28 Octubre 2010
"Las luchas de poder no se toman un respiro, ni siquiera frente a la muerte", sostiene la especialista en psicoanálisis Marta Gerez Ambertín. En rigor, la historia política argentina parece estar plagada de situaciones en las que se expone la condición humana. Cuando en 1952 falleció Eva Perón, aparecieron paredes con la leyenda "viva el cáncer"; y cuando en 1974 murió Juan Domingo Perón, el antiperonismo eligió -paradójicamente- un refrán ya existente para expresar su alegría: "muerto el perro, se acabó la rabia".
La noticia sobre el deceso de Néstor Kirchner despertó, a criterio de la experta, la dualidad "amor y odio" de la que habló Sigmund Freud. "Las luchas del poder no duermen nunca, no se acallan ante la muerte de alguien; por el contrario, se exacerban. Uno debería pensar que la muerte de alguien, aún de un enemigo, debería merecer respeto, pero eso es sólo en la teoría. Es lo que Freud dijo siempre: en cada persona está esa dualidad del amor y del odio por el otro. Es parte de la condición humana, no conozco ningún caso en donde la muerte haya frenado esa dualidad", reflexionó.
Alfredo Ygel, presidente del Grupo de Psicoanálisis de Tucumán, también se refirió a esa dualidad. "La de Kirchner no es una muerte cualquiera, sino la de un líder político que despierte amores y odios. Por su condición, atrae hacia sí las pasiones de las masas y, ante la muerte, esas pasiones se despiertan", consideró. "La muerte es algo que ni siquiera queremos nombrar, representa el momento de angustia máxima del hombre. Y frente a eso aparecen estas formas que tiene el ser humano. Me parece que quienes se expresaron o lo toman por la vía del humor, están dando rienda suelta al odio, que lamentablemente está inserto en la vida política del país", expresó.
La noticia sobre el deceso de Néstor Kirchner despertó, a criterio de la experta, la dualidad "amor y odio" de la que habló Sigmund Freud. "Las luchas del poder no duermen nunca, no se acallan ante la muerte de alguien; por el contrario, se exacerban. Uno debería pensar que la muerte de alguien, aún de un enemigo, debería merecer respeto, pero eso es sólo en la teoría. Es lo que Freud dijo siempre: en cada persona está esa dualidad del amor y del odio por el otro. Es parte de la condición humana, no conozco ningún caso en donde la muerte haya frenado esa dualidad", reflexionó.
Alfredo Ygel, presidente del Grupo de Psicoanálisis de Tucumán, también se refirió a esa dualidad. "La de Kirchner no es una muerte cualquiera, sino la de un líder político que despierte amores y odios. Por su condición, atrae hacia sí las pasiones de las masas y, ante la muerte, esas pasiones se despiertan", consideró. "La muerte es algo que ni siquiera queremos nombrar, representa el momento de angustia máxima del hombre. Y frente a eso aparecen estas formas que tiene el ser humano. Me parece que quienes se expresaron o lo toman por la vía del humor, están dando rienda suelta al odio, que lamentablemente está inserto en la vida política del país", expresó.
NOTICIAS RELACIONADAS