó el día del crimen?
- Yo ese día me encontraba trabajando en la remisería Tucumán Modelo Remise, y eso consta en los registros de viajes de la empresa. Pero el fiscal nunca quiso llamar a declarar a mis pasajeros. Me enteré de la muerte del juez al otro día. Pero quiero decir que antes había recibido varios llamados de Ema Gómez. Le había atendido el celular en dos o tres oportunidades. Pero a eso de las 15.45 me llamó de nuevo y no la atendí.
- ¿Para qué lo había llamado?
- Al mediodía, me dijo que estaba en la ciudad para retirar un dinero, y que si yo tenía un tiempo, que almorzáramos. Le dije que no podía, que me llamara más tarde. Y cuando lo hizo, le contesté otra vez lo mismo. Así hasta que le pasé el teléfono a un muchacho para que le dijera que no podía atenderla.
- ¿Esas fueron las únicas comunicaciones con ella?
- No. A las 18.40 me llegó un menaje de texto que decía: "hice algo malo". No pensé que era tan grave.
- ¿Usted tuvo algún tipo de relación sentimental con ella?
- Ninguna. Solamente laboral, cuando trabajábamos en el mismo lugar. Eso sí: el fiscal Herrera dejó entrever que esto era un drama pasional. Pero declaré dos veces en Tribunales y jamás me preguntó eso.
- ¿Qué pasó luego de los llamados que usted dice haber recibido de Gómez?
- Después de las 16, recibo cuatro llamados, y me entero a los seis meses que uno de los teléfonos era del juez Aráoz y otro que había sido entregado por la Corte a un funcionario judicial. ¿Quién dejó ese teléfono olvidado allí? Mi hipótesis es que había alguien más en la casa del juez.
- ¿Por qué cree que Gómez lo buscaba con tanta insistencia?
- Sospecho que estaba todo arreglado de parte de ella. Buscaba justificar su aparición en la escena del crimen. Y así fue como dio también con Andrés Faversani. Y necesitaba que fuera un policía porque al juez probablemente lo mataron con su propia arma.
- Usted siempre se mostró preocupado por algunas pruebas que considera importantes...
- Sí, hay un teléfono que nunca fue investigado, y que fue el primer celular que contactó ese día al juez. Además, desde ese celular también se llamó a Ema Gómez. Sin dudas, estuvieron involucrados ella, el hijo del juez y un empleado judicial. Si hasta ese día habían estado organizando un asado...
- ¿Qué pasó el día del crimen?
- Yo ese día me encontraba trabajando en la remisería Tucumán Modelo Remise, y eso consta en los registros de viajes de la empresa. Pero el fiscal nunca quiso llamar a declarar a mis pasajeros. Me enteré de la muerte del juez al otro día. Pero quiero decir que antes había recibido varios llamados de Ema Gómez. Le había atendido el celular en dos o tres oportunidades. Pero a eso de las 15.45 me llamó de nuevo y no la atendí.
- ¿Para qué lo había llamado?
- Al mediodía, me dijo que estaba en la ciudad para retirar un dinero, y que si yo tenía un tiempo, que almorzáramos. Le dije que no podía, que me llamara más tarde. Y cuando lo hizo, le contesté otra vez lo mismo. Así hasta que le pasé el teléfono a un muchacho para que le dijera que no podía atenderla.
- ¿Esas fueron las únicas comunicaciones con ella?
- No. A las 18.40 me llegó un menaje de texto que decía: "hice algo malo". No pensé que era tan grave.
- ¿Usted tuvo algún tipo de relación sentimental con ella?
- Ninguna. Solamente laboral, cuando trabajábamos en el mismo lugar. Eso sí: el fiscal Herrera dejó entrever que esto era un drama pasional. Pero declaré dos veces en Tribunales y jamás me preguntó eso.
- ¿Qué pasó luego de los llamados que usted dice haber recibido de Gómez?
- Después de las 16, recibo cuatro llamados, y me entero a los seis meses que uno de los teléfonos era del juez Aráoz y otro que había sido entregado por la Corte a un funcionario judicial. ¿Quién dejó ese teléfono olvidado allí? Mi hipótesis es que había alguien más en la casa del juez.
- ¿Por qué cree que Gómez lo buscaba con tanta insistencia?
- Sospecho que estaba todo arreglado de parte de ella. Buscaba justificar su aparición en la escena del crimen. Y así fue como dio también con Andrés Faversani. Y necesitaba que fuera un policía porque al juez probablemente lo mataron con su propia arma.
- Usted siempre se mostró preocupado por algunas pruebas que considera importantes...
- Sí, hay un teléfono que nunca fue investigado, y que fue el primer celular que contactó ese día al juez. Además, desde ese celular también se llamó a Ema Gómez. Sin dudas, estuvieron involucrados ella, el hijo del juez y un empleado judicial. Si hasta ese día habían estado organizando un asado...
Temas
Héctor Agustín Aráoz